Momento del lanzamiento del Falcon 9 con la misión Zuma a bordo. Foto: SpaceX / Flickr
Lo conocemos como Zuma o USA 280 por su referencia en el catálogo oficial de objetos en órbita, pero eso es todo. Por no saber, no se conoce ni qué agencia lo opera. Ahora, para añadir más interrogantes a la historia del satélite más enigmático de los últimos tiempos, resulta que se ha perdido.
Estaba previsto que Zuma despegara el pasado 14 de noviembre de 2017, pero el lanzamiento se retrasó hasta el día 7 de enero de este año. Ese domingo, se suponía que el satélite fabricado por la compañía Northrop Grumman comenzaría a operar, pero no fue así.
El cohete Falcon 9 en el que viajaba el dispositivo (a día de hoy ni siquiera sabemos si es un satélite) regresó a tierra con normalidad, pero Zuma no aparece en órbita. Resulta raro que figure en el registro oficial de satélites, pero como explica el experto Jonathan McDowell a Ars Technica eso no significa nada. Pudo haber estado en órbita el tiempo suficiente como para figurar en el registro y luego caer, o seguir allí arriba pero no estar operativo.
Las investigaciones preliminares apuntan a que el dispositivo no logró soltarse con éxito del Falcon 9 y resultó dañado destruido durante la entrada de este en la atmósfera terrestre. Desde Space X insisten en que el lanzamiento y entrega de la carga se realizó con absoluta normalidad y declinan toda responsabilidad en el asunto. De hecho, pueden tener razón. Aunque el cohete es suyo, los datos de misión no muestran errores y el sistema de anclaje de Zuma al Falcon 9 no es obra de Space X, sino de Northrop Grumman. El proveedor aeronáutico del gobierno no ha hecho declaraciones oficiales al respecto.
De momento, la pelota está en el tejado del gobierno estadounidense, pero teniendo en cuenta que todo el proyecto es secreto, es probable que la investigación de lo sucedido se trate también como información clasificada. ¿Qué ha podido pasar con el satélite más misterioso de 2017? Se admiten todo tipo de teorías. [vía Ars Technica]