Se
acabó la fiesta de los emergentes
http://economia.elpais.com/economia/2013/08/30/actualidad/1377878221_181636.html
El fin del
dinero barato devalúa las divisas y frena el empuje de las economías en
desarrollo
ALEJANDRO REBOSSIO 30 AGO 2013 - 17:57 CET230
Una mujer
pasea ante un mural de protestas en Sao Paulo (Brasil). / NACHO DOCE (REUTERS)
Se acabó la
fiesta de los mercados emergentes.
Las
economías de los países en desarrollo se han ralentizado tras la espectacular
recuperación de la crisis mundial de 2008/2009 y
ya crecen por debajo de lo previsto a principios de año.
Muchas
de ellas han sufrido fuertes devaluaciones de sus divisas en los últimos tres
meses y sus mercados de valores están cayendo con fuerza.
Menos
crecimiento y más inflación no es precisamente la combinación ideal para unos
países con unas clases medias aún en proceso de consolidación y en los que la
pobreza todavía afecta a centenares de millones de personas.
Tampoco son buenas noticias para las
empresas españolas,
que en los últimos años han cosechado
grandes beneficios en América Latina y que ahora verán cómo sus filiales
ganan menos euros ante la depreciación de las monedas locales.
Aunque el
fin de fiesta no significa necesariamente el inicio de un entierro, el hecho es
que el panorama se ha deteriorado.
El cercano fin de los estímulos monetarios de
EE UU, la desaceleración de China, India y Brasil y
un eventual agravamiento de la guerra siria lo
han enturbiado todo.
Los capitales especulativos se
refugian en la deuda de EE UU
En Latinoamérica, la principal economía y la que más
capital extranjero ha atraído en lo que va de siglo, Brasil,
ha visto cómo el dólar ha subido un 15% desde
principios de año.
Una
depreciación similar padece el peso argentino en
el mercado oficial, que está restringido a exportadores e importadores. Pero en
la plaza ilegal, adonde concurren los ahorradores que quieren hacerse con
divisas, la moneda norteamericana cuesta hasta un 70%
más cara que en la legal.
En
Asia, el dólar solo ha
caído frente al yuan chino un 1,8%.
Pero varios
países están sufriendo devaluaciones.
La
moneda estadounidense se ha apreciado el 22% frente a la rupia india y el 15% ante
la rupia indonesia.
Las
depreciaciones también se extienden a:
Rusia (el dólar subió el 8,9% frente
al rublo),
Turquía
(14,1% contra la lira) .
y
Sudáfrica (22,5% ante el
rand).
Lo que
sucede es que los capitales especulativos están saliendo de los mercados
emergentes y regresando a EE UU, en concreto a los bonos del Tesoro a 10 años, que han mejorado notablemente su
rendimiento. ¿Motivo?
La Reserva
Federal lleva semanas dando señales de que acabará con su política de
relajación monetaria —la llamada
flexibilización cuantitativa— porque considera que la economía de EE UU
está recuperándose y que se acerca la hora de retirar los estímulos. Incluso podría llegar a subir los tipos de interés
a finales de año, con lo que se acabaría el dólar barato de los últimos
cinco años.
Las
devaluaciones de las divisas han llevado a varios bancos centrales a subir en
la última semana sus tipos de interés de referencia, entre ellos, los de Brasil e Indonesia, con lo que también se
acaba el ciclo de dinero barato en esos países.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha dicho que su país cuenta con “munición” para
frenar la depreciación del real, en alusión a los 60.000
millones de dólares de los que dispone el Banco
Central para ese fin.
Claro que
algunos analistas consideran que la Fed debería pensárselo mejor antes de
retirar los estímulos.
Solo la
insinuación de que está dispuesta a hacerlo ya está afectando a unos mercados
emergentes que con el tiempo se han convertido
en casi la mitad de la economía mundial y cuyo desempeño también impacta en
las exportaciones de EE UU.
La era del dinero barato ha impulsado el
crecimiento de los países en desarrollo y ha atraído hacia ellos capitales
especulativos que huían de los bajos rendimientos en EE UU y buscaban mayores
beneficios.
Además,
Gobiernos y empresas de países emergentes se han financiado durante años a
tipos de interés muy bajos y en dólares estadounidenses.
