El
Futuro de China para 2030: La política
cerealera y oleaginosa mundial libera a China de la dependencia de sus campesinos
y trata de incorporarlos a las grandes ciudades, su actual población urbana es
de 52% del total y pretende elevarla al 2030 al 75 % (eso implica más cemento para sus ciudades y
mas internet de las cosas y solo circulación de autos eléctricos autónomos para
no contaminar mas ) será el mayor éxodo en la historia de la humanidad . También
se viene una fabulosa mecanización autónoma del campo para los escasos agricultores
o ingenieros de software que se queden. Como
mientras tanto durante 10 años en China tendrán que limpiar y descontaminar sus
tierras agrícolas ,es una oportunidad de oro para proveerlos de alimentos hasta
el 2030
La
política granaria mundial y las decisiones del Gobierno chino
http://www.lavoz.com.ar/opinion/la-politica-granaria-mundial-y-las-decisiones-del-gobierno-chino
A la fecha,
la población urbana china representa el 52% de la total y su gobierno pretende
elevarla al 75% en 2030.
Por Salvador Treber*0
La mayor
proporción de producción de cereales y oleaginosas
está concentrada en no más de cinco países que
cubren las necesidades del planeta y que han logrado que crezca lo suficiente
como para eliminar el hambre, el cual persiste por interferencias políticas.
A
nivel mundial, la
producción asciende a unos 1.650 millones de toneladas
para atender la demanda de 7.240 millones de personas a un promedio de 22,8 kilos por habitante al año. Habría que sumar
otras 850 mil toneladas de maíz para la
alimentación de los ganados vacuno, lanar y porcino.
En el caso
de China –el país más poblado de la Tierra–, con su producción autóctona no
cubre su mercado interno por la concurrencia de varios factores. El principal
es el agotamiento que sufren las tierras rurales, lo que provoca una progresiva
reducción en el promedio por hectárea.
Esa
situación lo obliga a importar en grandes cantidades, aunque prefiere depender lo menos posible de Estados Unidos
(principal productor y titular del mayor cupo de exportación). Por ello está
tratando de estrechar su relación con los demás exportadores, entre ellos,
Argentina.
El veloz
crecimiento chino (9,7% anual durante el decenio 2003 a 2013) fue afectado por
la extensa recesión mundial, pues en 2015 registró una tasa de “apenas” siete
por ciento, con tendencia ligeramente descendente.
En la
actualidad, Argentina puede atender la demanda de 440
millones de habitantes y en 2020 podría ser de 760
millones, si las cosechas crecen al mismo ritmo con que lo hicieron
durante los primeros 15 años de este siglo.
El
gran éxodo
A la fecha,
la población urbana china representa el 52 por ciento
de la total y su gobierno pretende elevarla al
75 por ciento en 2030.
Ello
equivale a reducir el porcentaje de campesinos del 48 al 25 por ciento, por lo
que en 15 años disminuirían de los 658 millones
actuales a sólo 345 millones.
Esto implica
el traslado de más de 20 millones de personas por año.
De esa forma
se habrá consumado el máximo éxodo en la historia de la
humanidad.
Esa epopeya
se viene estudiando desde hace bastante tiempo, y lo más sorprendente es que se
redujo el plazo de ejecución a la mitad de años previstos.
Esta vez,
las autoridades chinas no mezquinaron detalles que permiten valorar dicha
proeza de forma cabal. Se distingue la previa
reeducación de quienes estén involucrados para que luego accedan a actividades
industriales urbanas o a prestación de servicios.
En cuanto al
sector agropecuario, le proveerán de equipos y maquinarias
de última generación que hoy no poseen debido al exceso de población rural.
También mejorarán sus viviendas.
No debe
olvidarse que su meta es equiparar la producción por habitante a la cima
mundial y prevén que en 2030 cumplirán con las metas fijadas.
Objetivos
suplementarios
Hoy los
trabajadores urbanos chinos perciben ingresos tres
veces superiores a los rurales, pero esa notable diferencia de estatus
deberá desaparecer, en idéntico plazo, para los más de 300 millones que se
mudarán a las áreas urbanas.
En cuanto a
los 50 millones seleccionados –por ser los más
aptos a ese fin– para permanecer en zona rural, tendrán como premio que sus salarios se equiparen a los urbanos, siempre que
logren eliminar las pequeñas unidades.
Se hará al
efecto lo que se considere indispensable para impulsar la producción de carnes, en especial de cerdo, además de los lácteos, aceites,
hortalizas y frutas, hasta estar en condiciones de cubrir todas las
necesidades de la incrementada población urbana.
Está
previsto que en forma paralela se vayan reduciendo,
hasta ser eliminados en el transcurso de los próximos cinco años, los subsidios que hoy rigen.
Estas
decisiones se tomaron en Beijing en el marco de un esquema de perfeccionamiento
y mayor racionalización de su economía, pero es
indudable que generará efectos a nivel mundial por su gran magnitud.
A ello debe
sumarse la necesidad de sanear, durante una década,
alrededor de un quinto de sus tierras agotadas, lo cual ofrece a los
productores de nuestro país una oportunidad única, que sería muy importante no
desperdiciar.
* Profesor de posgrado en Ciencias Económicas (UNC)
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