Una
tercera ronda de relajación cuantitativa podría no ser suficiente.
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Por KATHLEEN MADIGAN
En su
discurso del viernes en Jackson Hole, el presidente de la Reserva
Federal, Ben Bernanke, dejó en claro que la Fed está preparada para
ayudar a fortalecer la economía con una mayor flexibilización cuantitativa.
Pero también reconoció los problemas que enfrenta ahora la economía, desafíos
que podrían ser inmunes a la tercera ronda de flexibilización cuantitativa, o QE3.
En su
discurso, Bernanke evaluó los dos programas anteriores de flexibilización
cuantitativa. Afirmó que las investigaciones de la Fed muestran que estas
instancias podrían haber aumentado la producción en casi 3% y las nóminas de
empleos privados en más de 2 millones.
Ben Bernanke
Pero al
hablar sobre las proyecciones económicas, mencionó tres
problemas.
El
primero, el mercado de vivienda —el epicentro de la Gran
Recesión— no está contribuyendo al crecimiento como lo hizo en los últimos
períodos de expansión. La Fed ha ayudado con la reducción de las tasas de
créditos hipotecarios, pero los problemas del sector van más allá del precio
de los créditos.
Segundo, los
recortes de gasto en todos los niveles del gobierno han afectado la actividad
empresarial. Además, la incertidumbre sobre el abismo fiscal y el
límite de deuda federal "están probablemente restringiendo la actividad
también", según Bernanke.
Finalmente,
mencionó
la presión en los mercados de crédito y financieros, que incluye la
incertidumbre sobre la crisis de deuda de la eurozona. Como resultado, las
condiciones de endeudamiento de potenciales compradores de viviendas y pequeñas
empresas siguen siendo "ajustadas", pese a los miles de millones de
dólares que la Fed ha inyectado, o que podría seguir inyectando, al sistema
financiero.
Tal como
Bernanke había mencionado en el pasado, es el segundo problema el que más
incomoda a los encargados de política monetaria, quienes preferirían tomar
decisiones sabiendo la tendencia futura de las finanzas del gobierno.
No sólo
la Fed está preocupada por el desconocimiento fiscal. El informe del viernes
sobre la percepción del consumidor destacó que la "incertidumbre [sobre el
abismo fiscal] causará cada vez más que los consumidores gasten con más
cautela".
La
economía se beneficiaría mucho de un futuro fiscal más coherente. Pero, al mismo tiempo, el
presidente advirtió que "las autoridades deberían tener cuidado de evitar
una fuerte contracción fiscal a corto plazo que podría poner en riesgo la
recuperación".
Uno se
pregunta si las decisiones fiscales pendientes están llevando a la Fed a
mantener la QE3 como reserva. Los economistas y la Oficina de Presupuestos del
Congreso han advertido que los problemas producto de las fuertes alzas de impuestos y recortes de gastos casi con seguridad
llevarían a Estados Unidos a una recesión.
Pero se
mantiene la duda si una mayor flexibilización monetaria podría contener a la
economía si esta cae en el abismo fiscal.
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