El Califato de Iraq y la Gran Siria adquiere
700 componentes explosivos y electrónicos de Empresas iraníes, libanesas,
indias, japonesas, turcas, austriacas, una de Brasil, Rumanía, China,
Federación Rusa, Bélgica, Holanda, República Checa, Suiza, Japón , Estados
Unidos y Emiratos Árabes es decir unas 51 compañías de 20 países.
El
bazar turco del Estado Islámico
http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/29/5813b4e4468aebac2a8b4572.html
Terroristas
del Estado Islámico patrullan por las calles de Mosul. REUTERS
Los
yihadistas se abastecen de más de 700 componentes para fabricar sus bombas a través de una decena de
empresas radicadas en Turquía
E.
URREIZTIETA / A.
ESCRIVÁMadrid
29/10/2016
03:01Un informe de la Unión Europea sobre la
guerra en Siria muestra a Turquía como un gran agujero negro -también lo
llaman, un "cuello de botella"- a la hora de controlar el suministro
de productos con los que el Estado Islámico (IS) ha
venido elaborando los IED (dispositivos explosivos improvisados o bombas
caseras) cuyos destinos son Siria e Irak.
Aunque
fabricados en otros países, por allí han pasado la mayor parte de los
detonadores o productos químicos clasificados en el informe y que acabaron en
poder de los islamistas (700 componentes encontrados en
localidades como Mosul o Kobane).
Las
autoridades turcas, sin embargo, no respondieron a las preguntas realizadas por
un organismo independiente cuyo fin era trazar el recorrido de los elementos
con los que los yihadistas montan sus artefactos.
"Las autoridades
turcas rehusaron responder a las repetidas solicitudes de información y dejaron
así a los investigadores sin la posibilidad de documentar la cadena de custodia
de varias marcas de cordón detonante que habían pasado por Ankara y llegaron
hasta Kobane en Siria", explica el documento al que ha tenido acceso EL MUNDO.
No fueron
las únicas. Empresas iraníes, libanesas, indias,
japonesas, también turcas o incluso austriacas ignoraron los
requerimientos de la UE para que facilitasen datos sobre materiales que habían
fabricado o vendido y que acabaron, después de pasar por las instalaciones de
uno o varios intermediarios, en almacenes del IS.
Estas
negativas dificultaron todavía más el trabajo, ya de por sí difícil, de seguir
los pasos de unos productos que, o bien no necesitan permisos para su venta o
exportación, o bien pueden ser empleados de forma civil en actividades como la
minería o la industria; o bien, aunque necesitan algún tipo de licencia, su
escrutinio es mucho menor que aquel al que están sujetas las armas.
Trazado de
componentes para realización de armas y explosivos del Estado Islámico. MUNDO
No obstante,
los datos obtenidos siguen siendo significativos: el examen
de 700 componentes usados por el IS en la fabricación de sus IED llevó a
identificar a 51 compañías de 20 países como
vendedoras, productoras o receptoras de "material crítico", que es la
calificación aplicada a algunos productos químicos -pasta de aluminio, nitrato de amonio o urea-, el cordón detonante, los
detonadores, cables, cohetes, bombas de vaselina, móviles o los componentes
electrónicos necesarios para la activación por control remoto. Según los investigadores, "no hay
ninguna evidencia que sugiera ninguna transferencia directa entre los países y
las compañías mencionadas en la investigación" con el IS. "En todos
los casos identificados, los productores han comerciado con los componentes de
forma legal con compañías legales de comercio y distribución.
Esas compañías, a su vez, los han vendido a
entidades comerciales más pequeñas que aparecen como la parte más débil ante
aquellos individuos o grupos asociados o impulsores del Estado Islámico",
señala el informe.
De modo que,
para los redactores del dossier, la legalidad no es suficiente.
De hecho,
llegados a este punto, hay un elemento sobre el que alertan de manera especial
y que les permite realizar una serie de advertencias y reproches importantes.
"Tal vez el más significativo hallazgo de este informe", dicen,
"tiene que ver con la velocidad con la que las
fuerzas del IS pueden adquirir los componentes para sus IED.
Pueden
hacerlo en un mes, y eso habla de la carencia de control de los gobiernos y de
las compañías afectadas".
"Sólo
la exigencia de una licencia no está siendo suficiente para prevenir la
adquisición de material como los detonadores o el cordón detonante por parte
del IS", denuncian. E insisten: "Y se tiene muy escasa conciencia
sobre el potencial uso que un terrorista puede hacer de cierto material de
acceso civil".
