Nº: 207 Enero 2.013
Así será 2013 (con un
acápite sobre la futura guerra de EEUU con China) análisis de Le Monde
Diplomatique enero 2013
http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=7ae1bef5-b5bf-49b9-bc67-93e5fd4d60a6
Ignacio
Ramonet
País: Latinoamérica, Europa,
Oriente Próximo
Tema: Elecciones, Geopolítica,
Relaciones internacionales, Revueltas sociales
Después de haber sobrevivido –el pasado 21 de diciembre– al anunciado
fin del mundo, nos queda ahora tratar de prever –con razonamientos prudentes
pero más cartesianos– nuestro futuro inmediato, basándonos en los principios
de la geopolítica, una disciplina que permite comprender el juego
general de las potencias y evaluar los principales riesgos y peligros.
Para anticipar, como en unos tableros de ajedrez, los movimientos
de cada potencial adversario.
Si contemplamos, en este principio de año, un mapa del planeta,
inmediatamente observamos varios puntos con luces rojas encendidas. Cuatro de
ellos presentan altos niveles de peligro:
Europa, América Latina, Oriente Próximo y Asia.
En la Unión Europea (UE), el año 2013 será
el peor desde que empezó la crisis. La austeridad como credo único y
los hachazos al Estado de bienestar continuarán porque así lo exige Alemania que, por primera vez en la historia,
domina Europa y la dirige con mano de hierro. Berlín no aceptará ningún
cambio hasta los comicios del próximo 22 de
septiembre en los que la canciller Angela Merkel podría ser elegida
para un tercer mandato.
En España, las tensiones políticas aumentarán a medida que la
Generalitat de Catalunya vaya precisando los términos de la consulta a los
catalanes sobre el futuro de esa comunidad autónoma. Proceso que, desde Euskadi, los nacionalistas vascos seguirán con
el mayor interés. En cuanto a la situación de la economía, ya pésima, va a
depender de lo que ocurra... en Italia en las
próximas elecciones (el 24 de febrero). Y de las
reacciones de los mercados ante una eventual victoria de los amigos del
conservador Mario Monti (que cuenta con el apoyo de Berlín y del Vaticano) o del candidato
de centroizquierda Pier Luigi Bersani, mejor
colocado en las encuestas. También dependerá de las condiciones (sin duda
brutales) que exigirá Bruselas por el rescate que Mariano Rajoy acabará
pidiendo. Sin hablar de las protestas que siguen extendiéndose como reguero
de gasolina y que acabarán por dar con algún fósforo encendido...
Podrían producirse explosiones en cualquiera de las sociedades de la
Europa del sur (Grecia, Portugal, Italia, España) exasperadas por los
matraqueos sociales permanentes.
La UE no saldrá del túnel en
2013, y todo podría empeorar si, además, los mercados decidieran cebarse (como
los neoliberales les están incitando a hacerlo) (1) con la Francia del muy moderado socialista François Hollande.
En América Latina, el año 2013 también está lleno de desafíos.
En primer lugar en Venezuela, país que desde
1999 representa un papel motor en los cambios progresistas de todo el
subcontinente. La imprevista recaída del presidente Hugo Chávez –reelegido el
pasado 7 de octubre– crea incertidumbre. Aunque el dirigente se está
restableciendo de su nueva operación contra el cáncer, no pueden descartarse
nuevas elecciones presidenciales en febrero próximo. Designado por Chávez, el
candidato de la revolución bolivariana sería el actual vicepresidente
(equivalente a primer ministro) Nicolás Maduro, un
líder muy sólido con todas las cualidades, humanas y políticas, para imponerse.
También habrá elecciones, el 17 de febrero,
en Ecuador: la reelección del presidente Rafael
Correa, otro dirigente latinoamericano fundamental, ofrece pocas dudas.
Importantes comicios asimismo, el 10 de noviembre, en
Honduras donde, el 28 de junio de 2009, fue derrocado Manuel Zelaya. Su sucesor,
Porfirio Lobo, no puede postularse para un segundo mandato consecutivo. En
cambio, el Tribunal Supremo Electoral ha autorizado la inscripción del partido Libertad y Refundación (LIBRE), liderado por
el ex presidente Zelaya, que presenta, como candidata, a su esposa y ex primera
dama, Xiomara Castro. Importantes elecciones
igualmente en Chile, el 17 de noviembre. Aquí,
la impopularidad actual del presidente conservador Sebastián Piñera ofrece
posibilidades de victoria a la socialista Michelle
Bachelet.
La atención internacional también se fijará en Cuba. Por dos razones.
Porque continúan en La Habana las conversaciones entre el Gobierno colombiano y
los insurgentes de las FARC para tratar de poner fin al último conflicto armado
de América Latina. Y porque se esperan decisiones de Washington. En los
comicios estadounidenses del pasado 6 de noviembre, Barack
Obama ganó en Florida; obtuvo el 75% del voto hispano y –muy importante–
el 53% del voto cubano. Unos resultados que le
dan al Presidente, en su último mandato, un amplio margen de maniobra para
avanzar hacia el fin del bloqueo económico y comercial de la isla.
Donde nada parece avanzar es, una vez más, en el Cercano Oriente. Ahí
se encuentra el actual foco perturbador del mundo. Las revueltas de la “primavera
árabe” consiguieron derrocar a varios dictadores locales: Ben Alí en Túnez,
Mubarak en Egipto, Gadafi en Libia y Saleh en Yemen. Pero las elecciones libres
permitieron que partidos islamistas de corte reaccionario (Hermanos Musulmanes)
acaparasen el poder. Ahora quieren, como lo estamos viendo en Egipto,
conservarlo a toda costa. Para consternación de la población laica que, por
haber sido la primera en sublevarse, se niega a aceptar esa nueva forma de
autoritarismo. Idéntico problema en Túnez.
