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miércoles, 11 de mayo de 2016

El Califato de Iraq y la Gran Siria protege a los ingenieros rusos que bombean petróleo y gas para el régimen de Assad (que es su principal cliente del califato ) , con el visto bueno de Rusia y la mirada atenta de Putin, y las tribulaciones de EEUU según un Informe del Wall Street Journal (si el 90% de la electricidad de Siria es generada con el consentimiento del Califato entonces se diría que son socios comerciales ) ¿Por qué no llaman para contratos de empleo a los ingenieros venezolanos que están desempleados en EEUU o Canadá? Otra idea que se me ocurre para terminar la corrupción en PDVSA , Petrobras y Pemex es que lo gestione el Califato; así al primero que robe una gota de petróleo ¡zas! le cortan la cabeza ..//Jay Solomon y Benoit Faucon

El Califato de Iraq y la Gran Siria protege a los ingenieros rusos que bombean petróleo y gas para el régimen de Assad (que es su principal cliente del Califato ) , con el visto bueno de Rusia y la mirada atenta de Putin, y las  tribulaciones de EEUU , según un Informe del Wall Street Journal (si el 90% de la electricidad de Siria es generada con el consentimiento del Califato, entonces se diría que son socios comerciales ) ¿Por qué no llaman para contratos de empleo a los ingenieros venezolanos que están desempleados en EEUU o Canadá? Otra idea que se me ocurre para terminar la corrupción en PDVSA , Petrobras y Pemex es que lo gestione el Califato; así ,al primero que robe una gota de petróleo ¡zas! le cortan la cabeza .

Los lazos de un ejecutivo energético con Estado Islámico

http://lat.wsj.com/articles/SB11985417870832073416704582058744022360990?tesla=y


La planta de gas natural Ebla, cerca a la ciudad de Homs en Siria.


La planta de gas natural Ebla, cerca a la ciudad de Homs en Siria. PHOTO: KHALED AL HARIRI/REUTERS

Jay Solomon y

Benoit Faucon

miércoles, 11 de mayo de 2016 0:02 EDT


En Siria, George Haswani se considera un patriota. En Occidente, es un hombre con orden de captura.


Haswani es acusado por los servicios de inteligencia occidentales de ser un intermediario entre Estado Islámico y el gobierno sirio, el mayor cliente del grupo terrorista.

Estado Islámico controla gran parte de la infraestructura energética de Siria y vende petróleo y gas natural robado a precios de descuento al régimen contra el cual combate.

Nota del autor del blog: en realidad el califato combate a otros insurgentes creo

El empresario de 69 años dice que se limita a hacer su parte para que su país no descienda a la edad de las tinieblas puesto que la electricidad del país depende del combustible controlado en su mayor parte por los terroristas. Para las monjas sirias que ayudó a liberar de sus captores extremistas, Haswani es un héroe.


Estados Unidos y la Unión Europea, en cambio, han congelado los activos de Haswani, que tiene nacionalidad siria y rusa, en sus respectivos territorios tras acusarlo de actuar como intermediario en los envíos de petróleo desde Estado Islámico al gobierno del presidente Bashar al-Asad.


“Hemos declarado al mundo… que vamos tras él”, dijo Amos Hochstein, enviado especial del Departamento de Estado quien supervisa la campaña estadounidense para desmantelar los negocios de energía de Estado Islámico.


El papel interpretado por hombres como Haswani es una de las razones por las cuales Estado Islámico ha logrado seguir financiándose a pesar de los ataques los ataques militares liderados por EE.UU. y el derrumbe de los precios del petróleo.

Las ganancias del grupo procedentes del negocio energético han llegado a caer a la mitad en los últimos doce meses, según funcionarios, pero las ventas representan una parte significativa de sus ingresos totales que oscilarían entre US$1.000 millones y US$2.000 millones al año, según estimaciones. Las cifras incluyen las ventas al gobierno de Asad.


Sus estrechos vínculos con Rusia han protegido a Haswani.
 El empresario se alió hace años con uno de los hombres más cercanos al presidente Vladimir Putin para formar una instalación de gas en la región siria de Tuweinan que llamó la atención del gobierno de Barack Obama.


Fuentes estadounidenses señalan que la alianza militar y económica de Moscú con Damasco dejan en claro que Rusia está al tanto de los negocios entre el régimen de Asad y Estado Islámico.

 George Haswani

George Haswani PHOTO: ASSOCIATED PRESS


“¿Cómo no podrían saberlo?” pregunta un alto funcionario estadounidense versado en las ventas de energía de Estado Islámico. “Haswani es el intermediario en los acuerdos e ISIS se beneficia”.


El empresario niega cualquier irregularidad y ha apelado las sanciones. El gobierno sirio también desmiente cualquier relación de negocios con Estado Islámico. Dmitry Peskov, un portavoz del Kremlin, indicó que las acusaciones de que Rusia ha estado envuelta en las ventas de petróleo y gas de Estado Islámico son un “disparate”.


Los trabajadores de la planta de gas Tuweinan, entre los que según EE.UU. y la UE figuran ingenieros rusos, reciben órdenes principalmente de los combatientes de Estado Islámico, dijo Haswani en una entrevista telefónica con The Wall Street Journal. “ISIS les dice: hagan esto acá y lleven esto allá”, manifestó. Agregó que los empleados no tienen más alternativa que cumplir las instrucciones.


Haswani construyó la planta gasífera de Tuweinan en sociedad con una empresa perteneciente a Gennady Timchenko, un empresario ruso y parte del círculo más cercano de Putin.
 OAO Stroytransgaz, la empresa de Timchenko, ha provisto ingenieros rusos para el proyecto durante la última década, dijo la propia empresa.

