Colombia
dice ‘no’ al acuerdo de paz con las FARC
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/02/colombia/1475420001_242063.html
Los
colombianos deciden con el 50,2% rechazar los acuerdos de paz entre el Gobierno
y las FARC
JAVIER
LAFUENTE
Bogotá
3 OCT 2016 - 04:59 CEST
Decepción en
Bogotá tras conocerse los resultados. ARIANA CUBILLOS AP
En un mundo
de locuras sin fronteras, Colombia optaba este
domingo por dar un salto al vacío o ser ejemplo para el planeta. Ganó la primera opción. El 50,2% decidió votar en contra del
acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC, por el 49.7% que se decantó
por el ‘sí’.
La abstención, de más del 60%, y la pésima imagen de la
guerrilla han sido determinantes en el resultado de la votación, que ninguna
encuesta supo predecir.
Evitar que
continúe el conflicto armado, que ha atravesado el país durante más de 50 años
y ha dejado ocho millones de víctimas, es el
primer desafío. El presidente, Juan Manuel Santos, ha asegurado que el cese
bilateral del fuego seguirá vigente. Colombia se adentra, no obstante, en un limbo plagado de incertidumbre. Nadie
sabe con exactitud qué va a ocurrir a partir de ahora.
La votación
pone de manifiesto la enorme polarización que existe en Colombia.
El
expresidente Álvaro Uribe,
máximo abanderado del no, el mismo que consiguió unir a casi todo el país en
torno a la política de Seguridad Democrática que debilitó las FARC, volvió a
recurrir al juego de palabras con el que ha conseguido profundizar la división
de la sociedad: “La paz es ilusionante, los textos de La Habana son
decepcionantes”, aseguró tras votar.
Durante el
mes de campaña del plebiscito, el ex mandatario trató de hacer calar la idea de
que si se rechazaban los acuerdos, estos se podrían renegociar,
algo contra lo que han sido tajantes el Gobierno y las FARC. La
posibilidad de participar en política de los líderes guerrilleros y el hecho de
que ninguno pagará cárcel siempre y cuando reconozca sus crímenes ha sido la
piedra angular de su campaña, a sabiendas de que la mayoría de los colombianos,
incluso entre los votantes del sí, no lo ven con buenos ojos. Uribe es el
triunfador político de esta jornada, si es que después de que se rechace un
acuerdo de paz se puede hablar de ganadores.
Uribe sabe
que el rechazo a las FARC trasciende a su persona y ha sabido sacar partido de
ello.
La guerrilla
sigue siendo muy impopular entre los colombianos.
En el último
año han tratado de abrirse al mundo y mostrar una modernización de su discurso,
pero la desconfianza después de 52 años de guerra sigue siendo la nota
predominante. Ni siquiera los actos de perdón de las últimas semanas han
servido de acicate.
Tampoco que
la tarde previa a la votación anunciasen que harían un inventario de sus
bienes, algo a lo que se habían negado hasta ahora porque decían que carecían
de ellos.
La
destrucción, verificada por la ONU, de más de 600 kilos de explosivos el día
anterior al plebiscito, tampoco supuso un vuelco a la hora de salir a votar en
una lluviosa jornada. Son, obvio, mensajes trascendentales, necesarios para
construir un futuro en paz, pero llegan tarde y resultan en muchos casos
oportunistas.
La votación
puso de manifiesto la falta de solidaridad en un país atravesado por la guerra.
Los
lugares más golpeados, sobre todo los de la costa, optaron por el `si’, pero son municipios que aportaban un
número de votos infinitamente menor al de las zonas urbanas o los núcleos
rurales más poblados, donde la violencia del conflicto
hace tiempo que dejó de golpear. El interior del país optó por rechazar
los acuerdos.
El
plebiscito también ha puesto en evidencia la falta de liderazgo en la política
colombiana, que ya urgía de una renovación ante el crónico clientelismo.
Solo un
partido, el Centro Democrático, es decir, Álvaro Uribe,
ha conseguido movilizar más gente que el resto de las formaciones políticas.
El
gran damnificado es el presidente, Juan Manuel Santos.
El hombre
que consiguió firmar un proceso de paz con las FARC después de 52 años de
guerra, que convocó el plebiscito sin necesidad de hacerlo, ha sufrido un
varapalo monumental. "No me rendiré, seguiré buscando la paz hasta el
último minuto de mi mandato", aseguró.
El día
después de la votación más trascendental de la historia de Colombia está más
cerca de durar 24 años que 24 horas. El acuerdo entre el Gobierno y las FARC no
solucionaba los males de Colombia. Apenas abría una senda para transitar hacia
un periodo de modernización, para afrontar y resolver los problemas que datan incluso
de antes de 1964, cuando las FARC se alzaron en armas.
La
negociación había sido el triunfo de un bien escaso en todo el mundo: la
voluntad política.
Los
representantes de quienes durante más de cinco décadas se dieron plomo lograron
en cuatro años, muy intensos pero solo cuatro al fin y al cabo, redactar un
documento de casi 300 páginas que pone fin al conflicto. Lo hicieron
dialogando, cediendo, tratando de buscar una salida digna para un país que, al
final, prefirió el salto al vacío
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