¿Se
arriesga el sur de Europa a sufrir una crisis como la de Argentina?
http://online.wsj.com/article/SB10001424127887324787004578493700629358218.html?mod=WSJS_inicio_MiddleTop
Por THOMAS CATAN y MARCUS WALKER
El desempleo en España es de 27%. Los
jóvenes se están yendo de Portugal e Irlanda. Uno de cada cuatro griegos dice
que no tiene suficiente para comer.
Sin embargo,
a pesar de las condiciones típicas de una depresión, Europa no cuenta con un
plan de emergencia para reanimar el empleo. Bajo la receta alemana para salir
de la crisis del euro, los miembros de los alicaídos países del sur de Europa
deben continuar reduciendo su gasto
público y rebajando sus sueldos hasta que vuelvan a ser competitivos. A la
velocidad actual, podrían demorarse más de una década
en completar el proceso, según estudios de Goldman Sachs GS +2.40% .
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Associated
Press
Gente
haciendo fila en una oficina de empleo en Madrid.
Las penurias
que padecen plantean una pregunta:
¿Existe
un punto de quiebre en que los europeos digan "¡basta!"?
Sin lugar a
dudas, los europeos han protestado por las medidas de austeridad. Pero a pesar
de algunos sustos, ningún país ha abandonado el bloque económico. El apoyo a
permanecer dentro de la zona euro sigue siendo alto. Más de 60% de los españoles, griegos, italianos y franceses quieren
conservar el euro, según una encuesta publicada este mes por el Pew Research Center.
Los
detractores del euro que preveían que Grecia saliera arrastrada del bloque
parecen haber subestimado la voluntad de los europeos para soportar años de
adversidad en lugar de jugársela con una salida. Pero las autoridades europeas
que subrayan la estabilidad del sentimiento a favor del euro podrían estar
cometiendo el error opuesto.
La paciencia de los europeos es
grande, pero definitivamente tiene un límite.
Cuando la
gente sienta que no hay luz al final del túnel, "probablemente se empezará
a ver un debate más abierto sobre los costos y beneficios de permanecer dentro
de la moneda única", dijo Simon Tilford, economista jefe del Centro para la
Reforma Europea, un centro de investigación en Londres.
Eso ya ha
pasado antes. Al igual que los países que se incorporaron a la zona euro,
Argentina renunció en los años 90 al control sobre su propia moneda, fijándola
1-a-1 con el dólar.
Eso frenó la
hiperinflación, pero también dio lugar a un exceso de deuda en dólares que hizo
subir los salarios y los costos para las empresas. Igual que el sur de Europa
hoy, Argentina perdió notablemente su competitividad y el peso no podía caer
para incrementar el atractivo de sus bienes en el extranjero.
En aquel
entonces, se pensaba que los argentinos aguantarían cualquier cosa con tal de
poder seguir utilizando el dólar, debido a lo golpeados que estaban tras
décadas de caos político y económico, que incluyeron períodos de inflación de
cuatro dígitos.
"La
devaluación no es una opción en Argentina", dijo un economista del Banco Mundial en aquel
entonces.
"Con un
nivel tan alto de dolarización, una devaluación sería demasiado costosa".
Técnicamente,
Argentina contaba con su propia moneda a la que volver, pero abandonar la
paridad con el dólar era visto como un proyecto
imposible debido a que la mayoría de las deudas y contratos empresariales
estaban en dólares.
Después de tres años de recesión,
parece que los argentinos decidieron en masa que lo siguiente que se les
viniera encima no podría ser peor que la depresión interminable necesaria para
que sus pesos pudieran seguir siendo intercambiables por dólares.
Una húmeda noche en diciembre de
2001, la clase media tomó las calles de Buenos Aires en una explosión de furia. Los disturbios arrasaron el país y
expulsaron al gobierno del poder. Argentina se declaró en cesación de pagos
poco después y abandonó la paridad del peso y el dólar.
¿Cuán
similar es la situación del sur de Europa hoy en día?
La economía argentina se había contraído en torno a 8% en los tres años previos al levantamiento.
Para fines de este año, Italia y Portugal se habrán encogido aproximadamente 8%
desde su máximo;
España
alrededor de 6% y
Grecia más de 23%,
según el Fondo Monetario Internacional.
Las
autoridades que se consuelan con la aparente popularidad del euro deberían
tener en cuenta que los argentinos también apoyaron ampliamente la paridad del
peso y el dólar.
En una encuesta publicada en diciembre de 2001, el mismo mes en que
los argentinos se alzaron en protesta, apenas 14% dijo que el régimen de
divisas tendría que eliminarse; 62%
quería conservarlo.
Es prácticamente la misma
proporción de españoles y griegos que quieren seguir con el euro.
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