Una nueva ronda de "revaluación monetaria" no ayudará a EEUU
http://spanish.peopledaily.com.cn/31619/7191876.html
La Reserva Federal de EEUU anunció el 3 de noviembre una nueva fase en su política de flexibilización monetaria cuantitativa, con la decisión de comprar la deuda nacional a largo plazo de 600 mil millones de dólares hasta finales de junio del próximo año. La segunda ronda de "emisión de dinero" de la Reserva Federal para la compra de activos financieros ha generado numerosas críticas de la comunidad internacional. Dado que el dólar de EE.UU. es la principal moneda de reserva del mundo, una relajación excesiva de la política monetaria en ese país perjudicará gravemente el orden económico y financiero mundial. El público está preocupado porque el programa de compra de bonos en gran escala que la Reserva Federal pondrá en práctica va de la mano de la monetización de los déficit fiscales. Al final, sufrirán las consecuencias todo los tenedores de dólares del mundo.De hecho, durante la presidencia de Alan Greenspan en la Reserva Federal, EEUU aplicó una política monetaria flexible, debilitó la regulación financiera, se aprovechó de la situación mundial y la confianza que la comunidad internacional puso en los dólares, propiciando el surgimiento de sucesivas burbujas y sobregirando el potencial de crecimiento de la economía estadounidense. Durante mucho tiempo, con la ayuda de empresas multinacionales y las operaciones financieras, EEUU ha aprovechado para inundar de billetes el mundo, dejando en segundo plano el valor real que supone la capacidad de crear, en particular en el sector industrial, cuya capacidad de producción disminuye gradualmente. En la actualidad, la tasa de desempleo de EE.UU. sigue siendo alta, la deuda de los consumidores crece y los problemas del mercado inmobiliario siguen pendientes. Encontrar nuevas formas de crecimiento y ventajas competitivas mediante medidas políticas no es algo que se logre de la noche a la mañana. Los problemas de EEUU no se pueden resolver sólo con medidas de estímulo. En resumen, hay un alto riesgo de una "segunda ola recesiva" para la economía de EE.UU., lo que presagia un bajo nivel de crecimiento relativo para los próximos dos o tres años.En tales circunstancias, EEUU apuesta por los métodos de política fiscal para estimular la economía. La decisión de la Reserva de imprimir dinero para salvar la economía es muy sólida. Sin embargo, lo más probable es que los esfuerzos resulten infructuosos. En medio del debilitamiento del crecimiento, colocar las esperanzas en la política financiera para crear una falsa prosperidad no nos librará de la sombra de la recesión y aumentará el nivel general de precios de los bienes y servicios. Tal situación deberá alimentar burbujas de activos e inflación, con la consiguiente pérdida de confianza en el dólar a escala global.Actualmente, los gobiernos europeos examinan sus problemas vinculados a la estructura económica y el sistema de bienestar social, a la par que ponen el énfasis en el ajuste. Pero EEUU no parece tener intención de "apretarse el cinturón". En apariencia, europeos y estadounidense van en direcciones opuestas, pero en realidad reflejan un enfoque diverso ante semejantes realidades y problemas sociales. Aprovechando la condición especial del dólar en el sistema monetario internacional, EE.UU. promueve la difusión de la moneda para la redistribución de la propiedad. La reforma financiera - reflejo de una crisis internacional que, sin embargo, EE.UU. no toma en cuenta – sugiere que EEUU sólo ataca las muestras superficiales del problema, dejando a un lado la raíz. Parece que Wall Street está al margen de la crisis y que puede darse el lujo de salir en busca de su próxima presa. Hasta ahora, EE.UU. niega a los inversores extranjeros el derecho de propiedad de las empresa importantes, lo cual no varió ni en el momento más duro de la crisis. EEUU ha recurrido cada vez más a la impresión de dinero para "cubrir" problemas y transferir las responsabilidades, dejando al descubierto las fallas mayúsculas que aquejan el actual sistema monetario internacional.(Pueblo en línea)08/11/2010
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Así pues EEUU emite su dinero sin valor para comprar activos valiosos en otros países pero si ese dinero sin valor regresa a su propio país para comprar un activo dentro de EEUU, le dicen a uno que no puede comprarlo pues al regresar ese dinero sin valor al mismo EEUU crearía hiper inflación
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Tarea para el G 20: encontrar una alternativa al dominio del dolar
http://online.wsj.com/article/SB128926188815055153.html?mod=WSJS_inicio_MiddleTop
Más de 60 años después de que los vencedores de la Segunda Guerra Mundial diseñaran las nuevas reglas cambiarias en Bretton Woods, New Hampshire, y más de 30 años después de que Richard Nixon pusiera punto final a ese sistema, comienza la búsqueda de una nueva manera de administrar las tensiones derivadas del tipo de cambio.