Los ciclos de dólar barato suelen coincidir
con los de materias primas caras.
Los productos básicos,
principales exportaciones de Sudamérica, cotizan en moneda estadounidense y
suelen encarecerse cuando esta se abarata.
Además, en
lo que va de siglo han subido de precio por la creciente demanda de China.
Las altas
cotizaciones de las materias primas, que batieron marcas históricas en el caso
de los minerales y se recuperaron de niveles bajos en el de los alimentos, beneficiaron a Sudamérica, Rusia o
Sudáfrica.
El cambio de política monetaria de EE UU, que también lleva a
que los capitales especulativos abandonen los mercados de productos básicos,
pero sobre todo la desaceleración de la economía china, están provocando
bajadas de precios.
La excepción es el petróleo, cuya cotización
ha subido ante la posibilidad de que EE UU ataque Siria y agrave la situación
en Oriente Próximo.
En lo que va
de 2013 han caído la mayoría de los índices
bursátiles del mundo emergente:
, como los
de China (-7,6% en lo que va de 2013),.
India (-5,3%),.
Indonesia
(-4,9%),.
Corea del Sur (-4,5%),
.
Rusia (-14,8%),.
Brasil
(-18,1%),.
Chile (-18,7%) .
y México (-10,4%).
Estos retrocesos reflejan también la salida de
capitales de los mercados emergentes por el posible cambio de política
monetaria de EE UU.
Además, influyen
unos crecimientos económicos menores a lo esperado, así como las protestas
sociales en Brasil o Turquía.
Las materias
primas comienzan a bajar tras años de fuerte alza
En
Latinoamérica, la economía brasileña ya venía desacelerándose, con una
expansión de solo el 0,9% en 2012. En marzo
pasado, bancos y consultoras preveían un crecimiento del 3,1% para 2013, pero
ahora calculan un 2,2%, según la media que
recoge la firma Consensus Economics.
De todos
modos, Brasil, que se ha desviado un poco de la heterodoxia económica con medidas para
bajar el precio de la energía y proteger
a la industria, sorprendió con un alza del 3,3% del PIB en el segundo
trimestre de este año.
En cambio, México,
que había vuelto a aparecer en la prensa mundial como modelo económico
ortodoxo, decreció en el mismo periodo el 0,7% por una
caída de la obra pública. Después de expandirse el 3,8%
en 2012, los expertos consultados por Consensus Economics esperan que
este año México crezca un 2,5%, pero a finales
de agosto el propio Banco Central ha rebajado su expectativa al 1,8%. Algunos analistas destacan que las reformas que
impulsa el presidente Enrique Peña Nieto, como la energética y la de
telecomunicaciones, explican por qué el peso mexicano se ha depreciado menos
que otras monedas, pero otros consideran que este país, a diferencia de Brasil, no había recibido tantos capitales
golondrina en los últimos años y por eso ahora tampoco está padeciendo tanto su
partida.
Argentina
desaceleró su
crecimiento el año pasado hasta el 1,9%, según
sus polémicas estadísticas gubernamentales, que los analistas privados recortan
a la mitad.
Para 2013, el mercado prevé una expansión del
PIB oficial del 3,3%. Su desafío continúa siendo
la inflación, que asciende al 23%, según las agencias provinciales de
estadística.
Pero más
problemas de precios atosigan a Venezuela, que
este año devaluó el bolívar y con frecuencia
afronta escasez de ciertos productos, como la harina de trigo o los repuestos
de motos. La inflación venezolana asciende al 42% y le ha costado el puesto a la anterior
gobernadora del Banco Central, Edmée Betancourt,
que duró cuatro meses hasta que a mediados de agosto fue reemplazada por Eudomar Tovar.
Colombia,
que el año pasado creció
el 4%, este año se expandiría un 3,9%, según
Consensus Economics.
En cambio, otras economías más dependientes
del precio de los minerales están desacelerándose en mayor medida.
Chile, que en
2012 se expandió el 5,6%, pasaría al 4,2%, mientras
que Perú rebajaría del 6,3%
al 5,6% de un año al otro. El presidente peruano, Ollanta Humala, que
también ha enfrentado manifestaciones callejeras, ha reconocido que la crisis
internacional ha llegado a su país y el Banco Central ha reaccionado a la mayor
depreciación del sol en dos años con fuertes ventas de reservas en dólares.
