Los
misterios que el Bosón de Higgs aún no puede explicar
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Actualizado
a las 09/07/2012 - 09:59
El hallazgo
del Bosón de Higgs cierra un capítulo de la Historia de la Ciencia y apunta, como ya
publicó ABC hace unos días, a toda una serie de nuevos avances científicos. Sin
embargo, los investigadores creen que muchas cuestiones seguirán envueltas en el
misterio. He aquí algunas de las más importantes y que siguen trayendo de cabea
a los investigadores de todo el mundo.
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El hallazgo
del Bosón de Higgs cierra un capítulo de la Historia de la Ciencia y apunta, como ya publicó ABC hace unos
días, a toda una serie de nuevos avances científicos. Sin embargo, los
investigadores creen que muchas cuestiones seguirán envueltas en el misterio.
He aquí algunas de las más importantes y que siguen trayendo de cabeza a los
investigadores de todo el mundo.
1.
Materia oscura
Toda la
materia que conocemos, desde la terrestre a la de las más lejanas galaxias,
responde al mismo tipo de estructura fundamental. Está constituída por átomos,
que a su vez constan de partículas y que se unen para dormar los distintos
materiales que conocemos. Lo que distingue, por ejemplo, al hidrógeno del
hierro es que el núcleo de un átomo del hidrógeno contiene un solo protón y un
solo neutrón, mientras que un núcleo de hierro está formado por 58 protones y
58 neutrones. Cada número corresponde a un elemento diferente de la Tabla Periódica.
Sin
embargo, desde hace ya más de una década sabemos que toda esa "materia ordinaria", de la que todos nosotros estamos
hechos, sólo da cuenta de un 4% de la masa total del Universo. El restante
96%, aunque nos pese, sigue siendo un misterio. Pero los científicos han
encontrado pruebas (indirectas) que indican la presencia de "otro tipo" de materia, una tan
extraña que ni siquiera sabemos si está compuesta por átomos. A falta de
más datos, la llamamos "materia oscura".
Es por lo menos seis veces más abundante
que la materia ordinaria y sólo sabemos de su existencia por los efectos
gravitatorios que produce en la materia que sí podemos ver. La materia oscura
añade, por lo menos, otro 23% a la masa
total del Universo.
Los
astrónomos creen que muchas galaxias, incluída la nuestra, están rodeadas por
halos de materia oscura, lo que hace que las estrellas de las regiones
exteriores de esas galaxias orbiten mucho más rápido de lo que lo harían
teniendo en cuenta solo la materia que podemos ver. Andrómeda, por ejemplo, la galaxia más cercana a nuestra Vía Láctea
(se encuentra a 2,5 millones de años luz) se dirige hacia nosotros a más de 320.000 km . por hora.
Un movimiento que sólo puede deberse a la acción de la gravedad. Sólo que, para
causar ese avance, nuestra galaxia debería ser diez veces mayor de lo que es.
2.
Energía oscura
Sumando materia ordinaria (4%) y materia oscura
(23%), seguimos teniendo sólo un 27% de la masa total del Universo. De qué está
hecho, pues, el 73% restante? La respuesta es aún más misteriosa que la
materia oscura del apartado anterior. Se trata, dicen los investigadores, de
"energía oscura", cuyo descubrimiento data de 1998. Fue entonces
cuando, después de un estudio de diez años sobre varias supernovas, los
astrónomos se quedaron de piedra. Algunas de ellas estaban tan distantes que
cuando su luz empezó a viajar hacia la Tierra el Universo apenas si tenía una fracción
de su edad actual. El objetivo del estudio era medir si había fluctuaciones en
la tasa de expansión del Universo, lo cual serviría para afinar los cálculos
sobre su edad, estructura y destino final.
El
resultado del estudio fue totalmente inesperado. Los científicos, en efecto,
esperaban ver una ligera ralentización en la velocidad de expansión. En lugar de eso, hallaron justo lo
contrario: en lugar de retrasarse, la expansión del Universo se estaba
acelerando. La única explicación posible fue recurrir a una suerte de
fuerza capaz de oponerse (y de vencer) a la gravedad.
