La
inversión mexicana fluye hacia una región donde Donald Trump tiene eco
http://lat.wsj.com/articles/SB10007607676095674417804582421102243952924?tesla=y
Cientos de
empleos en Hazleton, Pensilvania, se han
conservado o ampliado gracias a la inversión de México
Hazleton, en el estado de Pensilvania, solía
ser un centro de la siderurgia, los textiles y la
minería. La mayoría de esos empleos desapareció. PHOTO: JESSICA
KOURKOUNIS/THE WASHINGTON POST/GETTY IMAGES
Por ROBBIE WHELAN
Actualizado
domingo, 6 de noviembre de 2016 19:35 EDT
HAZLETON,
Pensilvania—En este
otrora centro siderúrgico y textil, las promesas de campaña de Donald Trump
sobre leyes de inmigración más estrictas y muros en la frontera han tenido una
buena acogida.
En los
últimos años, sin embargo, cientos de puestos de trabajo en Hazleton y en su
región circundante en el noreste de Pensilvania se han conservado o ampliado
gracias a una fuente inesperada de inversión: México.
El resultado
es que Hazleton se ha convertido en una vitrina de las contradicciones de la
globalización, en un ciclo electoral en el que tanto Trump
como su rival demócrata, Hillary Clinton, han cuestionado los beneficios del
libre comercio.
En una
encuesta realizada a finales de octubre por Axiom
Strategies, una firma que ha trabajado para candidatos republicanos, Trump llevaba una ventaja de 11% en el condado de Luzerne,
donde se ubica Hazleton.
A principios
de 2009, el conglomerado mexicano de panificación Grupo Bimbo SAB compró Weston
Foods Inc., una filial estadounidense de la canadiense George Weston Ltd. por
US$2.380 millones. La adquisición incluyó dos plantas de Weston en Hazleton y
una serie de marcas estadounidenses, como el pan Arnold y Thomas’ English
Muffins.
A pesar de
haber hecho la transacción durante el apogeo de la crisis financiera, Bimbo sólo ha reducido ligeramente el
número de empleos y ha construido nuevas plantas en la región. La empresa
dice que desde 2012 ha invertido US$1.000 millones en
Estados Unidos.
Weston tenía
unos 2.500 trabajadores en Pensilvania, mientras que hoy Bimbo emplea
aproximadamente 2.300, incluyendo los de su sede en Horsham y los de nueve
panaderías de escala industrial.
En una
región afectada por la pérdida de miles de empleos industriales en las últimas
décadas, los nuevos dueños fueron bien recibidos. “Bimbo podría haber trasladado la
compañía a otra parte, pero somos muy afortunados de que decidieron mantenerla
aquí”, dijo Kevin O’Donnell, presidente de CAN DO Inc., el grupo de
desarrollo económico sin fines de lucro de Hazleton.
Otros
fabricantes mexicanos de alimentos también han invertido en la zona. En 2005, Mission Foods, fabricante de tortillas y filial
estadounidense de la también mexicana Gruma S.A., inauguró una planta en
la cercana localidad de Mountain Top, que emplea a unas 400 personas.
En 2012,
mientras tanto, Arca Continental SAB adquirió Wise
Foods Inc., un fabricante de snacks de Berwick, una pequeña ciudad
ubicada al otro lado del río Susquehanna, en frente de Hazleton.
Esta región
no es la única que está recibiendo inversión mexicana.
Entre
2006 y 2015, la inversión anual directa de México en EE.UU. más que se
triplicó, pasando de US$5.300 millones a US$16.600 millones, según datos de la
Oficina de Análisis Económico revisados por el Wilson Center, un grupo de
expertos no partidista con sede en Washington. El gobierno mexicano estima que
en EE.UU. hay 123.000 empleos respaldados por inversión mexicana.
“Se ha producido un
cambio, [pasando] de los mexicanos que cruzaban la frontera en busca de
empleos, a este gran auge de capital que cruza la frontera y crea puestos de
trabajo en EE.UU.”, dijo Andrew Selee, vicepresidente ejecutivo del Wilson Center y asesor
sénior del Mexico Institute. “La inyección de capital mexicano ha salvado
algunas marcas clásicas estadounidenses y preservado los trabajos ligados a
ellas”.
Niños
preescolares en el Proyecto de Integración de Hazleton. La ciudad ha recibido
una ola de inmigrantes, lo que ha provocado la reacción negativa de algunos
residentes. PHOTO: JESSICA KOURKOUNIS/THE WASHINGTON POST/GETTY IMAGES
Otro gran
inversionista mexicano al norte de la frontera es Mexichem
SAB, un gigante petroquímico global con ventas anuales de US$5.700
millones que ha invertido más de US$2.000 millones en los últimos cinco años en
13 estados de EE.UU.
Mexichem
exporta fluorita y otras materias primas de México a su planta estadounidense
de Louisiana, que
produce refrigerantes utilizados por la industria automotriz. A su vez, la compañía envía gas etileno de EE.UU. a sus plantas en México.
