Entrevista
al presidente Obama sobre la actual situación económica norteamericana y
europea y sobre el acuerdo comercial con Europa que se ha estancado .Defiende
el comercio mundial y un Internet libre y abierta, lo cual es esencial para la
economía digital, pues EEUU lidera esos campos. Sostiene la falacia que hay que
construir un capitalismo bueno y humano y que no sea salvaje ni despiadado. Y opina
sobre la guerra contra el Estado Islámico.
Obama:
“El ISIS sigue a la defensiva, nuestra coalición está a la ofensiva”
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/17/actualidad/1476729215_279923.html
El
presidente de EE UU repasa en una entrevista con 'La Repubblica' los asuntos
más calientes en la esfera internacional
FEDERICO
RAMPINI (LA REPUBBLICA)
Washington
18 OCT 2016 - 17:01
El
presidente Obama en la academia Benjamin Banneker, en Washington. SUSAN WALSH
AP
Pregunta
(P). Al principio de su
primer mandato, las economías estadounidense y europea estaban inmersas en una
profunda depresión. Desde entonces, la economía de Estados Unidos ha disfrutado
de siete años de crecimiento, mientras que la europea sigue padeciendo un
crecimiento bajo y un paro elevado. ¿Ha llegado la hora de replantearse la
función de la política fiscal, la inversión pública y el modo en que podrían
restaurar el crecimiento económico? En otras palabras, ¿han
fracasado las políticas de austeridad?
Respuesta
(R). Creo que la
experiencia de Estados Unidos durante los ocho últimos años pone de manifiesto
la sensatez de nuestro punto de vista. Poco después de convertirme en
presidente, aprobamos la Ley de Recuperación para
estimular la economía. Nos apresuramos a rescatar la industria
automovilística, a estabilizar los bancos, a invertir en infraestructura, a
agilizar los préstamos a las pequeñas empresas y a ayudar a las familias a
conservar sus casas. Los resultados están claros. Nuestras
empresas han creado más de 15 millones de nuevos puestos de trabajo. La
tasa de paro se ha reducido a la mitad. Hemos recortado drásticamente el
déficit. Por fin empiezan a subir los sueldos de los trabajadores. Las rentas
han crecido y la tasa de pobreza ha descendido. Aún queda mucho trabajo por
hacer para ayudar a los trabajadores y las familias a salir adelante, pero
vamos por buen camino.
Algunos países adoptaron un
planteamiento diferente.
Como he dicho en ocasiones anteriores, creo que las
medidas de austeridad han contribuido a ralentizar el crecimiento en Europa.
En algunos países, los años de estancamiento han agravado la frustración y la
angustia económicas que vemos en todo el
continente, sobre todo entre los jóvenes que tienen menos probabilidades de
encontrar trabajo.
P. El “fenómeno
de Trump” en Estados Unidos ha estado precedido por movimientos
populistas y nacionalistas en Europa. ¿Qué les propondría a sus aliados
europeos para afrontar la situación posterior al Brexit? ¿Cómo responder a unos movimientos que quieren aislar Europa, construir
muros, reducir la inmigración, restringir nuestra apertura al comercio
internacional?
R. No cabe duda de que, en nuestros
países, las mismas fuerzas de la mundialización que durante décadas han traído
consigo tanto progreso económico y humano representan también un desafío político,
económico y cultural. Muchos ciudadanos sienten que el
comercio y la inmigración los están perjudicando. Lo hemos visto en la
votación sobre la salida de Reino Unido de la UE.
Lo vemos en el auge de los movimientos populistas, tanto de derechas como de
izquierdas. En todo el continente, vemos que algunos cuestionan el concepto
mismo de integración europea e insinúan que a los distintos países les iría
mejor yendo por libre.
La economía mundial integrada,
incluido el comercio, ha contribuido a mejorar la vida de miles de millones de
personas en todo el mundo.
En momentos
como este, aun siendo conscientes de esos retos tan reales a los que nos
enfrentamos, es importante recordar que
las fuerzas de la integración son muy beneficiosas para nuestros países y
nuestra vida cotidiana.
La economía mundial integrada, incluido el
comercio, ha contribuido a mejorar la vida de miles de millones de personas en
todo el mundo. La pobreza extrema se ha reducido de manera espectacular. Gracias a la colaboración internacional en materia de
ciencia, salud y tecnología, la gente vive más tiempo y tiene más
oportunidades que nunca.
La UE sigue
siendo uno de los mayores logros políticos y económicos de los tiempos
modernos. Ningún país de la UE se ha levantado en armas contra otro. Familias
de África y Oriente Próximo se juegan la vida por dar a sus hijos las
oportunidades y la calidad de vida de las que disfrutan los europeos, logros
que nunca deben darse por hechos.
