Para
EE.UU., el peso mexicano será más decisivo que lo que haga Ford
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Las
consecuencias no buscadas de las políticas que promete Donald Trump
El peso
mexicano ha tocado mínimos históricos frente al dólar luego del triunfo
electoral de Trump en EE.UU. PHOTO: HENRY ROMERO/REUTERS
Por
GREG IP
miércoles,
23 de noviembre de 2016
18:19 EDT
Aunque
todavía no ha asumido como presidente de Estados Unidos, Donald Trump ya obtuvo
la primera victoria en su campaña para impedir que los extranjeros les roben
empleos a los estadounidenses. El jueves pasado, Trump
reveló que Ford Motor Co. mantendrá la producción de un todoterreno en Kentucky
en lugar de trasladarla a México.
No obstante,
otro anuncio hecho ese mismo día probablemente tendrá más importancia para el
comercio exterior estadounidense, aunque no necesariamente en la dirección que
desea Trump. En respuesta a la caída de 11% que acumula
el peso mexicano desde la elección del empresario neoyorquino, el Banco
de México elevó en medio punto porcentual la tasa de interés interbancaria. Al banco central del país latinoamericano
le preocupa que la depreciación de la moneda estimule la inflación y con el
aumento de las tasas restringirá el gasto y contendrá las presiones sobre
los precios.
La
combinación de un peso más débil y tasas de interés más
altas reducirá la demanda mexicana de importaciones estadounidenses y,
dependiendo de cómo reaccionen las exportaciones, probablemente ampliará el déficit comercial de EE.UU. con México.
Esto, por
supuesto, es lo opuesto de lo que pretende Trump.
Durante la campaña mencionó el elevado déficit comercial de EE.UU.
como prueba de cómo los extranjeros engañaban al país a través de acuerdos mal
negociados como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por
sus siglas en inglés).
Sin embargo,
las políticas fiscales y comerciales que predica Trump
están en conflicto.
Sus
planes para reducir los impuestos y aumentar el gasto en infraestructura
inflarán el déficit presupuestario y estimularán una economía que ya está cerca
del pleno empleo.
Para
impedir un brote inflacionario, la Reserva Federal deberá elevar las tasas de
interés en forma más acelerada, lo que a su vez puede impulsar el dólar. La combinación de una moneda
más fuerte y una mayor demanda interna frenará las
exportaciones y absorberá las importaciones, ampliando el déficit comercial.
Esto será
cierto incluso en el caso de que un eventual recorte de
los impuestos corporativos aumente la inversión del sector empresarial.
Cuando la inversión aumenta pero los ahorros caen (debido al aumento del
déficit fiscal), y suponiendo que todas las demás variables no cambian, el déficit de cuenta corriente, que abarca tanto los ingresos
comerciales como de la inversión, debe expandirse.
Es demasiado
pronto para saber a cuánto ascenderá la reducción de impuestos o el alza del
gasto que decidan hacer Trump y el Congreso, si es que la hacen. Los mercados,
sin embargo, ya hacen sus apuestas. Desde el día de la elección hasta la tarde
del miércole, los rendimientos de los bonos del Tesoro
de EE.UU. acumulaban, según el WSJ Dollar Index, una apreciación de 4%
frente a una canasta de monedas, especialmente contra las de mercados
emergentes. El yuan ha caído a un mínimo de ocho años.
El golpe
sufrido por el peso mexicano ha sido doble: la amenaza
de tasas de interés más altas en EE.UU. y el riesgo de recesión debido
al proteccionismo estadounidense. La amenaza de Trump de renegociar o
desmantelar el Nafta podría socavar seriamente la economía mexicana, que está
estrechamente integrada con las de EE.UU. y Canadá.
El impacto
preciso del tipo de cambio no está claro. En todo el mundo, el comercio se ha
vuelto menos susceptible a las divisas a medida que las cadenas de suministros
se han integrado. Debido a que México produce muchos
componentes de productos industriales ensamblados en EE.UU., el
principal motor de las exportaciones mexicanas a este país no es el tipo de
cambio, sino la producción industrial y las exportaciones de EE.UU., según un
informe reciente del banco central mexicano.
Las
importaciones mexicanas, por su parte, están influidas por la demanda de
componentes por parte de las compañías estadounidenses, pero también son fuertemente
impulsadas por la demanda de los consumidores, en particular la de productos
agrícolas de EE.UU.
Luis
Arcentales, economista de Morgan Stanley, estima que el déficit comercial de
México probablemente se reducirá en los próximos meses debido más a la caída de
las importaciones que al aumento de las exportaciones, como ocurrió en
Brasil y Chile. (México tiene un superávit comercial
con EE.UU., pero un déficit con el resto del mundo).
La decisión
de Ford de mantener la producción de sus todoterrenos en Kentucky en lugar de
México reducirá marginalmente las importaciones de México. Pero eso
probablemente será menos importante que si un descenso del consumo mexicano y
un dólar fuerte golpearan las exportaciones estadounidenses. Esas serían las
consecuencias involuntarias de las políticas de Trump.
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