El cálculo de Jamenei: el líder supremo de Irán se enfrenta a una amarga elección sobre Israel...Dice que Irán tenía prohibido tener armas nucleares, pero ahora, ya dio permiso para fabricarlas, o asi lo entiendo mas o menos.
Todas las miradas están centradas en Irán y en sus posibles represalias por un asesinato –atribuido a Israel– en su capital.
En los oscuros pasillos del poder de Teherán, el asesinato del líder de Hamas, Ismail Haniyeh, a fines de julio (se cree ampliamente que fue llevado a cabo por Israel) rompió un frágil equilibrio.
El momento de esta escalada en el prolongado conflicto entre Irán e Israel no podría haber sido peor: el recién juramentado presidente Masoud Pezeshkian todavía se estaba acostumbrando a su papel cuando esta bola de fuego geopolítica le cayó en el regazo.
Para el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, el asesinato del líder del grupo palestino fue más que una provocación: fue un desafío existencial.
La explosión que mató a Haniyeh, que Irán cree que fue un misil lanzado desde sus propias fronteras, fue una violación de la soberanía que enfureció a Teherán y puso la fatwa de 2003 de Jamenei que prohíbe la fabricación, el uso y el almacenamiento de armas nucleares bajo mayor escrutinio.
Implicaciones estratégicas
El debate de alto nivel sobre si la fatwa de Jamenei sobre las armas nucleares servía a las prioridades estratégicas de Irán ya continuaba antes del asesinato de Haniyeh, según un alto funcionario iraní que habló con Al Jazeera bajo condición de anonimato.
Jamenei ha guiado a Irán a través de cambios globales desde el fin de la Guerra Fría hasta el surgimiento de la unipolaridad estadounidense y los conflictos en Afganistán, Irak y Siria, y a través de la problemática historia del acuerdo nuclear de Irán con las potencias mundiales.
Ahora, a los 85 años, necesita asegurar el futuro de la república islámica, una coyuntura crítica que requiere algo más que maniobras en la “zona gris”, el espacio entre la guerra y la paz que Irán ha utilizado tradicionalmente para ejercer presión sobre sus adversarios.
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Las implicaciones podrían reconfigurar el panorama estratégico de Medio Oriente en un momento en que los negociadores se esfuerzan por alcanzar un acuerdo de alto el fuego que ponga fin a la brutal guerra de Israel contra Gaza y, tres semanas después del asesinato, Irán aún no ha indicado qué hará.
Cuando se le preguntó si Irán está reteniendo su ataque contra el régimen israelí para que las conversaciones de alto el fuego puedan continuar, el representante permanente de Irán ante las Naciones Unidas, Amir Saeid Iravani, dijo a Al Jazeera: “El momento… de la respuesta de Irán será orquestado meticulosamente para garantizar que ocurra en un momento de máxima sorpresa”.
El asesinato provocó un intenso debate en Irán, dijeron fuentes a Al Jazeera, y algunos argumentaron que la moderación era el camino más sensato, por temor a que un ataque de represalia pudiera sumir a Irán en una confrontación prolongada y costosa con Israel, lo que podría debilitar a Teherán y sus aliados regionales.
El grupo de la moderación –de todo el espectro político de Irán– también expresó su esperanza de que la calma actual pueda servir como palanca en futuras negociaciones con Estados Unidos, abriendo potencialmente un nuevo capítulo en las relaciones entre ambos países y convirtiéndose en una respuesta más potente a las provocaciones de Netanyahu.
La elección de Jamenei
Jamenei no estuvo de acuerdo.
En declaraciones a los funcionarios el 14 de agosto, dijo que Irán no debe dejarse intimidar por la guerra psicológica que están utilizando sus enemigos.
Invocando el Corán, añadió que “las retiradas no tácticas, ya sea en el ámbito militar, político, mediático o económico, provocarán la ira divina”. Aunque todavía no hay indicios de lo que hará, se trata de una decisión que podría reconfigurar el panorama estratégico de Oriente Medio.
