Los
programas de estimulo monetario del Fed no reactivan la economía real sino que están
creando burbujas de activos, y las compañías usan el crédito barato para pagar
dividendos, recomprar acciones o llevar a cabo otras transacciones financieras.
Opinión:
La Fed, no el mercado, sofoca el crecimiento
http://lat.wsj.com/articles/SB11045210543746473847404582393303752794454?tesla=y
Donald Trump
y Hillary Clinton atribuyen los problemas económicos de EE.UU. a la inmigración
y el comercio. Están equivocados.
Por
MARY
ANASTASIA O’GRADY
lunes,
24 de octubre de 2016
0:38 EDT
Playa
del Carmen, México
Una encuesta
del Pew Research Center publicada en julio
indicó que 84% de los votantes estadounidenses dijeron que la economía es “muy
importante” para su voto en la elección del 8 de noviembre. Fue el tema más
importante para los encuestados.
Sin embargo,
es cada vez más claro que las políticas de la Reserva
Federal están causando un gran daño a la economía de Estados Unidos y
ninguno de los candidatos ha convertido eso en un tema de campaña. En cambio,
Hillary Clinton y Donald Trump atribuyen los problemas a una excesiva libertad
económica. Esto es preocupante sin importar quién gane la elección.
En los tres
días que pasé visitando esta ciudad turística la semana pasada, no vi a una
sola persona en la industria hotelera local que fuera nativa del lugar. Ya sean
los empleados del hotel, los restaurantes o de transporte, todos habían venido
de otros estados —Tabasco, Guerrero, Oaxaca, Morelos,
sólo para mencionar algunos— en busca de empleo.
Esta
creación de empleos está impulsada por las ganancias de productividad que habrían
sido inimaginables sin los correspondientes incrementos en libre comercio y
movilidad y las inversiones en tecnología y capital humano. Así es como crecen
las economías.
Sin embargo,
nuestra clase política e intelectual cada vez más señala estos avances
—tecnología, comercio y migración— como razones para ser pesimista. Es una
lógica preocupante porque sugiere que un
mejor futuro depende de retroceder, a contracorriente del liberalismo
económico. También ignora la culpabilidad de la Fed por el lento crecimiento.
La innovación y la competencia generan lo que el
economista austríaco Joseph Schumpeter llamaba
“destrucción creativa”. En un mercado
libre con dinero sólido, la riqueza creada por la disrupción es redistribuida,
suministrando oportunidades para aquellos que fueron desplazados. Esto impulsa
aún más la oportunidad.
Las
políticas de la Fed de tasas de interés cero y compras
de bonos, conocidas como relajación cuantitativa, no sólo no han conseguido estimular la inversión en
los negocios, sino que también la han desalentado a través de la asignación
equivocada de capital. Esto es contradictorio debido a que afecta al
emprendimiento y, por ende, el crecimiento de la productividad.
El
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) abrió la economía mexicana a las
importaciones canadienses y estadounidenses en 1994. Muchos mexicanos perdieron
sus empleos. Sin embargo, el país obtuvo acceso a lo que necesitaba para
modernizarse. Agua potable, cenas con salmón, vinos de California y aire acondicionado
no eran algo común en la Rivera Maya en 1985, pero ahora lo son y el turismo se
ha disparado.
Tanto Trump
como Clinton hablan sobre la necesidad de un crecimiento más rápido del país.
Sin embargo, ambos proponen lograrlo atacando al libre mercado. Ambos recetan
nuevas restricciones al comercio internacional y un nuevo programa social para
niños de edad preescolar.
Clinton
desea que el gobierno dé una mayor mordida impositiva a los
miembros más productivos de la sociedad, una política que desalentaría la
toma de riesgos por parte de esas personas. Trump
habla con demagogia sobre la inmigración y desea castigar
a las compañías estadounidenses que distribuyen su capital a su mejor
uso si este resulta ser en el exterior.
Lo que se
queda por fuera de su análisis es el gigantesco rol de las políticas monetarias
y regulatorias anticrecimiento de la Fed. Trump
argumentó en septiembre que la política de crédito barato de la Fed, la cual
lleva ya ocho años, está generando burbujas de activos. Pero si entendiera
el problema, no se despacharía contra el Nafta.
Clinton
finge alarma ante las críticas de Trump a la Fed bajo el argumento de que se
supone que el banco central sea independiente. Sin embargo, es bien conocido que los demócratas trabajan tras
bambalinas para debilitar la independencia de los bancos regionales de la Fed
para centralizar el poder en Washington.
El sentido
común dicta que la Fed ha inundado el
mercado con crédito al comprar bonos de forma enérgica y crear reservas
bancarias en el balance de la Fed. No obstante, cuando la Fed compra
activos, tales como deuda gubernamental o valores respaldados por hipotecas,
sólo registra un pasivo a corto plazo en su balance. Las reservas están en los libros contables, pero no crean más crédito
en la economía real que si la Fed nunca hubiera hecho la compra. Mientras
tanto, genera una escasez de activos a mediano y largo plazo en el mercado.
Si hubiera un exceso de crédito en la
economía real probablemente se manifestaría en los préstamos bancarios, a medida que las empresas en
expansión clamaran por préstamos de bajo costo. Sin embargo, el crecimiento del crédito “ha sido terriblemente lento”,
según escribió David Malpass, presidente de la firma de consultoría Encima
Global, en una reciente nota a sus clientes. La estructura de término de los
activos bancarios tiene algo de culpa, pero también la tiene la regulación, por
parte de la Fed y el Congreso, a través de la ley Dodd-Frank de 2010, la cual
ha hecho que sea difícil prestarles a las empresas, especialmente las pequeñas.
Las
compañías con mejor calificación de crédito están usando el dinero barato no para financiar proyectos que mejoren la productividad, sino para pagar dividendos, recomprar acciones o llevar a
cabo otras transacciones financieras. Las políticas de la Fed, como
escribió Malpass, “están reduciendo el crédito disponible para las pequeñas
empresas y perjudicando el crecimiento del PIB en vez de estimularlo”.
La Fed es
técnicamente una “agencia independiente”, pero no es inmune a responder al
público que sirve. Culpar al libre mercado de sus errores sólo hará que las
cosas empeoren.
Escriba a O’Grady@wsj.com
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