Después de haber seguido con interés las explosiones de libertad de la
primavera 2011 en esta región, las sociedades europeas se están de nuevo
desinteresando de lo que allí ocurre. Por demasiado complicado. Un ejemplo:
la inextricable guerra civil en Siria.
Ahí, lo que está claro es que las grandes potencias occidentales (Estados Unidos, Reino Unido, Francia), aliadas a Arabia Saudí, Qatar y Turquía, han decidido apoyar
(con dinero, armas e instructores) a la insurgencia islamista suní. Ésta,
en los diferentes frentes, no cesa de ganar terreno. ¿Cuánto tiempo resistirá
el Gobierno de Bachar El Asad? Su suerte parece echada. Rusia y China, sus
aliados diplomáticos, no darán luz verde en la ONU a un ataque de la OTAN como
en Libia en 2011. Pero tanto Moscú como Pekín
consideran que la situación del régimen de Damasco es militarmente irreversible,
y han empezado a negociar con Washington una salida al conflicto que preserve
sus intereses.
Frente al “eje chií” (Hezbolá libanés, Siria, Irán), Estados Unidos ha
constituido en esa región un amplio “eje suní” (desde
Turquía y Arabia Saudí hasta Marruecos pasando por El Cairo, Trípoli y Túnez).
Objetivo: derrocar a Bachar El Asad –y despojar así a Teherán de su gran aliado
regional– antes de la próxima primavera. ¿Por qué? Porque el 14 de junio tienen lugar, en Irán, las elecciones
presidenciales (2). A las cuales Mahmud Ahmadinejad, el actual mandatario, no
puede presentarse pues la Constitución no permite ejercer más de dos mandatos.
O sea que, durante el próximo semestre, Irán se hallará immerso en violentas
pugnas electorales entre los partidarios de una línea dura frente a
Washington y los que defienden la vía de la negociación.
Frente a esa situación iraní de cierto desgobierno, Israel en cambio estará en orden de marcha para un
eventual ataque contra las instalaciones nucleares persas (3). En el Estado
judío, en efecto, las elecciones generales del 22 de
enero verán probablemente la victoria de la coalición
ultraconservadora que reforzará al primer ministro Benjamín
Netanyahu, partidario de bombardear cuanto antes Irán.
Ese ataque no puede llevarse a cabo sin la participación militar de
Estados Unidos. ¿Lo aceptará Washington? Es poco probable. Barack Obama, que
toma posesión el 21 de enero, se siente más
seguro después de su reelección. Sabe que la inmensa mayoría de la opinión
pública estadounidense (4) no desea más guerras. El frente de Afganistán
sigue abierto. El de Siria también. Y otro podría abrirse en el norte de Malí. El nuevo secretario de Estado, John Kerry, tendrá la delicada misión de
calmar al aliado israelí.
Nota del autor del blog . por la tele el Presidente Barack Obama cambio
a León Panetta el 8 de enero por ...
cuya opinión es de no atacar a Irán
Entretanto Obama mira hacia Asia, zona prioritaria desde que
Washington decidió la reorientación estratégica de su política exterior.
Estados Unidos trata de frenar allí la expansión de China cercándola de
bases militares y apoyándose en sus socios tradicionales: Japón, Corea del Sur, Taiwán. Es significativo que el
primer viaje de Barack Obama, depués de su reelección el pasado 6 de
noviembre, haya sido a Birmania, Camboya y Tailandia,
tres Estados de la Asociación de Naciones del Sudeste
de Asia (ASEAN). Una organización que reúne a los aliados de Washington
en la región y la mayoría de cuyos miembros tienen
problemas de límites marítimos con Pekín.
Los mares de China, que designará a Xi Jinping
presidente en marzo próximo, se han convertido en las zonas de mayor
potencial de conflicto armado del área Asia-Pacífico. Las tensiones de Pekín
con Tokio, a propósito de la soberanía de las islas Senkaku
(Diaoyú para los chinos), podrían agravarse después de la victoria
electoral, el pasado 16 de diciembre, del Partido Liberal-Demócrata (PLD) cuyo
líder y nuevo primer ministro, Shinzo Abe, es
un “halcón” nacionalista, conocido por sus críticas hacia China. También la
disputa con Vietnam sobre la propiedad de
las islas Spratley está subiendo peligrosamente
de tono. Sobre todo después de que las autoridades vietnamitas colocaran
oficialmente, en junio pasado, el archipiélago bajo su soberanía.
China está modernizando a toda marcha su Armada. El pasado 25 de septiembre lanzó su primer portaaviones, el
Liaoning, con la intención de intimidar a sus vecinos. Pekín soporta
cada vez menos la presencia militar de Estados Unidos en Asia. Entre los dos
gigantes, se está instalando una peligrosa “desconfianza estratégica” (5) que,
sin lugar a dudas, va a marcar la política internacional del siglo XXI.
(1) Léase el dossier “France and the euro. The
time-bomb at the heart of Europe”, The
Economist, Londres, 17 de noviembre de 2012.
(2) En Irán, el presidente no es el jefe de Estado. El jefe de Estado
es el Guía Supremo, elegido de por vida, y cuya función ejerce actualmente Alí
Jamenei.
(3) Léase, Ignacio Ramonet, “El año de todos los peligros”, Le Monde
diplomatique en español, febrero 2012.
(4) The New York Times, Nueva York, 12 de
noviembre de 2012.
(5) Léase Wang Jisi y Kenneth G. Lieberthal,
“Adressing U.S.-China Strategic Distrust”, Brookings Institution, 30 de marzo
de 2012. www.brookings.edu/research/papers/2012/03/30-us-china-lieberthal
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