Aramco
podría terminar en manos de Irán y los inversionistas de todo el mundo podrían ser
estafados. Aramco desea estafar a medio mundo haciendo creer que esta
valorizada como todo el PBI mundial (desea vender el 5 % valorizado (supuestamente)
en 3 billones así el 100% seria 60 billones) además Aramco es estatal, del
pueblo saudita, no de los reyes feudales. Además El Sr Trump está en contra de los
musulmanes suníes y del Estado Islámico en particular, y al bombardear la administración
norteamericana al Estado islámico está apoyando a Irán, si pierde el Estado Islámico
habrá un corredor Chii desde Irán, pasando por Iraq, que termina en Arabia Saudita y por otro lado, desde abajo hay un nuevo frente chií por Yemen así que el petróleo que abastecerá a Aramco puede
terminar en manos de Irán. Tenga en cuenta que en Arabia el 80 % es sunita y el
20 % es chiita y los campos petroleros están en la parte chiita asi ante una represión
sunita contra su misma población chiita ,podría hacer intervenir Irán dentro de
Arabia ; Iran no lo hace pues EEUU tiene tropas estacionadas allí ,pero si el sr
Trump desea abandonar la OTAN, imagine abandonar Medio Oriente, salvo les cuadruplique
el precio de la protección .
La
apertura de Aramco busca financiar la transformación de Arabia Saudita
http://lat.wsj.com/articles/SB11231015568937454866704582457091777440890?tesla=y
La petrolera
estatal saudita busca expandir sus operaciones petroquímicas para convertirse
en una energética integrada como Exxon Mobil
Sadara
Chemical Co., una
empresa conjunta de Saudi Aramco y Dow Chemical en el Golfo Pérsico. PHOTO:
SADARA CHEMICAL COMPANY
Por
Russell
Gold,
Bill
Spindle y
Summer Said
jueves,
24 de noviembre de 2016 17:34
EDT
GELEEN,
Holanda—Saudi Arabian Oil Co. ha sido desde hace varias
décadas el mayor productor mundial de crudo. Ahora, sin embargo, quiere ser
mucho más que eso, como muestra un nuevo complejo petroquímico.
Entre las
plantaciones de maíz aquí en Holanda hay una maraña de tubos,
tanques y catalizadores que la empresa utiliza en su planta Arlanxeo para transformar el petróleo en caucho
sintético para productos que van desde mangueras para motores de autos hasta
corchos plásticos para vinos.
Aramco, como se conoce a la petrolera
estatal saudita, se enfocaba hasta hace poco en bombear grandes cantidades de
petróleo y, como lo hacían las compañías de Standard Oil, de John D.
Rockefeller, procesarlo en sus refinerías. Ahora, busca expandir sus
operaciones petroquímicas para convertirse en una energética integrada como
Exxon Mobil Corp., entre otras.
A miles de
kilómetros, cerca de la ciudad saudita de Al Jubail,
un ejército de trabajadores está finalizando el complejo petroquímico de US$20.000 millones llamado Sadara, una empresa conjunta
de Aramco con Dow Chemical Co. Sadara usará
etano refinado por Aramco para producir un petroquímico llamado butadieno que
enviará a instalaciones alrededor del mundo.
Aramco, una
de las compañías más poderosas y herméticas del mundo, está en medio de una
transformación sin precedentes en momentos en que el derrumbe del precio del
petróleo ha socavado sus ingresos y la incertidumbre nubla el futuro de la
demanda de combustibles fósiles.
Su
transformación está entrelazada con un plan a largo plazo del príncipe heredero
sustituto para diversificar la economía de Araba Saudita. Al posicionar a Aramco para que genere más empleos en el país e ingresos
más allá del crudo, la empresa apunta a proveer el financiamiento
necesario para hacer realidad la visión del príncipe.
La meta estratégica de Aramco es crear una red global de plantas
refinadoras y petroquímicas que permitan a Arabia Saudita convertir su
principal activo en cientos de productos de mayor valor cruciales para la vida
moderna, desde goma de mascar a autopartes.
Para extraer
capital del crudo aún bajo tierra, Aramco planea otra
ambiciosa maniobra: una salida a bolsa en 2018 que podría ser la mayor
de la historia. La empresa afirma tener 261.600
millones de barriles de petróleo por extraer, aproximadamente 20 veces el
inventario de Exxon Mobil.
Khalid
Al-Falih, ministro de petróleo de Arabia Saudita, en un foro en Tokio, en
septiembre, sobre los planes del reino para diversificar su economía. PHOTO: NO
CREDIT AVAILABLE
“Las capacidades de
Aramco serán desatadas por completo”, dijo Khalid al-Falih, ministro de Petróleo y
presidente de la junta de Aramco, en una rueda de prensa este año. “La
compañía podrá hacerse global en múltiples maneras”.
Aramco no
quiso contestar preguntas detalladas. En septiembre, su presidente ejecutivo, Amin Nasser, indicó que la empresa estaba
interesada en ampliar la industria petroquímica ya que la
región del Golfo Pérsico obtenía apenas 2,5% de los ingresos de ese sector
y tenía menos de 1% de sus empleos.