Hay, sin embargo, más acuerdo sobre las debilidades del actual régimen, en el cual las divisas se transan en forma relativamente libre, que sobre un sustituto.
El último brote de angustia provino de la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de emitir US$600.000 millones de dólares para comprar bonos del Tesoro. Un probable coletazo de la medida es el debilitamiento del dólar.
A pesar de los esfuerzos del presidente de la Fed, Ben Bernanke, por explicar que la decisión busca fortalecer la economía estadounidense para beneficio de todos, las críticas han arreciado, desde la política republicana Sarah Palin hasta el primer ministro de Luxemburgo. Y eso fue solamente el lunes.
Los gobiernos de todo el mundo, anticipándose a la cumbre del Grupo de los 20 en Seúl, se han sumado a los fuegos artificiales retóricos.
El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, un veterano de ambos gobiernos del ex presidente George W. Bush, saltó al ruedo el lunes con un llamativo editorial en el Financial Times que insinúa una especie de vuelta al futuro: atar las monedas del mundo al oro. Aunque un retorno al patrón oro es improbable y, en opinión de los académicos que consideran sus rigideces como un factor que contribuyó a la Gran Depresión de los años 30, imprudente, la sugerencia deja en evidencia un extendido malestar con la estructura actual.
En su raíz, el problema es que el uso del dólar para toda clase de intercambio comercial, desde los bonos hasta el petróleo, otorga a la moneda un rol extraordinario y vuelve a la economía mundial más vulnerable a la política monetaria estadounidense. Como lo expresó en un momento el secretario del Tesoro de Nixon, John Connolly: "La moneda es nuestra, el problema es de ustedes".
Los franceses, que el próximo año presidirán el G-20, prometieron diseñar una alternativa. "A todos nos interesa que Estados Unidos continúe creciendo, pero todos somos conscientes de sus responsabilidades y nadie quiere una volatilidad excesiva en los mercados cambiarios", dijo un portavoz del Palacio del Elíseo a los periodistas. Una solución, señalan los franceses, es diversificar las reservas globales para hacerlas menos dependientes del dólar y crear "un nuevo marco de coordinación".
En 1969, en medio de otra ronda de tensiones cambiarias, se crearon los derechos especiales de giro, que son supervisados por el Fondo Monetario Internacional. Pero el uso de este sustituto del dólar es muy limitado fuera de las transacciones oficiales.
En 1971, Nixon acabó con la relación entre el dólar y el oro y, con el tiempo, surgió un nuevo régimen en el que los mercados, con intervenciones ocasionales de los bancos centrales, determinan el valor de una moneda en todas las grandes economías, salvo la de China.
El debate de hoy y la especulación respecto al declive de EE.UU. como superpotencia llevan a predicciones de que el dólar inevitablemente dejará su rol como moneda de reserva mundial. Hasta ahora, no obstante, no parece haber una mejor alternativa. Los mercados no confían en que el euro vaya a existir dentro de diez años, el yen no es lo suficientemente líquido y los chinos están dudando respecto a asumir los forcejeos que acompañan el uso de la moneda de un país como una reserva de valor y un medio de intercambio en todo el mundo.
Barry Eichengreen, un historiador de la economía de la Universidad de California en Berkeley argumenta que el mundo puede terminar con más de una moneda totalmente internacional. La vieja lógica de que los importadores y los exportadores quieren una moneda común y que tanto los gobiernos como los inversionistas privados usarán la divisa más líquida en los mercados, está pasada de moda, asevera.
La idea de que los importadores, los exportadores y los operadores de bonos necesitan usar la misma divisa "tiene menos peso en un mundo donde todos tienen un teléfono celular y pueden comparar cotizaciones en tiempo real", señala. La economía global es ahora tan grande "que hay espacio para mercados líquidos y profundos en más de una moneda", insiste.
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