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miércoles, 22 de junio de 2016

La quiebra de Oi en Brasil repercute en las acciones bancarias . por Luciana Magalhaes, Rogerio Jelmayer y Patricia Kowsmann encontrado en el WSJ

La quiebra de Oi en Brasil repercute en las acciones bancarias


http://lat.wsj.com/articles/SB10519361958350764032604582143360624263308?tesla=y

Tienda de Oi en el centro comercial Eldorado, en São Paulo.



Tienda de Oi en el centro comercial Eldorado, en São Paulo. PHOTO: BLOOMBERG NEWS
Por

Luciana Magalhaes,

 Rogerio Jelmayer y

 Patricia Kowsmann

miércoles, 22 de junio de 2016 0:02 EDT


SÃO PAULO—Las acciones de algunos de los principales bancos de Brasil recibieron un golpe el martes después de que la compañía telefónica Oi S.A. presentara la solicitud de protección por bancarrota más grande en la historia del país, aumentando así la probabilidad de fuertes pérdidas para los acreedores de la compañía telefónica, que adeuda unos US$19.000 millones.

El martes, las acciones de Banco do Brasil SA cayeron 4,5% al final de la sesión. Las acciones de Oi perdieron 18%. Por su parte, los títulos de Itaú Unibanco Holding S.A. y Banco Bradesco S.A. abrieron a la baja pero se recuperaron al cierre de la jornada.



Oi declara la mayor quiebra en la historia de Brasil.
Se estima que la deuda de Oi con Banco do Brasil asciende a más de 5.000 millones de reales (US$1.400 millones), mientras que su deuda con Itaú y Bradesco sería de alrededor de 1.500 millones de reales cada una (US$440 millones), de acuerdo con João Pedro Brugger, analista de la firma de inversión Leme Investimentos. Los tres bancos declinaron hacer comentarios.


A finales de marzo, alrededor de una cuarta parte de los 50.000 millones de reales (US$14.750 millones de dólares) que Oi adeuda a sus prestamistas estaba en manos de bancos comerciales. La telefónica debe miles de millones más a la agencia tributaria de Brasil, el ente regulador de telecomunicaciones y otros. El pedido de protección por bancarrota hecho el lunes por Oi y seis subsidiarias indicaba una deuda total de 65.400 millones de reales (US$19.260 millones).

Una brutal recesión ha hecho crecer enormemente el número de solicitudes de quiebras en Brasil, obligando a los bancos a aumentar sus reservas. El proceso de bancarrota de Oi pesará fuertemente en el sector financiero brasileño, dijo Luis Miguel Santacreu, analista de la calificadora de riesgo Austin Rating.


“Esto sucede en un momento difícil (para Brasil) y las solicitudes de protección por quiebra probablemente continuarán aumentando”, dijo.


La negociación de las acciones de Oi fue suspenda varias veces durante el martes; el precio de sus acciones preferentes cayó hasta 30% poco después de haber comenzado la sesión. Las acciones llegaron a caer hasta 31% durante el día y cerraron 18,2% a la baja, al tiempo que el índice Ibovespa ganó 1%.


Fitch Ratings, Standard & Poor’s y Moody’s Investors Service rebajaron sus calificaciones de Oi el martes. Fitch había reducido la nota de Oi el viernes pasado, citando la “endeudada y precaria estructura de capital” de la compañía y el flujo negativo de efectivo.

Oi, la cuarta empresa de telecomunicaciones de Brasil, atribuyó su colapso financiero a una serie de factores, entre ellos el fuerte endeudamiento al que incurrió para completar una serie de fusiones y adquisiciones que sin embargo no han ayudado a la empresa a cerrar la brecha tecnológica con sus principales competidores.


Hoy en día, los clientes de telecomunicaciones favorecen los teléfonos móviles y el acceso a Internet de banda ancha. Oi ha tenido menos éxito que sus competidores en penetrar en estos dos mercados. Dos de las fusiones de la compañía, con Brasil Telecom S.A. y Portugal Telecom SGPS S.A., no tuvieron el efecto deseado en la mejora de su balance.


