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domingo, 21 de mayo de 2017

Tras sus éxitos internacionales, Irán debe iniciar reformas internas

Tras sus éxitos internacionales, Irán debe iniciar reformas internas

http://www.elmundo.es/opinion/2017/05/21/59207d1cca47417e088b45f3.html

21 may. 2017 03:02

ABEDIN TAHERKENAREHEFE




La victoria del actual presidente iraní en las elecciones disputadas el viernes es una buena noticia para la comunidad internacional, ya que significa la continuidad de la política aperturista iniciada por Rohani desde que accediese al poder en 2013. Precisamente ha sido esa actitud de cooperación y diálogo con los países occidentales, liderados por EEUU, lo que ha provocado su contundente victoria en las urnas, logrando un 57% de los votos, frente a un adversario político que representa la cara más intransigente de la república islámica. 


Ebrahim Raisí, que ha logrado el nada desdeñable apoyo del 38,5% de los iraníes (fundamentalmente el voto de las zonas rurales), no sólo está marcado por su pasado como miembro del Comité de la Muerte, que mandó ejecutar al menos a 3.000 disidentes políticos en 1988 por orden del entonces ayatolá Jomeini, sino que, apoyado por el clero más conservador, sería partidario de la ruptura de relaciones con el exterior y de imponer de nuevo el aislacionismo. 


La alta participación (un 73%) ha beneficiado a Rohani, sostenido por los sectores más dinámicos del país, especialmente los jóvenes y las mujeres, que esperan seguir disfrutando de una cierta relajación de las restricciones en el espacio público, y una clase empresarial que aspira a beneficiarse del fin de las sanciones económicas. 


El acuerdo alcanzado en 2015 por el Gobierno de Rohani con EEUU y los otros cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania, supuso la eliminación de las actividades nucleares con fines militares a cambio del levantamiento de sanciones internacionales, lo que ha permitido un mayor dinamismo de la economía del régimen, que en 2016 aumentó un 6,5% su PIB, cifra que espera repetir este año. 

No obstante, y ese es uno de los retos más inmediatos que tendrá que afrontar el nuevo Ejecutivo, el paro roza el 13% y los supuestos beneficios de la nueva situación internacional aún no han alcanzado a la mayor parte de los iraníes. 

Al ser un régimen teocrático y autoritario, Irán tiene una economía fuertemente centralizada y dependiente del Estado, una situación que poco a poco tendrá que empezar a cambiar si quiere sacar provecho de su nueva posición en el orden mundial. 


Junto a las reformas económicas, Irán debería avanzar hacia un régimen más flexible y respetuoso con los Derechos Humanos. A pesar de que Rohani esté considerado como un político moderado, no hay que olvidar que durante su primer mandato el país no ha reducido el alto número de ejecuciones por año, que, según Amnistía Internacional, se situó en torno a las 700 personas en 2014 y 2015. Irán mantiene a miles de personas sentenciadas a muerte por delitos de opinión, por razones políticas, por "enemistad con Dios" o por pertenecer a minorías étnicas y religiosas. Muchos de esos presos están en deplorables condiciones en cárceles del Estado, sin asistencia médica e incluso siendo torturados y sometidos a castigos físicos. 


Algunos de ellos pertenecen al Movimiento Verde reformista fuertemente reprimido en 2009. Además, el número de periodistas y blogueros encarcelados por intentar ejercer su profesión asciende a 29, siendo sólo superado por China y Turquía, razón por la cual Reporteros Sin Fronteras ha definido a la república islámica como "una de las mayores cárceles de periodistas del mundo". Rohani, por tanto, debería iniciar un proceso de cambios internos para que los movimientos opositores puedan disfrutar de cierta libertad de acción, y acabar con otra de las lacras del régimen, como es el alto índice de corrupción en la administración y las instituciones públicas. EEUU, gracias a cuyo esfuerzo se pudo alcanzar el acuerdo de 2015, es el país que más presión podría ejercer sobre el régimen de los ayatolás. 


A pesar de sus primeras declaraciones y la imprevisibilidad de sus decisiones, el nuevo Gobierno de Trump ha renovado el acuerdo con Irán. Aun así, le ha impuesto varias sanciones puntuales por las últimas pruebas con misiles balísticos realizadas en enero. De la misma forma, Irán, que colabora con las potencias occidentales en la lucha contra el Estado Islámico, debe abandonar su colaboración con Asad y aceptar la existencia de Israel. Recientemente, ha decretado sanciones sobre 15 empresas estadounidenses por su apoyo al Estado judío. Es cierto que la política exterior depende de Alí Jamenei y que el tablero de intereses en Oriente Próximo es complejo, especialmente por su enfrentamiento con Arabia Saudí. Pero la continuidad de Rohani podría servir para lograr que Irán juegue un decisivo papel en el nuevo orden internacional.

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