El
presidente de Mexichem, Juan Pablo del Valle, ha sido uno de los pocos
empresarios mexicanos importantes que ha criticado públicamente los planes
proteccionistas y antiinmigratorios de Trump y su discurso contra los mexicanos
y otros grupos.
En una
manifestación reciente en Florida, Trump se refirió a “las localidades rurales de
Pensilvania, Ohio, Carolina del Norte y todo el país” y acusó a la
clase política estadounidense de haber “dejado a estos pueblos desnudos” al enviar
empleos y fábricas a México, China y otros países.
Es un
mensaje popular en Hazleton, lo que refleja la incertidumbre sobre la economía,
pero también las tensiones sobre la inmigración de indocumentados.
En abril, 77% de los votantes de la primaria republicana del condado de
Luzerne se inclinaron por Trump, quien obtuvo seis veces más votos que
su competidor más cercano, el senador Ted Cruz.
Hasta la
Segunda Guerra Mundial, Hazleton tenía miles de personas que trabajaban en las
minas de carbón de antracita, pero esa industria declinó a medida que los
combustibles más limpios y eficientes cobraron popularidad.
Algunos
trabajadores emigraron a empleos relacionados con la industria siderúrgica en
la cercana fundición de Bethlehem Steel, mientras que otros pasaron a la industria
textil.
A fines del
siglo XX, sin embargo, esas tres industrias habían abandonado la región. En
septiembre, el área metropolitana que incluye Hazleton,
Scranton y Wilkes-Barre tenía una tasa de desempleo de 5,9%, es decir 1,1
puntos porcentuales por encima del promedio estadounidense.
Al mismo
tiempo, Hazleton, una ciudad de alrededor de 25.000 habitantes, vio la llegada
de numerosos inmigrantes hispanos, atraídos por un costo de vida relativamente
barato y los abundantes puestos de trabajo en el sector de alimentos.
En 2006, en
respuesta al aumento de la delincuencia que algunos políticos atribuyeron a los
traficantes de drogas indocumentados, el entonces alcalde de Hazleton, Lou
Barletta, promulgó duras ordenanzas dirigidas contra los arrendatarios que
aceptaban inmigrantes indocumentados y las empresas que les daban trabajo.
Estas
medidas fueron posteriormente declaradas inconstitucionales por un juez
federal.
Barletta,
quien se postula ahora a su cuarto período en el Congreso como representante del
área de Hazleton por el Partido
Republicano, dijo que la población local ve a Trump como un candidato que
entiende los problemas económicos de la región. “El
libre comercio con fronteras abiertas es un asalto directo a ciudades como
Hazleton”, aseveró.
Mike
Schlossberg, un representante estatal demócrata de la zona cercana de Lehigh
Valley, dijo que el mensaje de Trump está siendo bien acogido en Hazleton
debido a las “monstruosas tensiones” en torno a la inmigración. “Es una ironía increíble, porque los
inmigrantes crean una tremenda oportunidad, porque crean mucho, mucho más
empleos de los que se llevan”, manifestó.
Jolie Weber,
directora ejecutiva de Wise Foods Inc., indicó que la compra de la compañía por
parte de Arca ayudó a evitar el estancamiento.
“Si
Arca no hubiera comprado Wise, Wise habría caído en manos de otra empresa de
private equity, y eso
habría puesto en peligro la marca y las instalaciones manufactureras de la
compañía”, señaló Weber. “Ciertamente, existe el riesgo de que, con el tiempo,
esos empleos no sean reemplazados”.
El año
pasado, Arca construyó una nueva ala en su fábrica de Berwick para ayudar a
manejar la logística y compró dos nuevas calderas de 600 galones para expandir
su producción de papas fritas. El número de empleados de la fábrica se ha
mantenido estable en alrededor de 600.
Hace dos
años, en Breinigsville, Pensilvania, a unos 72 kilómetros al sureste de
Hazleton, el Grupo Bimbo inauguró lo que funcionarios
de la compañía describen como su planta más tecnológicamente avanzada en EE.UU.,
una panadería de poco más de 21.000 metros cuadrados. Sobre las instalaciones
ondean las banderas del estado de Pensilvania, EE.UU. y México.
En su
interior, 275 trabajadores —tanto nuevos como empleados de otras plantas de
Bimbo— hornean cada semana 2,8 millones de panes para
hot dogs, en molde y los usados para los sándwiches de pollo de Burger
King.
El salario
inicial promedio en la planta de Breinigsville es de
US$42.000 al año, dijo Jonathan Berger, vicepresidente de Bimbo Bakeries
USA.
“No creo que
sean exactamente los trabajadores del acero de ayer los que trabajan en esta
planta”, indicó. “Pero la próxima generación de trabajadores que quiera estar
involucrada en la manufactura, tiene un lugar aquí, en un buen entorno de
trabajo con gran tecnología”.
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