La
investigación empezó en julio de 2014 y se prolongó a lo largo de 20 meses,
hasta febrero de 2016 -paradójicamente, los datos recopilados no impidieron que
pocas semanas después, el 18 de marzo de este año, los gobiernos europeos
acordaran ceder a Turquía la gestión del destino de los refugiados que huían de
la guerra de Siria-.
Según los
investigadores, tras capturar Mosul en junio de 2014, el IS fabricó y desplegó
artefactos explosivos improvisados por los territorios que iba invadiendo
"a una escala casi industrial". El
objetivo de dichos artefactos era el de aumentar el peligro de cualquier
operación de ataque que sus enemigos quieran emprender y retrasar el regreso de
la población desplazada.
Las batallas
en las localidades iraquíes de Al Rabia, Kirkuk, Mosul,
Tikrit y de la localidad siria de Kobane permitieron la ubicación de los
contenedores y la recogida del material que ha sido la base de la investigación
y que fue aportado, entre otras instituciones, por la Policía Federal Iraquí,
el Consejo de Seguridad de la Región del Kurdistán o las Unidades de Protección
de Siria.
El resultado
al detalle es revelador: cuando se habla de potenciadores químicos, aparecen
siete empresas turcas, cuatro de Irak, y una de Brasil, Rumanía, China, Federación Rusa, Bélgica,
Holanda y Emiratos Árabes. Cuando se cuantifican las empresas que
han producido o vendido cordón detonante hay dos
turcas, una libanesa y cuatro indias. Los detonadores tienen su origen
en India, en
Austria y en la República Checa, y los cables en cuatro empresas
turcas. Sin embargo, a pesar de las distintas nacionalidades citadas, el mayor
problema se encuentra en Turquía, que es calificada como el "choke
point", el "cuello de botella" de esta situación. "Entre
las 13 compañías turcas identificadas, ocho son intermediarias que han
retransferido los componentes que fueron fabricados en Brasil,
China, India, Holanda, Rumanía y la Federación Rusa", precisa el
informe. En el caso de la India, "siete compañías de este país fabricaron
la mayor parte de los detonadores, el cordón detonante y las mechas.
Las leyes
indias exigen una licencia para conseguir ese material.
Todos los
componentes documentados fueron legalmente exportados desde India hasta Líbano o Turquía", se indica. De modo que,
"las evidencias sugieren que las fuerzas del IS adquieren los componentes
en Turquía y luego los trasladan a Siria e Irak".
Un ejemplo
extraído del informe podría documentar lo que ocurre exactamente cuando los
citados componentes llegan a territorio turco.
Los
investigadores detallaron el seguimiento del contenido de unos depósitos
hallados durante la segunda batalla de Tikrit, entre marzo y abril de 2015, y
en los que el IS había mezclado pasta de aluminio con nitrato de amonio para la
manufactura de explosivos.
Las
etiquetas indicaban que estos productos habían sido fabricados por la firma Aldoro en
Brasil, Alba Aluminium en Rumanía y Sunrise en China. Estas tres
compañías los habían vendido a tres empresas turcas con base en Estambul. Una
de las empresas importadoras, Gultas Kimya, respondió a la UE que sólo vende en
Turquía -no en Siria o Irak, mercados a los que, según reconocen algunas
firmas, el Gobierno turco tiene prohibida la exportación-; que no autorizó a
ningún cliente a exportar la pasta de aluminio que había importado; que no
controla la reventa por parte de sus clientes y que no conoce ninguna ley que
le obligue a prohibir a sus clientes la venta a terceros.
La segunda
empresa importadora informó de que había vendido producto a Azerbayán y la tercera, Metkim, reconoció que era
incapaz de determinar a qué cliente había vendido el material. Evidentemente,
los autores del informe no pudieron determinar "la cadena de
custodia" de la pasta de aluminio, del mismo modo que tampoco pudieron
averiguar -y en este caso, no está Turquía en el camino de paso-, cómo pudo
llegar a un almacén del IS en Kobane una buena cantidad de cordón detonante
fabricado en la India pero que había estado entre las existencias del Gobierno
sirio.
Respecto a los componentes electrónicos que suele utilizar el IS
para montar sus aparatos de control remoto, el camino es distinto. Por ejemplo,
para activar las bombas de Irak, los terroristas del autodenominado Estado
Islámico utilizan un Nokia modelo 105 Type RM-908. Los
móviles interceptados utilizados con este fin fueron fabricados en Suiza, Japón y
Estados Unidos, pero de los 10 localizados, ocho fueron comprados
por el IS en los Emiratos Árabes y dos en la ciudad de
Erbil, en el Kurdistán iraquí. El
informe, en definitiva, constata carencias legales y de control pero también,
aunque involuntariamente, la extrema dificultad de restringir el uso de
determinados elementos cuando son utilizados y producidos en decenas de países.
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