En Asia, China, que se desaceleró en 2012 con una expansión del
7,8%, crecería esta vez al 7,5%. Precisamente, en el segundo semestre de
2013 la segunda economía mundial sorprendió con una tasa del 7,5%, que
demuestra que las rebajas impositivas a las pequeñas empresas y el plan de
infraestructuras están dando resultados a la hora de reorientar el motor del
crecimiento del sector exportador, dependiente de EE UU y Europa, al mercado
interno.
Las empresas españolas en América
Latina notarán el impacto
India, que el año pasado redujo su
crecimiento al 5%, en 2013 crecería un 5,5%,
según bancos y consultoras. Pero el ministro de
Hacienda, Palaniappan Chidambaram, admite que su país debe crecer al 8%
para crear los empleos necesarios para los jóvenes que ingresan al mercado
laboral cada año.
Otros países
asiáticos disminuirán también su ritmo de crecimiento entre 2012 y 2013:
Indonesia (del 6,2% al 5,8%), que aparecía como la nueva estrella
de los mercados hasta las recientes turbulencias monetarias; Malasia (del 5,6% al 4,8%),.
Filipinas (del
6,8% al 6,7%),
y Tailandia (6,5%
al 4,3%).
Se
trata de economías proveedoras de componentes industriales para las fábricas
exportadoras de China.
En cambio, dos economías asiáticas productoras de
bienes finales de alta tecnología tal vez saquen provecho del giro chino hacia
un mayor consumo interno:
Corea
del Sur, que elevaría su
crecimiento del 2% en 2012 al 2,7% en 2013, .
y Taiwán, del 1,3% al 2,5%.
En otra de
las potencias emergentes, el Ministerio de Economía rebajó el pasado lunes sus
expectativas de crecimiento para 2013 por segunda vez en el año. Se trata de Rusia, que ahora espera un 1,8%,
en lugar del 2,4% anterior, por la debilidad de las exportaciones y el
consumo.
En el
segundo trimestre de 2013, Turquía creció a un
ritmo del 3,5%, y.
Sudáfrica, afectada
por huelgas de mineros y operarios de las fábricas de coches, el 3,3%.
“Siempre tuve la visión
de que el muy rápido crecimiento de los países emergentes en los últimos años
era transitorio e insostenible”, opina Dani Rodrik, economista
turco y profesor del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton (EE UU).
“En muchos casos, estaba basado en el dinero
barato y los altos precios de las materias primas, y no en una dinámica interna
sólida que apoyase el crecimiento sostenido. Pero igualmente no debemos hacer
una sobrecorrección y pensar que los mercados emergentes se van por el
sumidero”, aclara Rodrik.
En su
opinión, Latinoamérica puede mantener un crecimiento de
alrededor del 4% y África, del 5%, siempre y cuando continúen manejando
su macroeconomía razonablemente bien. “Asia lo puede hacer mejor”, confía
Rodrik, que destaca este continente cuando se le pregunta si puede haber
excepciones en la turbulencia actual.
El
economista turco explica que Asia siempre ha crecido más que Latinoamérica
porque “aún tiene más espacio para el cambio estructural, es decir, llevar a
campesinos pobres a trabajar por salarios mayores a fábricas y servicios”.
No obstante, Rodrik alerta de que en la economía china se han cimentado algunos
desequilibrios severos que pueden afectar a toda Asia.
La
desaceleración de China repercute negativamente en los demás países
Otro
economista, el norteamericano Jan Kregel, del Levy Economics Institute de Bard
College, recuerda que el
periodo del dinero barato trajo capitales a los mercados emergentes, pero
también condujo a una excesiva apreciación de sus monedas, como había ocurrido
en Brasil, con el consiguiente perjuicio para la competitividad de su
industria. De hecho, el ministro de Hacienda colombiano, Mauricio Cárdenas, dio la bienvenida a la depreciación
del peso, y lo mismo ha sucedido con el gobernador del Banco
Central de Turquía, Erdem Basci, que descartó subir los tipos para apreciar la
lira. “Ahora caen el comercio, la inversión, la actividad interna y los
precios de las materias primas, suben los tipos y la inflación, pero esto puede
tener algo bueno”, opina.
