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miércoles, 25 de mayo de 2016

Cómo China abortó la liberalización del yuan para favorecer a las empresas estatales (un a nalsis sobre el rumbo que tomara el Yuan) //por Lingling Wei encontrado en el WSJ

Cómo China abortó la liberalización del yuan para favorecer a las empresas estatales

http://lat.wsj.com/articles/SB11402597840229114243804582087062126029138?tesla=y


Currencies usually rise and fall based on market forces. China's government said it would loosen its hold on the yuan last August, instead of its traditional policy of setting the currency's value. It hasn't worked out so well. Photo Illustration: Andrea Liang/The Wall Street Journal


Por LINGLING WEI

martes, 24 de mayo de 2016 20:22 EDT

BEIJING—En una reunión a puerta cerrada en marzo, algunos de los economistas y banqueros más prominentes de China fueron directo al grano y le pidieron al Banco Popular de China que dejara de luchar contra los mercados y permitiera una devaluación del yuan.

Fue en vano. “La tarea principal es mantener la estabilidad”, respondió un representante del banco central, según las minutas de la reunión a las que tuvo acceso The Wall Street Journal.

El encuentro dejó pocas dudas de que los máximos líderes chinos habían perdido interés en llevar adelante el importante cambio de política anunciado sorpresivamente nueve meses antes. El Banco Popular de China reveló en agosto de 2015 que dejaría que el mercado tuviera una mayor incidencia en el valor del yuan, un paso significativo en la liberalización de la segunda economía del mundo.

La realidad, sin embargo, es que la tasa de cambio del yuan está nuevamente bajo estricto control gubernamental, según las minutas de las reuniones que detallan las deliberaciones en privado, además de entrevistas con funcionarios chinos y asesores que hablaron con The Wall Street Journal sobre la política cambiaria del país.

El banco central abandonó el mecanismo de mercado en una reunión a puerta cerrada el 4 de enero, dijeron personas cercanas. La entidad no ha divulgado el cambio, pero, en esencia, ha reanudado la vieja práctica de ajustar la cotización diaria de la divisa según los designios de Beijing.

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El cambio de parecer es un signo del creciente recelo de las autoridades acerca de la fuga de capitales, un problema impulsado por la desaceleración de la economía. Por ahora, creen que los beneficios de liberalizar el yuan son superados por las amenazas. El banco central enfatiza que la estabilidad del yuan beneficia también a los socios comerciales de China, a quienes les preocupa que el debilitamiento de la moneda propulse las exportaciones chinas a expensas de las de otros países.

La liberalización del yuan, el mayor cambio de la política monetaria china en una década, tenía como objetivo dar más poder a los consumidores y revitalizar la economía. La reacción adversa de los mercados mundiales y de los propios chinos, que se apresuraron para sacar su dinero del país, fue tan perturbadora que lo máximos líderes, encabezados por el presidente Xi Jinping, comenzaron a tener dudas.

En un cónclave de altos dirigentes del Partido Comunista realizado en diciembre, Xi llamó a los mercados y el sistema regulatorio chino “inmaduros” y agregó que “la mayoría” de los dirigentes del partido no había hecho lo suficiente para orientar la economía hacia un crecimiento más sostenible, dicen asistentes al encuentro.

A los oídos del banco central, había sólo una interpretación: había que pisar el freno.

Yi Gang, uno de los vicegobernadores del organismo, indicó en abril en una visita a Washington que “el mercado sigue siendo el factor número uno” para determinar el valor del yuan.

Sin embargo, la realidad es distinta, señalan fuentes cercanas. El Banco Popular de China administra la cotización del yuan alternando entre fijar un valor frente al dólar y a una canasta de monedas. La oficina de prensa de la entidad no respondió a solicitudes de comentarios.

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Beijing organizó este mes lo que parecía ser una campaña publicitaria dirigida a reafirmar sus intenciones de reformar la economía manteniendo la estabilidad del yuan. Esto ocurrió después de que una ola de crédito ayudó a expandir el Producto Interno Bruto en 6,7% en el primer trimestre, el menor crecimiento en siete años. Gran parte del US$1 billón en nuevos préstamos fue a parar al mercado de la vivienda, generando dudas sobre la sostenibilidad de una expansión basada en el endeudamiento y la voluntad de los líderes para reestructurar la economía.

El Diario del Pueblo, portavoz del Partido Comunista, advirtió el 9 de mayo un extenso artículo contra el retorno a las viejas formas de estimular el crecimiento.

Personas al tanto dicen que los principales asesores económicos de Xi ordenaron la publicación del artículo, que también hizo hincapié en la necesidad de mantener el yuan “básicamente estable”. La oficina de información del Consejo de Estado de China no respondió a solicitudes de comentarios.