Nuestro reto, por tanto, consiste en asegurarnos de
que los beneficios de la integración estén mejor repartidos y de que
cualquier trastorno económico, político y cultural se afronte como es debido.
Eso exige
políticas económicas que sean inclusivas y de verdad inviertan en la gente
mediante una educación, una capacitación y una formación que contribuyan a
aumentar los salarios y reducir la desigualdad.
Para ello, se necesita un comercio
que proteja a los trabajadores y el medio ambiente. Es necesario que nos aferremos a
nuestros valores y tradiciones de sociedades plurales y diversas; que
rechacemos esa política del “nosotros” contra “ellos” que intenta utilizar a
los inmigrantes o las minorías como chivos expiatorios. Y, en Europa, se
necesita la clase de visión que han defendido dirigentes como el primer ministro
Renzi: una Europa que avanza, no retrocede, haciendo hincapié en un crecimiento
que genere empleo y oportunidades, sobre todo para los jóvenes.
P. A ambos lados del Atlántico, se han estancado las negociaciones de la ATCI
(Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión) [TTIP].
El proteccionismo va en aumento en todas partes. Usted conoce bien las
objeciones estadounidenses al libre comercio, pero la perspectiva europea es
algo distinta: muchos de nuestros ciudadanos, incluso en países como Alemania, donde disfrutan de enormes excedentes comerciales,
creen que el nuevo tratado con Estados Unidos rebajaría la protección de
nuestros consumidores, nuestros trabajadores, nuestra sanidad. A ojos de muchos
europeos, su país se ha convertido en símbolo de un capitalismo sin límites en
el que las multinacionales dictan las normas. ¿Qué
respondería a estas preocupaciones de los europeos?
La historia
demuestra que el mercado libre y el capitalismo son tal vez la mayor fuerza
para generar oportunidades, y que promueven la innovación y mejoran la calidad
de vida.
R. Sí, la política comercial es
compleja en todos los países. Pero la historia demuestra que el mercado libre y el capitalismo son tal vez la mayor
fuerza para generar oportunidades, y que promueven la innovación y mejoran la
calidad de vida. Lo vimos en Europa Occidental durante las décadas posteriores
a la Segunda Guerra Mundial. Lo hemos visto en el centro y el este de Europa
desde el final de la Guerra Fría. Lo hemos visto en todo el mundo, desde África
hasta América, pasando por Asia. Al mismo tiempo, también hemos visto que la globalización puede debilitar la posición de los
trabajadores, hacer que les
resulte más difícil ganar un salario decente y provocar el traslado de las
fábricas a países con mano de obra más barata.
Y yo he
advertido acerca de un capitalismo despiadado
que solo beneficia a unos pocos que están arriba del todo y que agrava la
desigualdad y separa aún más a ricos y pobres.
En esta economía mundial en la que una parte tan grande de nuestra
prosperidad depende del comercio internacional, es sencillamente
imposible retirarse y subir el puente levadizo.
El proteccionismo solo sirve para
debilitar nuestras economías y nos perjudica a todos, sobre todo a los trabajadores. En
vez de eso, tenemos que aprender del pasado y comerciar de tal manera que la economía mundial funcione mejor para todos, no solo para los
que están arriba del todo. Los emprendedores necesitan ayuda para convertir
sus ideas en empresas. Necesitamos colchones de seguridad más fuertes para
proteger a la gente en épocas de dificultad. Y tenemos que seguir trabajando para frenar los excesos del
capitalismo mediante normas estrictas para la banca y los impuestos, y más
transparencia, para tratar de prevenir las reiteradas crisis que ponen en
peligro nuestra prosperidad compartida.
También
necesitamos acuerdos comerciales de gran categoría, como la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión.
Aunque el comercio entre Estados Unidos y la
UE mantenga unos 13 millones de puestos de trabajo en nuestros países, una gran
cantidad de aranceles y distintos reglamentos, disposiciones y normas se
interponen en el camino de un comercio, una inversión y una creación de empleo
todavía mayores.
Eliminando
los aranceles y salvando las diferencias reglamentarias, facilitaremos el
comercio, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas. La ATCI no rebajará las normas. Al contrario, las
reforzará para proteger mejor a los trabajadores, a los consumidores y el medio
ambiente, y garantizará un Internet libre y abierta, lo
cual es esencial para la economía digital. Por todos estos motivos,
Estados Unidos sigue decidido a concluir las negociaciones de la ATCI, y ello
requerirá voluntad política por parte de todos nuestros países.
P. ¿Estamos ganando la guerra
contra el ISIS en Irak y en Siria? ¿Y qué se puede decir de la “otra” guerra contra el ISIS, la
prevención de los atentados terroristas dentro de nuestros países?
