Al menos 57 civiles murieron y 119 resultaron heridos este domingo en un atentado suicida en Kabul, capital de Afganistán, contra un centro de empadronamiento electoral para las legislativas de octubre, según el ministerio de Salud, un ataque que confirma el riesgo de incidentes en esos comicios.
Un atacante suicida se hizo estallar delante del edificio donde los electores recogen las cédulas de identidad antes de inscribirse en el padrón.
"Ahora sabemos que el gobierno es incapaz de protegernos", gritó un hombre, Akbar, insultando al presidente Ashraf Ghani antes que el canal Tolo News  interrumpiera la transmisión.
"Muerte al gobierno", "muerte a los talibanes", gritaba la multitud a su alrededor, mostrando cédulas ensangrentadas y desparramadas por el suelo.
Los talibanes indicaron, vía su portavoz, Zabibulá Mujahid, que sus "muyaidines no tienen nada que ver con el ataque", responsabilizando implícitamente al grupo terrorista sunita Estado Islámico (ISIS, en inglés), que también permanece activo en el país.
El atentado, que aún no fue reivindicado, se produjo por la mañana en un barrio de mayoría chiita del oeste de la capital, Sasht e Barshi, lo que podría indicar una autoría de los milicianos de ISIS, que atacan regularmente a la minoría chiita.
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"La gente venía a recoger sus cédulas de identidad cuando se produjo la explosión en la entrada. Era un kamikaze", declaró el jefe de la policía de Kabul, Dawood Amin.
Según el portavoz del ministerio de Salud, Wahid Majrooh, el último balance es de "57 muertos y 119 heridos", uno de los más sangrientos de los últimos tiempos.
El portavoz del ministerio de Interior, Najib Danish, precisó que "el terrorista llegó a pie y accionó su carga en medio de la multitud".


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Dados los importantes daños, la carga debía ser potente. En el piso había charcos de sangre y numerosos cuerpos. Los coches estaban carbonizados y un edificio de dos pisos, parcialmente destruido.
Este es el primer ataque en Kabul contra un centro de empadronamiento para las legislativas del 20 de octubre, proceso que comenzó el 14 de abril.
Pero otros dos centros de censo ya fueron atacados en el interior del país la última semana.
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El viernes un cohete impactó en un centro de empadronamiento en la provincia de Badghis, en el norte, provocando un muerto y un herido entre los policías que custodiaban el lugar, según el vicegobernador Faiz Mohamad Moizada contactado por AFP y que responsabilizó a los talibanes.
El martes, tres empleados de la comisión electoral y dos policías fueron secuestrados durante 48 horas en la provincia de Ghor, en el centro. También se acusó de ello a los talibanes.
La violencia y los atentados son los principales obstáculos al buen desarrollo de las elecciones, admitió la comisión electoral, que abrió centros de empadronamiento en las escuelas y las mezquitas principalmente, custodiados por la policía.
"La inseguridad es nuestro principal desafío y nuestra mayor inquietud", dijo a AFP el presidente de la comisión, Abdul Baie Sayad.
Estas legislativas serán las primeras desde 2010 y la primera cita electoral desde la presidencial de 2014, en un país que vive una renovada y sangrienta ola de violencia insurgente.
El último atentado en la capital afgana fue el 21 de marzo. Al menos 30 personas murieron y 70 resultaron heridas. El ISIS reivindicó esa operación cometida por un atacante suicida.
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Afganistán se encuentra aún envuelta en el caos desde la intervención de la OTAN liderada por Estados Unidos que derrocó a los talibanes en 2001. Desde entonces tropas internacionales siguen actuando en tareas de seguridad en el país asiático.
Pero en los últimos años y tras casi una década de reveses, los talibanes parecen haber vuelto y se han hecho con el control de amplias zonas rurales en el sur del país, al mismo tiempo que el ISIS intenta consolidar su presencia.
Con información de AFP