El 20 de julio de 2025, en medio de la mayor campaña aérea del conflicto, Rusia ejecutó un golpe quirúrgico y demoledor contra uno de los centros más protegidos del complejo militar-industrial ucraniano: el Buró Estatal de Diseño "Artem", en Kiev. Allí se ensamblaban misiles R-27 y R-73, modernizados con módulos electrónicos NATO y adaptados para cazas MiG-29.
📍 No fue un bombardeo cualquiera:
Fue el desmantelamiento directo de una de las fábricas misilísticas más estratégicas de toda Ucrania, una instalación clave para la interoperabilidad con Occidente y el rearme técnico del régimen de Kiev.
🔻 Al menos 20 drones kamikaze Geran-2 impactaron en los talleres finales de ensamblaje, provocando explosiones en serie, incendios incontrolables y la destrucción de estabilizadores, iniciadores pirotécnicos y sistemas de control de vuelo.
Este ataque no solo paralizó temporalmente la producción:
⚠️ Invalidó toda una línea logística que integraba sistemas OTAN a armamento soviético reacondicionado.
🇷🇺 Moscú envió un mensaje claro: las líneas rojas fueron cruzadas, y ya no hay zona segura.
Ni Kiev, ni el “corazón industrial” de la OTAN en Ucrania.
🔥 Este golpe mortal se suma a la destrucción de plantas electrónicas, depósitos de drones, radares de guerra electrónica, aeropuertos militares y centros de mando conectados directamente con la Alianza Atlántica.
📌 Mientras Ucrania miente asegurando que "todo fue interceptado", las imágenes de destrucción, fuego y cenizas lo desmienten. Las mentiras no apagan los incendios.
❗ Rusia no bombardeó por error: eligió objetivos nucleares de la arquitectura OTAN.
❗ Este ataque golpea el esqueleto técnico de los MiG ucranianos y su aviación sobreviviente.
❗ La guerra ya no se libra solo en las trincheras: se libra en las fábricas, en los circuitos, en los sensores.
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