Las medidas
de Aramco la posicionan para un futuro en el que la
demanda de crudo llegue a su cénit y poseer
reservas ya no sea tan atractivo. Incluso si la adopción de vehículos
eléctricos y combustibles alternativos se dispara, la demanda de petroquímicos probablemente se mantendrá sólida. Al
desarrollar más plantas químicas propias, Aramco podría atraer trabajos e
ingresos al reino.
La
reinvención de Aramco como una empresa de capital abierto enfocada en producir gasolina, diésel y químicos especiales podría
significar que el país tenga que abandonar su papel
tradicional como el líder de facto de la Organización de Países Exportadores de
Petróleo, ya que los accionistas desaprobarían
el uso de capacidad de producción ociosa para tratar de controlar los precios,
según consultores.
Además, no queda claro cuántos
cambios ocurrirán realmente en Aramco o en la economía saudita. El gobierno depende del petróleo
para generar gran parte de sus ingresos y desde hace décadas ha manifestado la
necesidad de diversificar la economía, pero no ha
habido cambios materiales.
La
estrategia de poseer directamente más plantas petroquímicas ha sido adoptada
por grandes empresas como Exxon Mobil y Royal Dutch
Shell PLC.
“Aramco es la potencia en
el área del petróleo. Quieren ser más grandes en química”, dice Matthias Zachert, presidente
de la junta de Lanxess AG, empresa conjunta alemana de Aramco. “Pero uno no
crea una compañía química líder de la noche a la mañana”.
Varios
asesores involucrados en la salida a bolsa dicen que la transformación será tan
compleja que podría prolongarse más allá de 2018.
La participación de 5% que prevé colocar Aramco, que ha sido
valorada entre US$2 billones y US$3 billones, es tan grande que para
hallar suficientes inversionistas podría tener que cotizar acciones en varias
bolsas y hacer frente a múltiples regulaciones de divulgación financiera, algo
particularmente difícil debido a sus profundos lazos con el reino.
El rey Salman bin Abdulaziz ya sacudió la élite gobernante de
Arabia Saudita al darle más poder a su hijo, el príncipe heredero sustituto
Mohammed Bin Salman. El príncipe, de 31 años, sigue adelante con un plan que
delineó la consultora McKinsey & Co. para
poner fin a la dependencia del petróleo. En mayo, propuso la salida a bolsa de
Aramco y la transferencia de los ingresos de la operación a un fondo soberano
que invertirá en otros sectores.
El príncipe
heredero sustituto Mohammed Bin Salman busca reducir la dependencia del
petróleo de la economía saudita. PHOTO: REUTERS
El príncipe
trabaja con Falih y un círculo estrecho de asesores para trazar el futuro de
Aramco y la economía saudita, según fuentes. La petrolera no quiso poner a disposición a ningún ejecutivo para
entrevistas. Un vocero del príncipe se negó a hacer comentarios.
Aramco
posee, directamente o a través de empresas conjuntas, plantas capaces de
procesar 5,4 millones de barriles diarios de petróleo en
mercados que son sus mayores clientes: Estados Unidos,
Corea del Sur, Japón y China, además de Arabia Saudita.
Aramco tiene
sus raíces en Texaco y Standard Oil of California,
que formaron una sociedad que halló enormes depósitos de crudo en la península
arábiga. A principios de los años 70, el reino compró una participación en
Aramco y para los años 80 adquirió el total.
En 1991,
Aramco comenzó a mirar al extranjero al comprar una participación en una refinería
surcoreana, a la que suministraría petróleo durante dos décadas, términos que
repetiría en otros acuerdos. A lo largo de los años, compró y construyó más
refinerías.
No obstante,
Aramco seguía enfocada casi por completo en la
producción de crudo. Los primeros indicios de una nueva estrategia
surgieron en 2011, cuando se asoció con Dow Chemical
para crear Sadara, uno de los mayores complejos
petroquímicos del mundo.
Falih,
entonces presidente ejecutivo de Aramco, afirmó que la empresa se convertiría “en la compañía energética integrada líder a nivel mundial
para el año 2020”.
Las ventas
de petróleo de Arabia Saudita enfrentaron nuevas
presiones a partir de 2012 conforme Nigeria y Angola, desplazadas del
mercado estadounidense por el abundante crudo de esquisto, empezaron a competir con Aramco en Asia. La demanda se
estancaba y los países buscaban limitar el uso de combustibles fósiles.
Una
exhibición de Aramco en una conferencia en Baréin, en septiembre. PHOTO:
REUTERS
Poco después
de que los precios del petróleo empezaran a caer en 2014, Zachert, de Lanxess, sugirió un acuerdo a Aramco por
el que la petrolera pagaría US$1.200 millones por la
mitad de la empresa química alemana y crearía Arlanxeo. La sociedad
tiene su sede en un parque industrial en Holanda llamado Chemelot. Tres ejecutivos de Aramco se trasladaron a
Holanda para ayudar a dirigir una empresa con 20 fábricas en América Latina,
América del Norte, Europa y Asia.
El
objetivo es atraer a fabricantes que utilicen la producción química de Sadara
al tiempo que se benefician de la infraestructura. Eso completaría un círculo,
permitiendo a Aramco usar su cadena de extracción, refinación y procesamiento
de petróleo para abastecer al sector manufacturero con sede en Arabia Saudita,
uno de los ocho grupos a los que apunta el plan de diversificación económica
para expandir la economía.
—Natascha Divac y Elena Cherney contribuyeron a este
artículo.
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