Xi, de 62 años, asumió el poder a fines de 2012 y se ha establecido como el líder más poderoso del país en décadas.

La política económica china estuvo durante mucho tiempo bajo el control del primer ministro. Eso cambió con la llegada de Xi, quien concentró poderes bajo su mando. Para su consternación, las reformas económicas que ha pedido no han sido realizadas de manera efectiva por el gobierno encabezado por el primer ministro, Li Keqiang, dicen fuentes cercanas a Xi.

Los partidarios de Li dicen que el primer ministro está en una posición difícil puesto que una de sus responsabilidades es alcanzar las metas de crecimiento de Xi. Agregan que para cumplir tales objetivos, el gobierno tiene que dar marcha atrás con los cierres de fábricas y retrasar la liberalización de flujos de capital y otras modificaciones.

La preferencia por la estabilidad en lugar del cambio en la política cambiaria refleja los reacomodamientos de los funcionarios de cara a la reorganización de la cúpula del partido el año que viene, cuando deben renovarse la mayoría de los siete miembros del Comité Permanente del Politburó. “Nadie quiere cometer errores en este momento”, reveló un alto funcionario del Partido Comunista.

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PHOTO: KIM KYUNG-HOON/REUTERS
La marcha atrás en la liberalización del yuan deja al banco central en la difícil posición de tener que continuar la batalla contra la presión a la baja de la moneda, también conocida como renminbi. Desde fin de abril, la cotización del yuan ha caído durante tres semanas consecutivas.

La estabilidad de la moneda se produce a expensas de las reservas de divisas y limita la capacidad del banco central para proteger la economía.

Las reservas de China en moneda extranjera rondaron los US$3,22 billones en abril, frente a los casi US$4 billones de junio de 2014. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos estima que Beijing vendió más de US$480.000 millones de sus reservas para apuntalar el yuan entre agosto del año pasado y marzo.

La fuga de capitales de China, tanto de empresas como de particulares, cayó de más de US$100.000 millones en diciembre y enero a US$28.000 millones en abril, según las estimaciones de UBS Group AG. Para desalentar las salidas de divisas, las autoridades chinas han intensificado los controles.

“Las presiones de depreciación subyacentes siguen sin resolverse, debido a que la reestructuración y la reforma hasta ahora han avanzado a trompicones”, dice Harrison Hu, economista para China de Royal Bank of Scotland. “Esto deja abierto el riesgo de sacudidas en los mercados financieros”.

La política cambiaria ha sido uno de los problemas económicos de mayor carga política de China. Entre quienes presionan al banco central para permitir que el mercado devalúe el yuan, como indicó en agosto la propia entidad, figuran el Ministerio de Comercio, que busca ayudar a los exportadores con una moneda más débil.

Los exportadores han encontrado aliados entre los economistas del centro de estudios estatal Academia China de Ciencias Sociales, quienes argumentan que el yuan se ha sobrevaluado conforme el enfriamiento económico hace salir capitales del país.

En el bando contrario están las gigantescas empresas estatales, que, en general, están preparadas para hacer frente a los vaivenes del mercado y poseen grandes cantidades de deuda denominada en dólares. Debido a ello, prefieren que el yuan esté lo más cerca posible del dólar.

El Banco Popular de China ha defendido la liberalización del yuan como una manera de inyectar mayor disciplina en la economía. En última instancia, la institución responde a Xi, que cuando tomó el poder se comprometió a dar a las fuerzas del mercado un papel “decisivo” en la economía.

El mandatario chino se propuso como tarea hacer el yuan más viable a nivel internacional, y una de sus principales prioridades económicas para 2015 era conseguir que el Fondo Monetario Internacional incluyera el yuan en su canasta de monedas de reserva.

Lograr ese objetivo permitiría mostrar la creciente influencia económica de China, que representa cerca de 15% de la producción mundial, casi el triple que hace una década.

El año pasado, Zhou Xiaochuan, que ha sido durante mucho tiempo el gobernador del banco central de China y que es un defensor de las políticas de mercado, vio una oportunidad para matar dos pájaros de un tiro: conceder al mercado un rol más preponderante en la cotización del yuan —una condición que exige el FMI— y descomprimir las presiones sobre la moneda.

Mantener al yuan cerca del dólar se había vuelto una labor cada vez más costosa para el Banco Popular de China. “Es el momento de cambiar la política cambiaria”, dijo Zhou en marzo de 2015.

El Banco Popular de China anunció en agosto pasado que fijaría la cotización diaria del yuan basado en el cierre del mercado del día anterior. Hasta entonces, el valor había sido determinado enteramente por el banco central. La entidad acompañó la medida con una devaluación de casi 2%.

