Una
muerte singular sacude las conciencias adormiladas del mundo. Fidel Castro se
ha ido
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=219671
A
bote pronto sobre Fidel y un personaje mediocre
Armando
B. Ginés
26 de noviembre
del 2016-11-27
Rebelión
La muerte es
la compañera inseparable del ser humano. Coinciden muchos óbitos a la vez,
anónimos los más, intrascendentes unos, simbólicos otros.
Las guerras
producen víctimas a lo bestia, muy lejanas para el confort occidental, que a
veces llora con emoción falsa imágenes infames de moribundos hambrientos,
pobres inmigrantes que perecen en la mar o damnificados en harapos de
calamidades naturales. Sus muertes caen en la profunda sima del olvido una vez
consumidas por la avidez del instante posmoderno.
Incluso los
relatos de mujeres asesinadas por el machismo pasan fugaces por la retina del
homo ludens sumido en la precariedad vital de salir adelante en la vida como
sea, a trompicones, a codazos, suicidándose cada día en la normalidad
estresante del régimen capitalista.
Pero en
ocasiones una muerte singular sacude las conciencias
adormiladas. Fidel Castro se ha ido, sin embargo Fidel sigue vivo. Su
cuerpo se ha marchitado; su figura icónica continuará insuflando aliento a las
gentes que luchan por una sociedad más justa y solidaria y dará que hablar a las lenguas viperinas y retrógradas de las
elites corporativas mundiales y las clases acomodadas.
Fidel ya era
un mito sin haber traspasado el umbral hacia el más allá. Su lucidez intelectual y su arrojo personal puesto al
servicio de la clase trabajadora no tienen parangón en la historia
contemporánea. Estamos ante una cumbre humana extraordinaria, tanto en sus
errores como en sus aciertos.
En contraste
con la España actual de ínfima calidad colectiva,
moral y estética, donde una medianía como Rita Barberá
ha acaparado portadas y comentarios por doquier a través de palabras y páginas
de dudoso gusto, Fidel, un político de verdad, contradictorio, cabal y
auténtico, habla por si solo: su trayectoria y su dignidad le avalan. Siempre
ha estado con los que sufren la Historia.
Por su
parte, la excaldesa del caloret chabacano y populista y de las tramas corruptas
que brotaban en sus alrededores sin ella advertirlo (supuestamente), se ha
marchado con el ruido mediático del poder establecido y las pompas interesadas
de las castas irredentas y meapilas de toda la vida: en loor de la crema
globalizada, aquella que solo busca su propio beneficio a costa de mentiras
ideológicas y explotación laboral intensiva de la inmensa mayoría.
Fidel
era pueblo, pueblo que quiere liberarse de las cadenas y labrarse un futuro digno en respeto
y coexistencia pacífica. Barberá no ha sido más que un personaje de pacotilla al
servicio de sí misma y de los pudientes. Las colosales diferencias saltan a la
vista: uno vivirá en los corazones de
millones de personas y la otra no será más que recuerdo efímero para unos
pocos, sus familiares, sus amistades, sus compinches.
Con solo
decir Fidel, durante mucho tiempo nacerán sonrisas de complicidad y lucha
solidaria entres gentes muy diversas de territorios y culturas muy dispares. Su
nombre tiene peso específico y densidad absoluta. ¿Quién osará pronunciar el
nombre de la política del PP pasado mañana? Su sombra mediocre nada dirá a las
futuras generaciones, pese al endiosamiento metafísico de su fallecimiento
inesperado.
Descansa
soldado Fidel, pero no dejes de pensar en lo que aquí has dejado.
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