Al inicio se manifestó solo como una molestia temporal y después como una lejana amenaza, pero ahora, la inflación ha dado una sorpresa en la vida diaria de los estadounidenses, desde el supermercado, la gasolinería y los alquileres. Además, está encendiendo las alertas rojas para los formuladores de políticas de la Reserva Federal.
El Departamento de Trabajo informó el miércoles de esta semana que los precios al consumidor aumentaron un 7% en diciembre desde el mismo mes en 2021, la inflación interanual más alta desde junio de 1982. Excluyendo los precios volátiles de la energía y los alimentos, lo que se denomina inflación "básica" aumentó un 5.5% durante el año pasado, el ritmo más rápido desde 1991.
Los precios del tocino han subido casi un 19% desde hace un año, los abrigos y trajes de hombre casi un 11%, los muebles de sala y comedor más de un 17%. Alquilar un automóvil le costará un 36% más, en promedio, que en diciembre de 2020.
Al principio, el presidente de la Fed, Jerome Powell, y otros caracterizaron los precios al consumidor más altos como un mero problema “transitorio”, el resultado, principalmente, de retrasos en los envíos y escasez temporal de suministros y trabajadores a medida que la economía se recuperaba de la recesión por la pandemia mucho más rápido de lo que nadie había anticipado.
Ahora, muchos economistas esperan que la inflación al consumidor se mantenga elevada al menos durante este año, con una demanda superior a la oferta en numerosas áreas de la economía.
En estos puntos te explicamos qué causó el alza en los precios y qué se espera para los próximos meses:
Cuando la pandemia paralizó la economía en la primavera de 2020 y se iniciaron las cuarentenas, las empresas cerraron o redujeron el horario y los consumidores se quedaron en casa como precaución de salud, los empleadores recortaron 22 millones de puestos de trabajo. La producción económica se desplomó a una tasa anual récord del 31% en el trimestre de abril a junio del año pasado.
Pero en lugar de hundirse en una recesión prolongada, la economía protagonizó una recuperación entusiasta, impulsada por grandes inyecciones de ayuda gubernamental y la intervención de emergencia de la Reserva Federal, que recortó las tasas de interés, entre otras cosas. Con el lanzamiento de las vacunas se animó a los consumidores a regresar a los restaurantes, bares, tiendas y aeropuertos.
De repente, las empresas tuvieron que luchar para satisfacer la demanda. No pudieron contratar lo suficientemente rápido para llenar las vacantes (casi un récord de 10.6 millones en noviembre) o comprar suficientes suministros para cumplir con los pedidos de los clientes. A medida que el negocio se recuperaba, las cadenas de suministro globales se enredaron.
Ante esta escasez circunstancial, los costos aumentaron. Y las empresas descubrieron que podían trasladar esos costos más altos en forma de precios más altos a los consumidores, muchos de los cuales habían logrado ahorrar mucho durante la pandemia.
El aumento que más han resentido los consumidores es el de los alimentos, que se ha originado por múltiples factores como escasez de mano de obra, los cuellos de botella en la cadena de suministro y la fuerte demanda de los consumidores que han elevado su costo.
Aunado a esto, el clima extremo, particularmente el calor y la sequía han reducido el rendimiento de los cultivos. También los brotes de covid-19 en plantas empacadoras de carne y patrones volátiles de alimentación de los consumidores han generado el alza.
Además, los costos de combustible se han disparado.
Un mercado laboral sólido está impulsando los salarios, aunque no lo suficiente como para compensar los precios más altos. El Departamento de Trabajo dice que las ganancias por hora de todos los empleados del sector privado cayeron un 1.7% en noviembre respecto al año anterior después de tener en cuenta los precios al consumidor más altos.
Pero hay excepciones: los salarios después de la inflación aumentaron casi un 14% para los trabajadores de hoteles y un 7% para los empleados de restaurantes.
Los cheques de estímulo, que comenzaron a enviarse por correo bajo la administración del presidente Donald Trump, continuaron hasta marzo, cuando las parejas casadas elegibles recibieron hasta $2,800, más $1,400 por cada dependiente.
Antes de los cheques, la economía de EEUU se había derrumbado cuando entraron en vigor las cuarentenas, las empresas cerraron o redujeron el horario. Los empleadores recortaron 22 millones de puestos de trabajo.
Sin embargo, la economía protagonizó una recuperación inesperadamente entusiasta, luego de una serie de medidas de emergencia de la Reserva Federal y las ayudas del gobierno.
Pero los críticos, incluido el exsecretario del Tesoro Lawrence Summers, culparon en parte al paquete de ayuda por coronavirus del presidente Joe Biden de $1.9 billones, con sus cheques de $1,400 para la mayoría de los hogares, por sobrecalentar una economía que ya estaba funcionando por sí sola.
El mes pasado, en un hito para la recuperación de EEUU, la Reserva Federal acordó acelerar la reducción del estímulo a la compra de bonos que lanzó a principios de la crisis, allanando el camino para aumentos de tasas de interés.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo a los periodistas que la Fed será paciente y no subirá las tasas para que la economía pueda alcanzar el pleno empleo, pero agregó que los funcionarios "no dudarán" en actuar si la inflación no disminuye, presumiblemente para la segunda mitad del próximo año.
En octubre, el presidente Joe Biden anunció que el Puerto de Los Ángeles, en el centro del atasco de la cadena de suministro, operaría las 24 horas para ayudar a despejar algunos de los cientos de miles de contenedores de Asia varados en sus muelles.
Sin embargo, hacerlo no es tan simple, pues funcionarios portuarios, representantes sindicales, trabajadores y empresas de transporte han señalado que probablemente tomará meses hacer una diferencia significativa en el retraso del puerto y desenredar otros problemas en el suministro. Otros actores, incluidos los conductores de camiones y los trabajadores de almacenes, necesitan cambiar sus horarios.
Es probable que los precios elevados al consumidor perduren mientras las empresas luchen por mantenerse al día con la demanda de bienes y servicios de los consumidores. Un mercado laboral en recuperación (los empleadores agregaron un récord de 6.4 millones de empleos el año pasado) significa que muchos estadounidenses pueden continuar derrochando en todo.
Muchos economistas ven que la inflación se mantendrá muy por encima del objetivo del 2% de la Fed este año. Pero el alivio de los precios más altos podría estar llegando.
El cambio brusco de la Fed hacia una política antiinflacionaria más agresiva podría desacelerar la economía y reducir la demanda de los consumidores. Además, no se repetirán los cheques de alivio de covid-19.
La inflación en sí misma está afectando el poder adquisitivo de los hogares y podría obligar a algunos consumidores a recortar sus gastos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario