Las
exportaciones chinas cayeron 20 % el mes pasado y Singapur casi cae en recesión.
Indonesia importo 16 % menos ; Alemania con exportaciones mas bajas en 7 años; Japón
de nuevo se va a la recesión; los emergentes debían hace 10 años US$1,2
billones ahora deben US$ 3.600,000,000,000
La
economía global pierde el motor de los países emergentes
http://lat.wsj.com/articles/SB10717700583351743952504581293802849363460?tesla=y
Singapur es uno de los países más afectados
por la desaceleración de China. PHOTO: ROSLAN
RAHMAN/AFP/GETTY IMAGES
Por ANJANI TRIVEDI
Jueves,
15 de Octubre de 2015
0:06 EDT
El
surgimiento de nuevos síntomas de debilidad en China intensificó los temores de
que los males que aquejan a las economías en desarrollo se propaguen a los
países desarrollados y estropeen su frágil recuperación.
El reporte
del gobierno chino el miércoles sobre una desaceleración mayor a la prevista en
el índice precios al consumidor en septiembre fue interpretado como reflejo de
una débil demanda interna. Un día antes, las autoridades anunciaron que las importaciones cayeron alrededor de 20% en el mismo
mes. Singapur, cuya economía exportadora sirve
como un barómetro de la salud de Asia,
reveló el miércoles que estuvo a punto de caer en recesión. El banco central
tomó medidas para estimular la economía por segunda vez en lo que va del año.
Los países
emergentes han apuntalado el crecimiento de la economía global durante los
últimos años, mientras que los países desarrollados se estancaban. Ahora, la
desaceleración de China y otras economías en desarrollo ha trastocado este
escenario. Los bancos centrales de las grandes economías desarrolladas, desde Estados Unidos hasta Japón, consideran a los
emergentes como un riesgo en lugar de una ayuda.
“Está claro que el
enfriamiento de los mercados emergentes tiene un impacto en los mercados
desarrollados”,
reconoció Adam Slater, economista sénior de Oxford Economics en Londres. “Los mercados
emergentes han sido una fuerza muy positiva para el crecimiento mundial durante
la mayor parte de los últimos 10 años, y ahora ese aporte se está agotando”.
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La evidencia
más reciente indica que los países en desarrollo están comprando menos bienes
de capital y productos de alto valor agregado a las economías ricas. La noticia
de que el índice de precios al consumidor de China subió apenas 1,6% en
septiembre, frente al mismo mes de 2014 y que Indonesia,
la mayor economía del sudeste asiático, importó 16% menos bienes para
sus fábricas en agosto frente a igual mes del año previo, acentuaron las dudas.
La zona euro
atribuyó el miércoles el descenso de su producción industrial en agosto al
repliegue de las grandes economías en desarrollo como China. Alemania, a su vez, divulgó este mes una sorpresiva
caída en los pedidos de fabricación de agosto y las exportaciones
más bajas en siete años. Europa no es un caso aislado. La producción
fabril de Japón fue más débil de lo esperado en
agosto y las exportaciones de EE.UU. durante el mismo mes fueron las más bajas
desde 2011.
Los vínculos
cada vez más estrechos entre los mercados desarrollados y emergentes a través
del comercio, las finanzas y las inversiones durante la última década han
elevado el riesgo global. La exposición de los bancos internacionales a las
economías emergentes ronda US$3,6 billones, en
comparación con US$1,2 billones hace una década,
estima el Banco de Pagos Internacionales.
Los mercados
emergentes incrementaron su participación en las manufacturas y las
exportaciones del 38,3% del Producto Interno Bruto
mundial hace 15 años a 52% ahora, según Oxford Economics. “La mayor
interconexión a través del comercio y los flujos financieros” significa que las economías
desarrolladas sentirán la desaceleración de los mercados emergentes con mayor
fuerza que nunca, vaticinó Kamakshya Trivedi, jefe de estrategia
macro de mercados emergentes de Goldman Sachs, en
Londres.
