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miércoles, 31 de agosto de 2016

Es inevitable una devaluación del dólar de entre 4 % y 6 % después de la reunión del G 20 y de la incorporación del yuan chino al FMI como divisa , pero antes de fin de año . La deuda total del país se ha elevado del 274% de su producto interno bruto hace un año a 298% ahora,.// Por Carolyn Cui en Nueva York y Lingling Wei en Beijing encontrado en el WSJ


 Es inevitable una devaluación del dólar de entre 4 % y 6  % después de la reunión del G 20 y de la incorporación del yuan  chino al FMI como divisa ,  pero antes de fin de año .  La deuda total del país se ha elevado del 274% de su producto interno bruto hace un año a 298% ahora,

Pese a la tranquilidad del yuan, crecen las preocupaciones por China


http://lat.wsj.com/articles/SB11624205393132654173004582286002619360474?tesla=y


El aumento del estímulo y una mejor comunicación del banco central han calmado a la moneda, pero siguen faltando medidas claves para la salud económica de la nación asiática.





PHOTO: FRED DUFOUR/AGENCE FRANCE-PRESSE/GETTY IMAGES




Por
Carolyn Cui en Nueva York y

 Lingling Wei en Beijing


miércoles, 31 de agosto de 2016 19:53 EDT

La calma de la moneda china está haciendo que algunos inversionistas se pongan nerviosos.

Dos veces en el último año, la caída repentina en el valor del yuan sacudió a los mercados mundiales, generando la preocupación de que una caída más profunda estaba a la vuelta de la esquina en tanto que los funcionarios chinos, tras años de crecimiento alimentado por deuda, trataban de orquestar un “aterrizaje suave” de la economía.


Desde entonces, el Banco Popular de China ha calmado las aguas mediante una mejora de las comunicaciones y el gobierno, en un intento por estabilizar el crecimiento, aumentó el estímulo. Al mismo tiempo, la decisión de la Reserva Federal de retrasar los aumentos de las tasas de interés en EE.UU. ha mantenido a raya el valor del dólar, aliviando así en parte la presión sobre el yuan.



Sin embargo, y repitiendo el refrán conocido por inversionistas de todo el mundo, los analistas están ahora preocupados de que el estímulo por sí solo no sea suficiente para poner de nuevo en marcha el crecimiento de China y para sostener indefinidamente al yuan.

Los indicadores fundamentales de la salud económica de China siguen deteriorándose, una señal para los escépticos de que el yuan sigue estando sobrevaluado y un recordatorio de los desafíos que enfrenta la segunda mayor economía del mundo.



“China ha hecho un buen trabajo anclando las expectativas del mercado y usando de todas las herramientas [disponibles] para estabilizar la economía, pero no ha solucionado los problemas subyacentes”, dijo David Loevinger, director gerente de TCW Group, que tiene US$194,600 millones de activos bajo gestión.

Desde la devaluación de agosto de 2015, el yuan se ha depreciado 6,9% frente al dólar, menos que la libra esterlina y el peso mexicano. Después de perder alrededor de US$800.000 millones de reservas, China ha logrado recientemente frenar la fuga de capitales.


Pero la estabilidad llegó “a costa del retraso de las reformas”, dijo Hung Tran, director ejecutivo del Instituto de Finanzas Internacionales. Para sostener el crecimiento, China ha postergado la reestructuración de sus empresas estatales, muchas de las cuales se ven afectadas por un exceso de capacidad y por la mala calidad de su deuda.

En junio y julio, la inversión privada en activos fijos cayó respecto de igual período del año anterior. Es la primera vez que esto ocurre en China por lo menos desde 2012.

Se trata de “un signo de pérdida de confianza empresarial (…) la gente está preocupada porque agregar más crédito ya no es eficiente”, dijo Claire Dissaux, economista de Millennium Global Investments Ltd.

Este retroceso refleja en parte los costos de la rápida acumulación de deuda que tuvo lugar en China desde la crisis financiera global.

La deuda total del país se ha elevado del 274% de su producto interno bruto hace un año a 298% ahora, según el IIF. El rápido aumento de la deuda tiende a estar asociado con la desaceleración del crecimiento debido a que aumentan los riesgos de una mala asignación de capital y de la cesación de pagos.




