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viernes, 28 de octubre de 2016

El Califato de Iraq y la Gran Siria adquiere 700 componentes explosivos y electrónicos de Empresas iraníes, libanesas, indias, japonesas, turcas, austriacas, una de Brasil, Rumanía, China, Federación Rusa, Bélgica, Holanda, República Checa, Suiza, Japón , Estados Unidos y Emiratos Árabes es decir unas 51 compañías de 20 países. // informe de E. URREIZTIETA encontrado en el diario El Mundo

 El Califato de Iraq y la Gran Siria adquiere 700 componentes explosivos y electrónicos de Empresas iraníes, libanesas, indias, japonesas, turcas, austriacas, una de Brasil, Rumanía, China, Federación Rusa, Bélgica, Holanda, República Checa, Suiza, Japón , Estados Unidos y Emiratos Árabes es decir unas 51 compañías de 20 países.



El bazar turco del Estado Islámico

http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/29/5813b4e4468aebac2a8b4572.html


 

Terroristas del Estado Islámico patrullan por las calles de Mosul. REUTERS



Los yihadistas se abastecen de más de 700 componentes para fabricar sus bombas a través de una decena de empresas radicadas en Turquía

E. URREIZTIETA / A. ESCRIVÁMadrid

29/10/2016

 03:01Un informe de la Unión Europea sobre la guerra en Siria muestra a Turquía como un gran agujero negro -también lo llaman, un "cuello de botella"- a la hora de controlar el suministro de productos con los que el Estado Islámico (IS) ha venido elaborando los IED (dispositivos explosivos improvisados o bombas caseras) cuyos destinos son Siria e Irak.


Aunque fabricados en otros países, por allí han pasado la mayor parte de los detonadores o productos químicos clasificados en el informe y que acabaron en poder de los islamistas (700 componentes encontrados en localidades como Mosul o Kobane).

Las autoridades turcas, sin embargo, no respondieron a las preguntas realizadas por un organismo independiente cuyo fin era trazar el recorrido de los elementos con los que los yihadistas montan sus artefactos.
"Las autoridades turcas rehusaron responder a las repetidas solicitudes de información y dejaron así a los investigadores sin la posibilidad de documentar la cadena de custodia de varias marcas de cordón detonante que habían pasado por Ankara y llegaron hasta Kobane en Siria", explica el documento al que ha tenido acceso EL MUNDO.

No fueron las únicas. Empresas iraníes, libanesas, indias, japonesas, también turcas o incluso austriacas ignoraron los requerimientos de la UE para que facilitasen datos sobre materiales que habían fabricado o vendido y que acabaron, después de pasar por las instalaciones de uno o varios intermediarios, en almacenes del IS.

Estas negativas dificultaron todavía más el trabajo, ya de por sí difícil, de seguir los pasos de unos productos que, o bien no necesitan permisos para su venta o exportación, o bien pueden ser empleados de forma civil en actividades como la minería o la industria; o bien, aunque necesitan algún tipo de licencia, su escrutinio es mucho menor que aquel al que están sujetas las armas.




Trazado de componentes para realización de armas y explosivos del Estado Islámico. MUNDO

No obstante, los datos obtenidos siguen siendo significativos: el examen de 700 componentes usados por el IS en la fabricación de sus IED llevó a identificar a 51 compañías de 20 países como vendedoras, productoras o receptoras de "material crítico", que es la calificación aplicada a algunos productos químicos -pasta de aluminio, nitrato de amonio o urea-, el cordón detonante, los detonadores, cables, cohetes, bombas de vaselina, móviles o los componentes electrónicos necesarios para la activación por control remoto.  Según los investigadores, "no hay ninguna evidencia que sugiera ninguna transferencia directa entre los países y las compañías mencionadas en la investigación" con el IS. "En todos los casos identificados, los productores han comerciado con los componentes de forma legal con compañías legales de comercio y distribución.

 Esas compañías, a su vez, los han vendido a entidades comerciales más pequeñas que aparecen como la parte más débil ante aquellos individuos o grupos asociados o impulsores del Estado Islámico", señala el informe.

De modo que, para los redactores del dossier, la legalidad no es suficiente.

De hecho, llegados a este punto, hay un elemento sobre el que alertan de manera especial y que les permite realizar una serie de advertencias y reproches importantes. "Tal vez el más significativo hallazgo de este informe", dicen, "tiene que ver con la velocidad con la que las fuerzas del IS pueden adquirir los componentes para sus IED.

Pueden hacerlo en un mes, y eso habla de la carencia de control de los gobiernos y de las compañías afectadas".

"Sólo la exigencia de una licencia no está siendo suficiente para prevenir la adquisición de material como los detonadores o el cordón detonante por parte del IS", denuncian. E insisten: "Y se tiene muy escasa conciencia sobre el potencial uso que un terrorista puede hacer de cierto material de acceso civil".