Ese nuevo y
misterioso ingrediente fue bautizado como "energía oscura" y muy
pronto resultó evidente que esa energía se encontraba por todas partes, y que
su acción "antigravitatoria" era mucho mayor que la fuerza de
gravedad combinada de toda la materia, tanto de la ordinaria como de la oscura.
De hecho, la energía oscura se considera
responsable del 73% de la masa del Universo.
3.
Antimateria
Además de
la ordinaria y de la oscura hay, que se sepa, por lo menos otra clase de
materia, y tan distinta de la ordinaria (de la cual estamos todos hechos) que
es incompatible con ella. Se trata de la antimateria. La antimateria es,
aparentemente, idéntica a la materia «normal». De hecho, no puede diferenciarse
de ella a simple vista. Pero si un átomo de antimateria entra en contacto con
otro de materia, ambos se aniquilan en una fuerte explosión de energía.
Si un
hombre pusiera pie en un planeta hecho de antimateria, se desintegraría al
instante. Los modernos laboratorios de física son capaces, desde hace algunos
años, de «fabricar» átomos de antimateria. Algunas
teorías postulan la existencia de galaxias enteras hechas de antimateria.
Galaxias que, si alguna vez llegaran a entrar en contacto con la nuestra,
provocarían un cataclismo cósmico como jamás se ha visto.
La cuestión
es que, a pesar de que las teorías actuales predicen que el Big Bang habría
tenido que dar lugar a la misma cantidad de materia que de antimateria, parece
que todo cuanto nos rodea está hecho de materia "normal". Dónde está,
pues, la antimateria que falta? Es
posible, dicen algunos, que en el origen se generara un exceso de materia y que
todo lo que vemos sea lo que queda despues de que toda la materia y antimateria
original se aniquilaran entre sí. Otros, sin embargo, piensan que muchas de
las galaxias que podemos ver a través de nuestros telescopios podrían estar
hechas de antimateria. ¿Quién tiene razón? Es pronto, muy pronto, para saberlo.
4. ¿Cuál
será el destino del Universo?
El
Universo, como demostró el astrónomo Edwin Hubble
en 1929, se expande en razón de una constante que él mismo calculó. A cada
minuto que pasa se hace más grande. Expansión que además, como hemos visto, se
está acelerando en virtud de la "energía oscura". Eso significa que
hace una hora el Universo era más pequeño, que hace un mes lo era aún más. Hace
miles de millones de años, debió de existir un momento muy especial en que todo
el Universo estuvo contenido en un punto microscópico, un punto que, de alguna
manera, comenzó a expandirse y cuya expansión continúa en la actualidad.
La pregunta
es: ¿Continuará para siempre este proceso de expansión? ¿O se detendrá alguna
vez para dar inicio a una fase de contracción? El destino del Universo, como se
sabe desde hace décadas, depende en gran medida de la cantidad de materia y de
energía oscura que haya en él. Porque la materia es responsable de la fuerza de
gravedad y la gravedad tiende a reunir la materia, es decir, se opone
frontalmente a la fuerza de la expansión que pugna por separarla.
Más materia
significa más gravedad, y la gravedad, si es lo suficientemente fuerte, es lo
único que podría frenar el actual proceso de expansión y dar lugar a un periodo
de contracción (Universo cerrado). Menos materia significaría menos gravedad,
en cuyo caso la expansión continuaría eternamente, hasta que se apagara la
última estrella en un Universo frío, oscuro y desolado (Universo abierto).
Pero si la
cantidad de materia resultara ser la justa, entonces podríamos mantenernos en
la línea intermedia entre estas dos soluciones (Universo plano). Lo que hay que
hacer, resulta evidente, es calcular de una vez cuánta materia (y de qué clase)
hay exactamente a nuestro alrededor.
5.
¿Existen otros Universos?
Hace apenas
un siglo aún creíamos que la
Tierra era el centro de todo lo que existe. Hoy, sin embargo,
los espectaculares avances del conocimiento científico nos han exiliado a un
apartado rincón de una galaxia que no tiene (aparte de nosotros mismos) nada de
especial con respecto a las demás. Y puede que pronto tengamos que hacer lo
propio con el concepto mismo de Universo. Universos
cíclicos, Universos burbuja... existen varias descripciones matemáticas
que sugieren que el nuestro no es el único Universo posible. No sólo eso, sino
que podrían haber existido otros universos antes que el nuestro, y podría haber
otros que nacieran después de que el que conocemos haya desaparecido.