La cuestión nuclear añade complejidad.
Hasta ahora, la política nuclear de Irán se ha centrado en su derecho a poseer tecnología nuclear pacífica, la fatwa de Jamenei sobre el tema y existir en una zona libre de armas nucleares, dijo a Al Jazeera un funcionario que pidió permanecer anónimo.
"En sentido amplio, la política nuclear de Irán todavía no cae en la categoría de ambigüedad nuclear como la de Israel", dijo el funcionario, refiriéndose a la negativa de Israel a revelar qué capacidades nucleares posee.
Sin embargo, una declaración del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la ONU en septiembre pasado y un ministro israelí que abogaba por que Gaza fuera atacada con armas nucleares han sido percibidos como amenazas por Irán, dijo el funcionario, lo que llevó a Irán a repensar su estrategia.
La retirada unilateral de Estados Unidos del acuerdo nuclear es otra razón para que Irán recalibre su enfoque, agregaron, explicando que Irán entró en las conversaciones nucleares con la esperanza de que se levantaran las sanciones contra el país a cambio de restricciones a su programa nuclear.
“Pero, ¿qué pasó [cuando Estados Unidos abandonó el acuerdo nuclear]?”, preguntan retóricamente.
“Irán tuvo que hacer frente a la política de máxima presión de Estados Unidos sin poder hacer nada”.
¿Cambiará la doctrina nuclear?
“La respuesta de Irán debe… castigar al agresor por su acto de terrorismo y sus violaciones a la soberanía nacional de Irán [así como] reforzar las capacidades de disuasión de Irán para inducir un profundo arrepentimiento dentro del régimen israelí, sirviendo así como elemento disuasorio”, dijo el embajador ante la ONU, Iravani.
“Además”, añadió, “la respuesta de Irán debe calibrarse cuidadosamente para evitar cualquier posible impacto adverso que pudiera influir potencialmente en un posible alto el fuego [en Gaza]”.
Se trata de un equilibrio potencialmente imposible de alcanzar.
En este contexto, el funcionario anónimo dice: “Las amenazas mostradas por la entidad sionista [Israel] y el cambio de una política de ambigüedad sobre su programa nuclear a una política clara de amenazas nucleares contra Irán en las Naciones Unidas… sugieren que más adelante podrían apuntar a las propias instalaciones nucleares”.
Añaden: “Irán necesita mantener su soberanía y… está considerando revisar su doctrina. Si no se eliminan las armas nucleares de Israel, habrá competencia por poseer armas nucleares en la región e Irán reevaluará sin duda su estrategia”.
Cuando se les preguntó si creían que Irán, si cambia su doctrina nuclear, pasaría a producir armas nucleares, especialmente porque las estimaciones occidentales e israelíes indican que no está a más de un mes de producir una ojiva nuclear, el funcionario anónimo respondió negativamente.
“Cualquier cambio en la doctrina nuclear no significa necesariamente avanzar hacia las armas nucleares”, dijo el funcionario, añadiendo que podría significar alterar la estrategia nuclear actual y afirmando que cualquier cambio estaría dirigido hacia Israel porque está amenazando a Irán.
Un cambio de este tipo puede preocupar a los vecinos de Irán, pero el funcionario añadió: "Estamos abiertos a cualquier forma de tranquilizar a nuestros vecinos sobre nuestras capacidades nucleares".
“La pregunta es si nuestros vecinos están dispuestos a tranquilizarnos respecto de sus compras de armas y de las amenazas que supone la presencia de bases estadounidenses en sus territorios”.
En última instancia, las opciones que tiene ante sí Jamenei son como las copas amargas de las que debe beber: el líder supremo se enfrenta a una prueba de resistencia mientras sopesa las opciones que tiene ante sí, cada una de ellas plagada de riesgos significativos y resultados inciertos.
Lo que está en juego nunca ha sido tan importante mientras el mundo observa cómo Teherán enfrenta su decisión más crítica en décadas.
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