Abundan las señales de que tanto los consumidores como las empresas de China se están preparando para una mayor devaluación.

Algunos exportadores han estado acumulando dólares y mantienen sus ganancias en el extranjero, una medida que según los analistas podría limitar la afluencia de moneda extranjera y dejar a los bancos cortos de fondos para prestar.

Fuera del país, los inversionistas son reticentes a invertir su dinero en bonos chinos y en otros activos denominados en yuanes a pesar de los esfuerzos del gobierno para atraer capital extranjero. Los bonos del gobierno chino cuentan con rendimientos mucho más altos que sus homólogos occidentales.



“La depreciación sigue siendo una gran preocupación para mucha gente”, dijo Larry Hu, economista para China de Macquarie Securities, un banco de inversión con sede en Sydney.


En los últimos meses, los movimientos del tipo de cambio en China han estado marcados en gran medida por el dólar. Cuando el dólar está débil, el Banco Popular de China ancla el yuan con la divisa estadounidense y la deja caer contra un grupo más amplio de monedas que incluye el euro, el yen, y el mismo dólar.

Pero cuando éste se aprecia, el banco central chino permite que el yuan se siga debilitando contra él, mientras se mantiene prácticamente estable respecto de la canasta. Este año, el dólar se ha debilitado más de lo que se ha fortalecido, lo que resulta en un yuan más débil frente a la canasta que frente al dólar.


Muchos dentro de China creen que se debería permitir que el yuan caiga más para acompañar la desaceleración de la economía, pero el banco central ha cuidado que esas depreciaciones sean lo suficientemente graduales como para no acelerar la salida de capitales.


Ya hay indicios de que las salidas de capital, que se habían suavizado a comienzos de año, están acelerándose de nuevo, en medio del debilitamiento del yuan. US$55.000 millones netos abandonaron China en julio, según Goldman Sachs Group Inc., en comparación con un estimado de US$49.000 millones del mes anterior.


El desafío de Beijing es cómo seguir quitando un poco de aire al yuan sin provocar excesivas salidas de capital y desestabilizar el mercado.

Dissaux cree que el mercado está subestimando el riesgo de depreciación del yuan frente al dólar. Los inversionistas en el mercado de yuanes esperan ahora que este se debilite 2% durante los próximos 12 meses, frente al 7% que estimaban a principios de año.


Los estrategas de Bank of America Merrill Lynch dicen en una nota reciente que el yuan sigue siendo vulnerable a la renovada fuga de capitales.







Sin embargo, aun los escépticos concuerdan en que el momento de un cambio en el mercado sigue siendo difícil de predecir.

“Los chinos van a hacer todo en [su] poder para mantener la estabilidad interna y externa” en el período previo a la cumbre del G-20 a principios de septiembre y a la incorporación del yuan a la canasta oficial de monedas de reserva del Fondo Monetario Internacional en octubre, dijo Eswar Prasad, ex funcionario de China en el FMI.
“Es improbable que China misma sea una fuente de inestabilidad al menos durante los próximos tres a cuatro meses”.

La verdadera prueba para el yuan y para la política cambiara de Beijing llegará cuando el mercado empiece a descontar aumentos más agresivos de las tasas de interés de la Fed y el dólar reanude su marcha ascendente, dicen los inversionistas.

Altos funcionarios chinos han prometido en repetidas ocasiones mantener la estabilidad del yuan y no hacer devaluaciones que beneficien a China en detrimento de sus socios. Muchos dicen que es probable que China repita estos compromisos el mes que viene, cuando los líderes del Grupo de los 20 se reúnan en Hangzhou, una ciudad del oriente de China, para una cumbre.

“En teoría, una depreciación [del yuan] debería beneficiar a las exportaciones”, dijo un alto funcionario chino. “Pero no es una buena idea”, en parte porque el gobierno se ha comprometido a reequilibrar la economía apartándose de las industrias de exportación y orientándose hacia las empresas de bienes de consumo.


Cualquier cambio en la postura de los inversionistas hacia China tendrá probablemente un impacto profundo en los mercados financieros internacionales. En un nuevo informe titulado “Lo que puede afectar a la ‘calma china’”,” analistas de UBS Group AG dicen que una mayor presión devaluatoria sobre el yuan podría generar “una mayor aversión global al riesgo de los inversionistas”.

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