“Oi tiene problemas financieros y de operaciones, la competencia es dura, el mercado está muy regulado y la tecnología se vuelve obsoleta rápidamente”, dijo Alexandre Furtado Montes, analista de telecomunicaciones de Lopes Filho, una consultora con sede en Rio de Janeiro.


La compañía registró una pérdida neta de 1.640 millones de reales (unos US$476 millones) en el primer trimestre, en comparación con una pérdida de 447 millones de reales en igual período del año anterior. Los ingresos netos se redujeron 4% durante el mismo período.


Oi, que tiene una participación de 34,4% en el mercado de telefonía fija de Brasil y unos 70 millones de clientes, pidió el lunes en la noche a un juzgado de Rio de Janeiro protección contra sus acreedores, el equivalente al Capítulo 11 en Estados Unidos, pocos días después de que fracasaran sus conversaciones de reestructuración de deuda.


A principios de este mes, renunció el presidente ejecutivo, Bayard Gontijo, mientras las conversaciones aún estaban abiertas. La compañía no dio ninguna razón específica para la partida de Gontijo, pero personas cercanas al ejecutivo dijeron que éste había respaldado una propuesta para convertir deuda en capital y dar a los tenedores de deuda una participación de control en la empresa reestructurada.


Ese plan fue rechazado por el principal accionista de la compañía, Bratel BV, una firma creada por antiguos accionistas de Portugal Telecom bajo el nombre oficial de Pharol SGPS, que controla 27,2% de las acciones de Oi directa e indirectamente a través de sus subsidiarias.


“La principal razón para la solicitud de protección por quiebra de Oi es Pharol”, dijo Montes, quien señaló que Oi tiene una capitalización de mercado de alrededor de mil millones de reales y que debe más de 30 veces su valor a los acreedores internacionales. Los accionistas “perdieron la empresa hace mucho tiempo, ya no es más de ellos”.


Pharol apoyó el plan de declaración de quiebra de Oi y rechazó la oferta favorecida por Gontijo porque no quería diluir su participación tan bruscamente, dijeron personas familiarizadas con la situación. Pharol dijo el martes que “(reafirma) su determinación de seguir defendiendo el valor de su principal activo”.


Los accionistas, incluyendo Pharol, habían estado negociando con los acreedores, representados por el banco de inversión Moelis & Co., que según una persona cercana a las negociaciones continuará representando a inversionistas internacionales como Pacific Investment Management and Co., o Pimco, Citadel LLC y Wellington Management Co.

Según algunos analistas, la endeudada empresa también podría venderse o fusionarse con una firma local o internacional de telecomunicaciones.

Oi también podría vender sólo un negocio específico o una de sus filiales, dijo Arthur Almeida, analista legal de Debtwire Analytics, basado en São Paulo. Su gran base de clientes de telefonía fija podría ser útil para un competidor que desee ampliar sus negocios en otros segmentos, señaló Almeida.


“Es posible que una de las más grandes empresas de telecomunicaciones que operan en Brasil puedan mostrar interés en Oi. También es viable que aparezca un candidato internacional, ya que Brasil es barato para los extranjeros”, dijo Brugger.


Oi ha estado sacudida por la inestabilidad de su gestión y por fallidos intentos de encontrar nuevas fuentes de capital. Marco Schroeder, que sustituyó a Gontijo a principios de este mes, es el sexto presidente ejecutivo de la compañía desde 2011. En febrero se frustró un posible acuerdo con el multimillonario ruso Mikhail Fridman para ayudar a financiar una fusión con la unidad brasileña de Telecom Italia SpA.


Los medios de comunicación locales han informado que el multimillonario egipcio Naguib Sawiris, dueño de Global Telecom, estaría considerando la compra de parte de Oi.

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