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jueves, 20 de octubre de 2016

Siguen los intentos de Arabia Saudita de estafar a los codiciosos inversionistas y colocar bonos y además vender parte de las acciones de su petrolera Aramco para 2018 cuando los autos nuevos que se venderán no serán con combustibles fósiles sino eléctricos (los bancos están felices por supuesto, ellos cobran una comisión por vender, a si quiebre el inversionista) por ÁNGELES ESPINOSA encontrado en el diario El País.

Siguen los intentos de Arabia Saudita de estafar a los codiciosos inversionistas y colocar bonos y además vender parte de las acciones de su petrolera Aramco para 2018 cuando los autos nuevos que se venderán no serán con combustibles fósiles sino eléctricos (los bancos están felices por supuesto, ellos cobran una comisión por vender, a si quiebre el inversionista)


Arabia Saudí se prepara para abrir sus libros a los mercados para cotizar






La inminente emisión de bonos y la anunciada privatización del 5% de Aramco exigen más transparencia


ÁNGELES ESPINOSA

Dubái 20 OCT 2016 - 19:38 CEST



El centro de Riad, en Arabia Saudí. FAISAL NASSER REUTERS) / (VÍDEO: CNBC

Arabia Saudí ultima estos días su primera emisión de bonos en el mercado internacional. La medida, que ha suscitado mucho interés, es parte de su ambicioso programa de reformas para hacer frente a la caída del precio del petróleo en los dos últimos años. El reino también sopesa el momento adecuado para poner a la venta un pequeño porcentaje de Saudi Aramco, la petrolera nacional. En ambos casos, la clave del éxito radica en que el reino abra sus cuentas al escrutinio del capital, para cumplir con los niveles mínimos de transparencia que exige el mercado.


Riad busca obtener con bonos soberanos hasta 17.500 millones de dólares (16.000 millones de euros), según la última estimación avanzada este miércoles por Bloomberg. Hasta ahora, las cifras manejadas en medios financieros hablaban de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares. Para ello contempla emisiones a cinco, diez y treinta años, que el diario británico Financial Times asegura podrían estar listas esta misma semana.

Durante los últimos meses, representantes saudíes se han reunido con los potenciales inversores, en especial en Londres y Nueva York, para presentar la colocación, que despierta gran interés internacional. Inversores que han participado en esas sesiones han confiado al citado periódico que esperan rentabilidades de entre 160 y 200 puntos básicos por encima de bonos similares de Estados Unidos. Ese premium es el resultado de la rebaja en la calificación que el país ha sufrido a causa de su déficit fiscal, que para el actual ejercicio se calcula en 87.000 millones de dólares.


El desplome del precio del barril de petróleo, desde los 115 dólares que llegó a cotizarse en junio de 2014 a los menos de 50 dólares actuales (tras haber rondado los 30 a principios de año), ha puesto las arcas saudíes en una situación sin precedentes desde los años noventa del siglo pasado. La falta de liquidez ha obligado al reino a tirar de sus reservas de divisas, reducir el gasto (cancelando importantes proyectos de infraestructura e incluso congelando los salarios de los empleados públicos) y aumentar la deuda.


La prensa saudí ha mencionado entre los grandes bancos objetivo de los bonos a BNP Paribas, Citigroup, Deutsche Bank, HSBC, JP Morgan o el Banco de Tokio-Mitsubishi. El esfuerzo de promoción intenta aprovechar el reciente tirón de emisiones similares en Argentina y México. Para ello, los responsables del reino están subrayando no sólo el tamaño de la economía, su falta de deuda exterior o la juventud de su población, sino sobre todo, sus planes de reforma y de incrementar la transparencia.

Ese último punto es clave para el compromiso de los inversores, en especial ante la anunciada oferta pública de un pequeño porcentaje de la petrolera Aramco, cuyo valor potencial puede convertir esa venta en la mayor cotizada de la historia. La inesperada decisión fue revelada el pasado abril por el hijo del rey y vicepríncipe heredero, Mohamed Bin Salmán, en el marco de sus proyectos de modernización del reino con el horizonte de 2030.


“Salir a Bolsa requiere transparencia, responsabilidad y adoptar estándares y prácticas internacionales para ganarse a los inversores”, señala a EL PAÍS una fuente bancaria europea en Dubái, sin ocultar su escepticismo. “Abrir sus cuentas, incluso para la venta de una pequeña proporción de Aramco, significa que revelar qué parte del pastel [del petróleo] se lleva la familia real y no tengo claro que estén dispuestos a llegar tan lejos”, apunta.


Sin embargo, el director ejecutivo de Aramco, Amin Nasser, aseguró durante el Congreso Mundial de la Energía, en Estambúl la semana pasada, que la compañía estará “contentísima” de compartir sus detalles financieros con los inversores una vez que sea pública. Nasser también confirmó que mantienen la idea de poner en el mercado un 5 % del gigante petrolero y que, en su opinión, “2018 será el momento adecuado”.

Con anterioridad, el ejecutivo había declarado que iban a ofrecer una parte del conjunto del negocio y no sólo de las operaciones de refinado o distribución como algunos analistas interpretaron el anuncio inicial por parte del príncipe Mohamed Bin Salmán.

También precisó que aún no habían decidido en qué bolsas, además de la de Riad, iban a cotizar, algo que tiene que aprobar el consejo superior de Aramco que preside el poderoso príncipe.


En cualquier caso, las expectativas son enormes. Dado el tamaño de la petrolera, la venta de un mero 5 % superaría cualquier oferta pública de acciones precedente, ya que establecería su valor en billones de dólares y podría sobrepasar a Apple como mayor empresa cotizada del mundo.

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