Los
problemas que enfrenta el mundo en desarrollo, después de años de exceso de
inversión y endeudamiento, demorarán años en ser resueltos, advierten los
economistas. El Fondo Monetario Internacional dijo
la semana pasada que la debilidad de los países en desarrollo había arrastrado
al crecimiento mundial a su expansión más débil desde la crisis asiática y que
podría afectar a los países ricos hasta 2017.
El Banco de
Japón reconoció el martes que “la desaceleración de las economías emergentes” pesaba
sobre las exportaciones y la producción del país. Esto es particularmente
perjudicial “cuando el motor de crecimiento [nacional] no ha sido muy fuerte”,
manifestó Izumi Devalier, economista de HSBC en Hong Kong. Las cifras económicas más recientes de Japón apuntan a una
nueva recesión.
Economistas
de HSBC estiman que el crecimiento de la economía china llegará a 7% este año
después de una expansión de 7,7% en 2013. Tal enfriamiento ha reducido el
crecimiento de Japón en alrededor de 0,4 puntos porcentuales en ese período.
Las minutas
de la reunión del consejo de gobierno del Banco Central Europeo en septiembre
revelan una reducción de las previsiones del PIB de la
zona euro a 1,4% este año y 1,7% en 2016, en comparación con
proyecciones de 1,5% y 1,9% hace tres meses. El BCE dijo que la revisión a la
baja “refleja [en parte] una menor demanda externa, debido a un crecimiento más
débil en los mercados emergentes”.
Durante
años, el crédito fácil provisto por los bancos centrales de las naciones desarrolladas
estimuló el endeudamiento en las economías emergentes. Entre 2000 y 2014, China representó 10% del comercio mundial
pero contribuyó 15% al crecimiento mundial, de acuerdo con Oxford
Economics. En ese mismo período, Brasil, India y Rusia
representaron en conjunto 15% del comercio y 23% del
crecimiento global.
De todos
modos, en lugar de utilizar la ola de fondos para modernizar sus economías,
muchos países en desarrollo siguieron los viejos modelos de crecimiento, como
el de la exportación de materias primas y bienes manufacturados, dicen los
economistas.
Ahora, una
anémica demanda global ha dejado a economías dependientes de las exportaciones
como Sudáfrica, Taiwán y Singapur, cerca de la
recesión. El banco central de Rusia informó este mes que la recesión que
arrastra al país desde hace un año continuará durante varios trimestres. La mayoría de las monedas de Asia y América Latina han
perdido entre 24% y 60% de su valor este año.
A inicios
del año, el banco de inversión estadounidense J.P. Morgan proyectaba que una
recuperación incipiente en EE.UU. y la zona euro contrarrestarían el
debilitamiento de los mercados emergentes. Esa expectativa “se ha degradado a
una esperanza de que la resistencia [de los mercados desarrollados] les permita
capear la debilidad [de los mercados emergentes] sin descarrilar la expansión
global”, dijeron los analistas del banco.
La
evaluación negativa de los activos de los mercados emergentes y las
expectativas de un alza de las tasas de interés en EE.UU. también han
contribuido a un repunte del dólar en los últimos dos años. Los inversionistas retiran dinero de los
mercados emergentes. El Instituto de Finanzas Internacionales pronostica
que por primera vez en casi tres décadas, las salidas de dinero superarán a las
entradas en los mercados emergentes.
Los
inversionistas ahora están atrapados en un ciclo en el cual las buenas noticias
para EE.UU. son malas noticias para los emergentes. Mientras más sólida se
vuelve la evidencia de un repunte en EE.UU., más factible es que el banco
central eleve las tasas de interés, lo que elevará los costos de
financiamiento. Esta perspectiva amenazaría a las economías emergentes y a la
capacidad de sus empresas para pagar la deuda acumulada durante años de fácil
endeudamiento.
“La
persistente ola de ventas está impulsando una dinámica de ‘palos porque bogas,
palos porque no bogas”, dijo Russell Thompson, director de inversiones del
fondo de cobertura londinense Cambridge Strategy.
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