La
cadena industrial de electrónicos en Asia, un escollo en el camino de Trump.
EEUU ha perdido más de 5,4 millones de empleos manufactureros y 82.000 fábricas
entre 1997 y 2013; si repatría esos puestos de trabajo elevando los aranceles a
las importaciones desde China , las industrias de EEUU tendrán que robotizar toda la producción fabril.
Pero si pone altos aranceles caería el
PIB de China en 4,8% y las exportaciones chinas a EE.UU. en 87% en tres años,
La
cadena industrial de electrónicos en Asia, un escollo en el camino de Trump
http://lat.wsj.com/articles/SB12532843083966623973804582441202281612444?tesla=y
El presidente electo prometió en su
campaña hacer que las empresas estadounidenses repatrien los empleos
manufactureros
La
flexibilidad para ajustar el empleo a la demanda es una ventaja de China. En la
foto, operarios de una planta de Foxconn en Longhua, provincia de Guangdong.
PHOTO: REUTERS
Por
Kathy
Chu y
Juro Osawa
miércoles,
16 de noviembre de 2016
19:44 EDT
HONG
KONG—La sofisticada
cadena de suministro de productos electrónicos de Asia y la masiva
concentración de mano de obra en la región son dos obstáculos que se interponen
en el camino de la promesa del presidente electo Donald Trump de hacer que las
empresas estadounidenses repatrien los empleos manufactureros.
Cuando Jabil Circuit Inc., el tercer mayor fabricante por
contrato del mundo en términos de ingresos, necesitó acelerar rápidamente la
producción de sus componentes electrónicos hace unos años, la compañía logró sumar 35.000 trabajadores en China en menos de
seis semanas.
“En ningún otro país se
puede ampliar la escala tan rápidamente”, dice John Dulchinos, vicepresidente de fabricación
digital de Jabil, un proveedor de compañías
como Apple Inc. y Electrolux SA, con sede en San
Petersburgo, Florida. “Uno tiene la capacidad de moverse rápidamente y hay una
cadena de suministro de electrónica muy fuerte en Asia centrada en torno a
China”.
La
experiencia de Jabil subraya los roles protagónicos que juegan los ejércitos de
trabajadores migrantes chinos y la cadena de suministro desarrollada en Asia
durante décadas en la producción global de electrónicos. Es un tema que Trump
necesitará abordar si pretende devolver la producción a gran escala a una
economía estadounidense que, según estimaciones del Instituto de Política
Económica, de Washington, DC, ha perdido más de 5,4 millones de empleos manufactureros
y 82.000 fábricas entre 1997 y 2013.
“Voy a hacer que Apple
comience a hacer sus computadoras y sus iPhones en nuestro país, no en China”, dijo Trump en marzo, haciéndose eco
de un tema que repitió durante toda su campaña. “¿Cómo nos ayuda [Apple] cuando
los fabrican en China?”.
El
presidente electo ha amenazado con imponer un arancel
de 45% sobre las importaciones chinas a EE.UU. La medida podría
perjudicar a las compañías estadounidenses que fabrican en China, como Apple, Dell Technologies y HP Inc., y haría caer el PIB de China en
4,8% y las exportaciones chinas a EE.UU. en 87% en tres años, calcula
Kevin Lai, de Daiwa Capital Markets.
Sin duda,
hay incertidumbre sobre si Trump atenuará su retórica de campaña como
presidente. El magnate inmobiliario ya ha mostrado potencial para alcanzar
soluciones intermedias en otros asuntos desde su elección la semana pasada.
Un arancel
alto sobre las importaciones chinas podría acelerar la migración
de las fábricas de electrónica de China a países asiáticos de menores costos, como Vietnam, en lugar de impulsar la
producción estadounidense de productos electrónicos, advirtieron algunos
analistas.
Apple
dijo en un comunicado que ha creado más de dos millones de empleos en EE.UU. para ingenieros, empleados de
centros de atención telefónica y conductores de camiones de entrega. La compañía
indicó que trabaja con más de 8.000 proveedores en
EE.UU. y que invierte “fuertemente en empleos e innovación” en el país.
HP se negó a
comentar al respecto. Un portavoz indicó que la compañía espera trabajar
estrechamente con el nuevo gobierno en “temas prioritarios de tecnologías de la
información como seguridad, comercio y computación en la nube”.
Aunque las
compañías electrónicas estadounidenses fabrican en su país productos de alta
gama y de menor volumen como la computadora Mac Pro de
Apple, el presidente Barack Obama y el senador demócrata Bernie Sanders
han cuestionado si los productos electrónicos de fabricación masiva —y
específicamente el siempre popular iPhone— se
pueden hacer de manera rentable en EE.UU.
La
respuesta, dicen los expertos, es que si bien el montaje del iPhone en EE.UU. es teóricamente posible, es altamente
improbable debido a la dificultad de reubicar el ensamblaje y otras partes de
la extensa cadena electrónica desde Asia a Occidente.
Si bien los
iPhones son diseñados en California, Apple obtiene
chips de memoria y pantallas —los componentes más caros del iPhone— de proveedores japoneses y luego usa compañías taiwanesas como
Hon Hai Precision Industry Co. y Pegatron Corp. para montar los iPhones en
China continental. Apple también usa proveedores estadounidenses para
fabricar componentes como cristal y partes de radiofrecuencia en el país.
Trump “no podría terminar
(de hacer esa mudanza) durante su presidencia”, dice Alberto Moel,
analista de Sanford C. Bernstein.
Otra barrera
para regresar las manufacturas a EE.UU. es que las compañías electrónicas
estadounidenses a menudo externalizan la producción, por lo que no siempre
tienen el control absoluto sobre dónde se fabrican sus productos.
En opinión
de Steve Chuang, presidente del Consejo de la Industria Electrónica de Hong
Kong, que representa a los fabricantes de China continental, es lógico que las
empresas estadounidenses y sus ensambladores mantengan sus bases de fabricación
en Asia, que hoy constituye el mayor mercado consumidor de teléfonos
inteligentes y otros dispositivos.
Los
economistas advierten que algunos trabajos manufactureros realizados en China
con mano de obra humana podrían ser reemplazados por máquinas si la producción
regresa a EE.UU.
El pasado
mes de diciembre, el presidente ejecutivo de Apple, Tim Cook, dijo en el
programa de televisión de la cadena CBS 60 Minutes que la compañía fabrica sus
productos en China, en parte porque los trabajadores
chinos poseen “destrezas de tipo vocacional” que son cada vez más difíciles de
encontrar en EE.UU.
Incluso si
Apple encuentra la cantidad suficiente de empleados para ensamblar sus
productos en EE.UU., el costo de un iPhone 7 podría
aumentar entre US$30 y US$40, según estima Jason Dedrick, profesor de la
Escuela de Estudios de la Información de la Universidad de Syracuse. Puesto que
la mano de obra representa sólo una fracción del costo total de un aparato
electrónico, la mayor parte del alza de costos
provendría del envío de partes a EE.UU.
Si los
componentes de un iPhone también fueran producidos en
EE.UU., el costo de uno de estos modelos podría subir US$90, según la
investigación de Dedrick junto a Greg Linden, de la Universidad de California
en Berkeley, y Ken Kraemer, de la Universidad de California en Irvine.
Eso quiere
decir que si Apple opta por traspasar todos esos costos a los consumidores, el
precio de un iPhone podría aumentar en cerca de 14%.
—Eva
Dou, Amjie Zheng y Robert McMillan contribuyeron a este a
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