La investigación empezó en julio de 2014 y se prolongó a lo largo de 20 meses, hasta febrero de 2016 -paradójicamente, los datos recopilados no impidieron que pocas semanas después, el 18 de marzo de este año, los gobiernos europeos acordaran ceder a Turquía la gestión del destino de los refugiados que huían de la guerra de Siria-.

Según los investigadores, tras capturar Mosul en junio de 2014, el IS fabricó y desplegó artefactos explosivos improvisados por los territorios que iba invadiendo "a una escala casi industrial". El objetivo de dichos artefactos era el de aumentar el peligro de cualquier operación de ataque que sus enemigos quieran emprender y retrasar el regreso de la población desplazada.

Las batallas en las localidades iraquíes de Al Rabia, Kirkuk, Mosul, Tikrit y de la localidad siria de Kobane permitieron la ubicación de los contenedores y la recogida del material que ha sido la base de la investigación y que fue aportado, entre otras instituciones, por la Policía Federal Iraquí, el Consejo de Seguridad de la Región del Kurdistán o las Unidades de Protección de Siria.

El resultado al detalle es revelador: cuando se habla de potenciadores químicos, aparecen siete empresas turcas, cuatro de Irak, y una de Brasil, Rumanía, China, Federación Rusa, Bélgica, Holanda y Emiratos Árabes. Cuando se cuantifican las empresas que han producido o vendido cordón detonante hay dos turcas, una libanesa y cuatro indias. Los detonadores tienen su origen en India, en Austria y en la República Checa, y los cables en cuatro empresas turcas. Sin embargo, a pesar de las distintas nacionalidades citadas, el mayor problema se encuentra en Turquía, que es calificada como el "choke point", el "cuello de botella" de esta situación. "Entre las 13 compañías turcas identificadas, ocho son intermediarias que han retransferido los componentes que fueron fabricados en Brasil, China, India, Holanda, Rumanía y la Federación Rusa", precisa el informe. En el caso de la India, "siete compañías de este país fabricaron la mayor parte de los detonadores, el cordón detonante y las mechas.

Las leyes indias exigen una licencia para conseguir ese material.

Todos los componentes documentados fueron legalmente exportados desde India hasta Líbano o Turquía", se indica. De modo que, "las evidencias sugieren que las fuerzas del IS adquieren los componentes en Turquía y luego los trasladan a Siria e Irak".

Un ejemplo extraído del informe podría documentar lo que ocurre exactamente cuando los citados componentes llegan a territorio turco.

Los investigadores detallaron el seguimiento del contenido de unos depósitos hallados durante la segunda batalla de Tikrit, entre marzo y abril de 2015, y en los que el IS había mezclado pasta de aluminio con nitrato de amonio para la manufactura de explosivos.

Las etiquetas indicaban que estos productos habían sido fabricados por la firma Aldoro en Brasil, Alba Aluminium en Rumanía y Sunrise en China. Estas tres compañías los habían vendido a tres empresas turcas con base en Estambul. Una de las empresas importadoras, Gultas Kimya, respondió a la UE que sólo vende en Turquía -no en Siria o Irak, mercados a los que, según reconocen algunas firmas, el Gobierno turco tiene prohibida la exportación-; que no autorizó a ningún cliente a exportar la pasta de aluminio que había importado; que no controla la reventa por parte de sus clientes y que no conoce ninguna ley que le obligue a prohibir a sus clientes la venta a terceros.

La segunda empresa importadora informó de que había vendido producto a Azerbayán y la tercera, Metkim, reconoció que era incapaz de determinar a qué cliente había vendido el material. Evidentemente, los autores del informe no pudieron determinar "la cadena de custodia" de la pasta de aluminio, del mismo modo que tampoco pudieron averiguar -y en este caso, no está Turquía en el camino de paso-, cómo pudo llegar a un almacén del IS en Kobane una buena cantidad de cordón detonante fabricado en la India pero que había estado entre las existencias del Gobierno sirio.


Respecto a los componentes electrónicos que suele utilizar el IS para montar sus aparatos de control remoto, el camino es distinto. Por ejemplo, para activar las bombas de Irak, los terroristas del autodenominado Estado Islámico utilizan un Nokia modelo 105 Type RM-908. Los móviles interceptados utilizados con este fin fueron fabricados en Suiza, Japón y Estados Unidos, pero de los 10 localizados, ocho fueron comprados por el IS en los Emiratos Árabes y dos en la ciudad de Erbil, en el Kurdistán iraquí.   El informe, en definitiva, constata carencias legales y de control pero también, aunque involuntariamente, la extrema dificultad de restringir el uso de determinados elementos cuando son utilizados y producidos en decenas de países.



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