R. Nuestra coalición mantiene una lucha
incansable contra el ISIS en todos los frentes. Los bombardeos aéreos de la
coalición siguen atacando objetivos del ISIS. Seguimos eliminando a sus
principales líderes y comandantes para que no puedan volver a amenazarnos.
Seguimos
golpeando sus infraestructuras petrolíferas y sus redes económicas, privándolos
del dinero que financia su terrorismo.
Sobre el
terreno, en Irak, el ISIS ha perdido más de la mitad del territorio poblado que
ocupaba anteriormente, y las fuerzas iraquíes han iniciado las operaciones para
liberar Mosul.
El ISIS
lleva más de un año sin concluir con éxito una gran operación en Irak o Siria.
En resumen, el ISIS sigue a la defensiva, nuestra coalición está a la ofensiva,
y a pesar de que esta seguirá siendo una lucha difícil, confío en que nosotros
ganaremos y el ISIS perderá.
Dicho esto,
aun cuando el ISIS sigue perdiendo terreno en Irak, Siria y Libia, todavía
tiene capacidad para efectuar o inspirar atentados, como hemos visto en Oriente
Próximo, en el norte de África, en Estados Unidos y en Europa. Impedir que
individuos solitarios o pequeñas células terroristas maten inocentes en
nuestros países sigue siendo uno de nuestros retos más difíciles. A pesar de
que cada uno de nuestros países trabaja para reducir los atentados en su
territorio, tenemos que colaborar más, compartiendo información e inteligencia,
impidiendo que los terroristas extranjeros viajen y reforzando la seguridad
fronteriza.
P. Italia
ha tomado la delantera en la crisis de los refugiados en el Mediterráneo.
En ocasiones parece que nuestro país está prácticamente solo ante esta
emergencia. ¿Cómo evalúa usted la importancia de la solidaridad europea en este
tema?
R. Italia está claramente a la vanguardia
en la crisis de los refugiados, que es una catástrofe humanitaria y una prueba
para nuestra humanidad común. Las imágenes de tantos migrantes desesperados
—hombres, mujeres y niños— hacinados en pequeños barcos y ahogándose en el
Mediterráneo han sido mucho más que desgarradoras.
Hay que reconocer que Italia y sus aliados han rescatado y salvado las vidas de centenares de
miles de emigrantes. El primer ministro Renzi
ha sido una voz elocuente en defensa de una respuesta compasiva y coordinada a
esta crisis, incluida la necesidad de ayudar a los países africanos de los que
proceden muchos de estos migrantes. Numerosos italianos han mostrado su
generosidad al recibir a los refugiados en sus comunidades.
Pero como
dije en la cumbre de los refugiados que convoqué en Naciones Unidas el mes
pasado, un pequeño número de países
fronterizos no puede soportar solo esa carga. Esa es la razón por la que la
OTAN acordó este verano aumentar el apoyo a las operaciones navales de la UE en
el Mediterráneo.
Por
eso Estados Unidos cree que el acuerdo entre la UE y Turquía es una forma importante de compartir
los costes de esta crisis y garantizar una estrategia coordinada que respete
los derechos humanos de los emigrantes y garantice una política migratoria
ordenada y humana.
Y por eso
Estados Unidos seguirá poniendo de su parte como mayor donante de ayuda
humanitaria en todo el mundo, incluida la ayuda a los refugiados, y con su
compromiso de recibir y reasentar a 110.000 refugiados
en los próximos 12 meses.
Dada la magnitud
de esta crisis, todo el mundo debe hacer más. La cumbre sobre los refugiados
del mes pasado fue un importante paso adelante. Más de
50 países y organizaciones han aumentado en unos 4.500 millones de dólares sus
aportaciones a las organizaciones humanitarias y a los llamamientos de
Naciones Unidas.
Juntos,
nuestras naciones están duplicando aproximadamente el número de refugiados que
admitimos en nuestros países, hasta superar los 360.000
este año.
Ayudaremos a
más de un millón de niños refugiados a acceder a la educación, y ayudaremos a
un millón de refugiados a acceder a formación, a adquirir nuevas aptitudes y a
encontrar trabajo.
Aun así,
seguimos necesitando que más países donen más ayuda y acepten más refugiados. Y
necesitamos reafirmar nuestro compromiso con la diplomacia, el desarrollo y la
protección de los derechos humanos, contribuyendo así a poner fin a los
conflictos, a la pobreza y a la injusticia que obligan a tantas personas a huir
de sus hogares. Es una tarea urgente, en la que agradecemos la firme
colaboración de nuestros amigos y aliados italianos.
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