“El énfasis en una
economía exportadora de productos básicos no es muy beneficioso para el
desarrollo a largo plazo porque tienen precios extremadamente volátiles”.
“Si China cambia su
modelo de crecimiento, Latinoamérica también tendrá que hacerlo”, advierte Kregel. Si el gigante
asiático crece menos y reduce su orientación exportadora, demandará menos
minerales. Quizá el consumo de alimentos no se desacelere, pero el profesor
estadounidense señala que el régimen de Pekín está liberalizando su sector agrícola para que cooperativas pequeñas
sean reemplazadas por grandes empresas, con el fin de elevar la productividad.
“No es un proceso que demorará un año, pero
China irá reduciendo su necesidad de importar materias primas”, opina Kregel.
En este
siglo, las economías latinoamericanas han conseguido divisas con la exportación
de productos básicos y así han estimulado el mercado interno.
Aunque pocos se atreven a pronosticar el final
de los altos precios de las materias primas, y muchos solo hablan de moderación
en los valores, Kregel observa que los países sudamericanos deberán adoptar
medidas para estimular la inversión y el consumo domésticos. “Las
devaluaciones harán más competitivas las manufacturas, ¿pero a quién las
venderán? ¿A China? ¿A Europa, que no crece? ¿A EE UU, que no crece más del 2%?
El motor del crecimiento deberá cambiar”, insiste Kregel.
El
mismo pecado
DAVID CANO / CRISTINA
COLOMO
Todos los
periodos de expansión y recesión económica, al igual que los de alzas y caídas
de los precios de los activos financieros, tienen elementos comunes con los anteriores
que permiten realizar ejercicios de previsión. Pero también cuentan con
componentes singulares que dificultan esta labor de anticipación.
La Gran
Recesión fue el ejemplo más claro de complejidad, especialmente en sus efectos
de segunda ronda. De hecho, es posible que estemos a las puertas de uno de
ellos. Desde que a mediados de mayo el presidente de la Reserva Federal
anticipó el posible inicio de una reducción gradual de la compra de bonos
(tapering), los inversores se han
replanteado el destino de sus capitales. Y los activos financieros de los
países emergentes han sido los más perjudicados por este cambio de apetito por
el riesgo (lo que ha puesto de manifiesto que tal vez fueron también los que
más se beneficiaron del aumento de la base monetaria por parte de la Fed).
La relación
directa entre la magnitud del déficit por cuenta del corriente del país y la
depreciación de la moneda frente al dólar es una evidencia que permite vincular
el cambio de sesgo de la Reserva Federal con la retirada de inversión de
cartera de los países emergentes. Y como consecuencia se han empezado a buscar
paralelismos con la crisis de 1997-1998. Es cierto que existen, pero también se
pueden detectar características diferenciales positivas, como la mejor posición
de las finanzas públicas (el déficit público de los
países emergentes es, en media, del 2% del PIB y el stock de deuda del 35%),
el importante nivel de reservas en moneda extranjera de los bancos centrales
(entre el 5% y el 15% del PIB), las menores tasas de inflación y, sobre todo,
que los déficits por cuenta corriente, de menor magnitud y relativamente
recientes, se han financiado en mayor proporción mediante inversión extranjera
directa (más estable) y no tanto a través de inversión de cartera (como fue
hace 15 años, o en la periferia europea entre 2003 y 2007).
Pero
queremos resaltar la vulnerabilidad diferencial, esto es, la financiación en
moneda extranjera captada en los últimos años por compañías de países
emergentes.
No son ahora los Gobiernos los que sufren el
pecado original (su deuda está mayoritariamente emitida en divisa local), sino las grandes empresas, que han captado
fondos a través de bonos en dólares sin que su principal fuente de ingresos, ni
mucho menos, esté denominada en esta misma moneda. Surge así un factor de
riesgo en las economías emergentes (cuando se está corrigiendo en la periferia
UME) y, en concreto, en sus compañías del que conviene advertir: el impacto de una intensa depreciación de monedas como el
real brasileño, la rupia de la India o de Indonesia sobre la capacidad de pago
de la deuda en dólares. El menor grado de apalancamiento de las
compañías de los países emergentes (más del 80% son grado de inversión) minora
el riesgo, pero no lo elimina. J
David
Cano y Cristina Colomo son profesores de Afi, Escuela de Finanzas Aplicadas
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