Los detalles del anuncio brillaban por su ausencia. Los inversionistas interpretaron el cambio como un indicio de que la economía estaba tan maltrecha que el banco central estaba tomando medidas extraordinarias para ayudar a los exportadores. El yuan se desplomó y países como Kazajistán, Vietnam y Pakistán devaluaron rápidamente sus divisas.

La reacción de pánico en los mercados perturbó a los líderes chinos. Dentro de 48 horas, un grupo encargado de asuntos económicos, encabezado por Xi, dio instrucciones al banco central para estabilizar el yuan. El organismo no tuvo más remedio que recurrir a reservas de divisas.

Mientras los primeros vientos de otoño disipaban el calor del verano en Beijing, la temperatura también se elevaba en la parte sur del complejo amurallado de Zhongnanhai, donde trabaja Xi. El líder no estaba conforme.

El intento de hacer que el yuan reflejara con más fidelidad las fuerzas del mercado, descrito por un funcionario como una “ depreciación disfrazada de reforma”, se estaba convirtiendo en una de las principales causas de incertidumbre en el mercado y de las salidas de capital.

Las acciones chinas cayeron casi 25% en las dos semanas transcurridas después del anuncio y las reservas de divisas cayeron en US$93.900 millones en agosto.

En noviembre, el FMI dio el visto bueno a la inclusión del yuan entre las monedas de reserva. Entre los líderes chinos imperaba una sensación de “misión cumplida” y el compromiso del banco central con el nuevo mecanismo comenzó a vacilar, según personas cercanas al organismo.

En la conferencia económica de fin de año que el Partido Comunista realiza en diciembre, Xi reconoció que las turbulencias en los mercados financieros de China lo habían hecho pensar dos veces antes de apresurarse con las reformas, de acuerdo con fuentes al tanto de la reunión.

Xi mencionó la necesidad de protegerse contra los riesgos y dijo que la posición internacional de China depende de “si podemos cuidar bien nuestra propia casa”. Unas dos semanas después, el banco central dejó de lado el mecanismo de mercado.

Eswar Prasad, experto en China de la Universidad de Cornell y ex representante del FMI en China, sostiene el “enfoque desigual y aleatorio para flexibilizar el tipo de cambio resalta las tensiones entre el deseo del gobierno de liberalizar los mercados y su tendencia a ignorarlos cuando que no producen los resultados que pretende”.

La poderosa Comisión de Supervisión y Administración de Activos Estatales desempeñó un papel decisivo para convencer a los líderes chinos de que era mejor dar marcha atrás. Mientras más caiga el yuan, argumentaron, más cara será la carga de deuda de las empresas estatales.

Una depreciación de 3% del yuan, por ejemplo, podría añadir US$25.600 millones al pago de intereses anuales de las empresas chinas con deudas en dólares, según las estimaciones de BNP Paribas.
“La política de tipo de cambio está siendo secuestrada por las empresas estatales, cuyas palabras tienen mucho peso con el liderazgo”, dijo un funcionario cercano a la agencia estatal. Entre las empresas con una alta exposición a deuda en dólares están las tres aerolíneas nacionales de China y su mayor naviera, China Cosco Holdings Co.
El alza del dólar en las últimas semanas ha reanudado la presión para estabilizar el yuan. La moneda china ha cedido 0,9% desde fin de abril, borrando la ganancia de 1% de los dos meses anteriores.

Algunos funcionarios del banco central expresaron su frustración a fines de febrero por dejar de lado la liberalización del yuan ante la presión de las compañías estatales. Los comentarios se hicieron durante una reunión en Shanghai con economistas, banqueros y representantes de empresas públicas y privadas.

El banco central volvió a defender las intervenciones durante la reunión a puerta cerrada de marzo, diciendo que los ciudadanos chinos podrían cambiar yuanes por divisas extranjeras si su valor cae demasiado.

El director de una de las corredoras bursátiles más grandes de China expresó su consternación por el énfasis exclusivo en la estabilidad. El economista jefe de uno de los principales bancos de China preguntó por qué el Banco Popular de China había actuado tan rápido para apuntalar el yuan. Una moneda sobrevaluada podría lastrar aún más a la economía al obligar a los fabricantes a reducir los precios y los salarios, sostuvo.

“Si estamos empeñados en la estabilización del yuan por encima de lo que realmente vale, ¿cómo afectará a la economía?”, preguntó.


Las frustraciones pusieron al banco central a la defensiva. “Los comentarios de todos ustedes son correctos”, dijo un funcionario. Al menos por ahora, agregó, la influencia del mercado sobre el yuan será decidida por Beijing.

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