Algunas
teorías llegan incluso a sostener que, probablemente, existen otros universos contemporáneos, desarrollándose al mismo
tiempo que el nuestro. El secreto de los universos paralelos se oculta, una
vez más, en las condiciones que originaron el Big Bang. ¿Por qué motivo de la Gran Explosión
habría tenido que surgir un sólo Universo? ¿Por qué no dos, o diez, o un número
infinito de ellos? ¿No pudo haber en el origen múltiples burbujas y ser nuestra
realidad en expansión sólo una de ellas?
6.
¿Qué había antes del Big Bang?
La mayoría
de los científicos opinaría que es absurdo plantear la cuestión porque, entre
otras cosas, con el Big Bang también surgió el tiempo, y «antes» es un concepto
temporal que no puede aplicarse fuera del propio tiempo. Sin embargo, según
ciertos cálculos, abordados en principio por un grupo reducido de «disidentes»
sobre la posible existencia de «otros» universos, (cálculos que hoy empiezan a
gozar de la aceptación general) la pregunta vuelve a encontrar sentido. Hay
varias teorías sobre el «antes». La más extendida de ellas dice que nuestro
universo podría estar «rebotando» sobre sí mismo, como una burbuja que se
hincha y se deshincha, y que el Big Bang podría ser sólo el momento inicial de
uno de esos rebotes.
Esta teoría
implica la necesidad de que el Universo actual sea «cerrado», es decir, que la
gravedad venza a la fuerza de expansión y provoque el comienzo de una etapa de
contracción que vuelva a terminar en un punto, como el original, de infinita
densidad. Algo que, por otra parte, parece no estar sucediendo. Según esta
teoría, el nuestro sólo sería un ciclo más en medio de un número indeterminado
de ciclos. Eso sí, un ciclo muy especial, en el que se han dado las condiciones
precisas para que surjan unos seres (nosotros) capaces de preguntarse qué había
antes del Big Bang.
7.
¿Hacia dónde va nuestra galaxia?
Como hemos
visto, en el Universo todo se mueve, y no cabe duda de que, en términos
generales, las galaxias se alejan las unas de las otras. Pero, dentro de este
esquema existen otros movimientos, más concretos, provocados por otras fuerzas,
probablemente gravitatorias, cuyo origen aún se desconoce. Nuestra galaxia, por ejemplo, junto a todas sus vecinas del Grupo Local
de galaxias (unas veinte) se dirige a toda velocidad hacia el cúmulo de Virgo. No
sería ésta la dirección lógica si siguiéramos, lisa y llanamente, las leyes de
la expansión. ¿Qué nos atrae entonces hacia allí? ¿Qué misteriosa fuerza puede
alterar el rumbo de todo un grupo de galaxias en el espacio?
Partamos
desde el principio. Para calcular el movimiento del grupo de galaxias al que
nosotros mismos pertenecemos, un observador situado en la Tierra debe tener en cuenta
la superposición de varios movimientos «menores», como por ejemplo los 30 km/s
de la Tierra
en su órbita alrededor del Sol, los 230 km/s de todo el Sistema Solar alrededor
del centro de nuestra propia galaxia o los 90 km/s a los que La Vía Láctea (nuestra
galaxia) es atraída hacia su vecina más próxima, la galaxia de Andrómeda.
Descontados
dichos movimientos, aún queda otro, de 600 km/s, de nuestra galaxia (y de todas
sus compañeras del Grupo Local) hacia el Cúmulo de Virgo. Sin embargo, se ha
comprobado que el Cúmulo de Virgo no puede ser responsable de todo este
movimiento, ya que él mismo también se mueve en la misma dirección. Sea lo que sea lo que nos atrae, también
atrae al cúmulo de Virgo. El siguiente candidato a «culpable», por el simple
hecho de que está en la dirección hacia la que nos dirigimos, fue el supercúmulo Hidra-Centauro.
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