Haswani indicó que su negocio energético ha sido víctima de la guerra civil siria que ya cumple cinco años. La mayoría de las plantas de gas en manos del gobierno, incluyendo una construida por la estadounidense ConocoPhillips, están en territorio controlado por Estado Islámico, aseveró.

El empresario presentó una historia del proyecto gasífero en una carta de cinco páginas enviada hace un año a Counter Extremism Project, una organización no gubernamental de Nueva York, que promueve los esfuerzos internacionales para combatir la militancia islámica. El presidente ejecutivo de la ONG, el ex diplomático estadounidense Mark Wallace, respondió la misiva en marzo y preguntó por el presunto rol de Haswani en el financiamiento de Estado Islámico.


El empresario replicó que la guerra civil siria dejó a la planta de gas de Tuweinan a sus empleados bajo una amenaza constante.
El área, al noreste de la ciudad de Homs,
fue primero controlada por los rebeldes moderados del Ejército Libre Sirio,
luego por los combatientes radicales del Frente Al-Nusra y
posteriormente por Estado Islámico.


Los gerentes de la planta de gas pagaron por contar con la protección del grupo que en ese momento controlaba la zona, agregó. “Nos fue bien mediante arreglos financieros”, expresó.

Haswani caracterizó su trabajo para lograr que la planta siguiera operando como un servicio a la nación al ofrecer “electricidad a todo el espectro del pueblo sirio”. No obstante, describió lo que parece ser una empresa conjunta con Estado Islámico, que opera su propio ministerio de recursos naturales.



Los empleados de la planta deben seguir el tipo de Islam sunita del grupo fundamentalista, indicó Haswani. Algunos han recibido latigazos tras ser acusados de no cumplir mandatos religiosos, como la prohibición de fumar.



Las relaciones comerciales entre el gobierno de Asad y Estado Islámico no se limitan a las operaciones de Haswani, señalan ejecutivos sirios de energía y analistas de Medio Oriente.

La mayor instalación de producción de gas en la provincia de Deir ez-Zor, que fue construida por ConocoPhillips en los años 90, es controlada por Estado Islámico, al igual que la planta gasífera de Al-Jbessa en la provincia de Hasaka.


Siria depende del gas natural, gran parte del cual proviene de las instalaciones en manos de Estado Islámico, para generar el 90% de su electricidad.

Las fuerzas de la coalición bombardearon por primera vez en marzo una planta de procesamiento de gas en territorio controlado por Estado Islámico, dicen fuentes estadounidenses.

La instalación, conocida como Tabiyyah, era parte del ex complejo de ConocoPhillips, según miembros de la oposición siria. “Fue un revés estratégico”, dijo Hochstein.


El ataque formó parte de una operación del Pentágono llamada “Marea II” iniciada en octubre contra instalaciones de energía en el norte y el noreste de Siria, además de atacar a quienes conducen camiones con combustible desde territorio de Estado Islámico a compradores en Turquía, Irak y las regiones de Siria controladas por el gobierno, señalan fuentes estadounidenses.


El gobierno estadounidense ha señalado que la operación militar ha reducido los ingresos de Estado Islámico.

Mientras tanto, el Departamento del Tesoro está intensificando sus esfuerzos para bloquear la capacidad del gobierno de Putin y de los ciudadanos rusos de ayudar al régimen de Asad a evadir sanciones y financiar la guerra.


EE.UU. colocó en una lista negra a fines de noviembre a una media decena de empresas y ciudadanos rusos, entre quienes figuraban Haswani y su compañía, HESCO Engineering and Construction Co, a quienes acusó de hacer negocios a nombre del gobierno sirio. El Departamento del Tesoro estadounidense también nombró una red de bancos y empresarios vinculados al Kremlin en Chipre a quienes acusa de hacer transacciones de cambios de divisas a nombre del banco central de Siria.

Haswani y el Kremlin, sin embargo, no muestran señales de ceder.


El presidente del gigante energético Gazprom, Alexei Miller, se reunió en febrero con el embajador de Siria en Rusia para analizar futuros proyectos de colaboración, según medios estatales de ambos países.


La empresa de Haswani, que tiene oficinas en Damasco, Moscú y Londres, formó una sociedad con Timchenko y Strytransgaz en los años 90, cuando las empresas rusas de energía se empezaron a internacionalizar, según ejecutivos de HESCO.


Las empresas realizaron proyectos energéticos en Emiratos Árabes Unidos, Argelia y Sudán, según Haswani y ejecutivos de la compañía. La estatal Syria Gas Co. adjudicó un contrato en 2007 para que las empresas construyeran la planta de gas de Tuweinan.


Haswani entabló una demanda contra la UE para que su nombre sea eliminado de las sanciones y culpado al presidente turco Recep Tayyip Erdogan de contrabandear petróleo de Estado Islámico. El mandatario ha negado las acusaciones.


Hace dos años Haswani negoció a nombre del régimen sirio la liberación de más de una decena de monjas ortodoxas griegas que habían sido secuestradas por el Frente Al-Nusra, un grupo insurgente vinculado a al Qaeda.

“George Haswani proveyó de todo a todos”, dijo la madre Angnes-Mariam, líder del monasterio griego ortodoxo en Siria que participó en las negociaciones.



“En el estatus quo de Siria”, escribió Haswani en su carta enviada a la ONG Counter Extremism Project el año pasado, “la comunicación con los grupos terroristas se produce por razones nobles”.

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