Foto: REUTERS/Yara Nardi
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En el sexto piso de un rascacielos, dos decenas de epidemiólogos y expertos en salud pública son los protagonistas de los esfuerzos por contener un brote de coronavirus en Italia que ha puesto en alerta a Europa y ha hecho que todo el mundo fije su atención con inquietud en la opulenta región de Lombardía.
Hablan por teléfono, analizan mapas digitales y estudian pantallas de computadora. Actualizan bases de datos con casos confirmados. Rastrean a las personas que hubieran podido tener contacto con personas infectadas. Se coordinan con hospitales y laboratorios para verificar los resultados de las pruebas realizadas incluso a personas que no presentan síntomas.
No obstante, su esfuerzo también ha originado una lucha política y científica que puede ser importante para la forma en que Italia y otros países se enfrentan al virus: ¿qué tanto es demasiado cuando se trata de trabajos de contención?
No todos los días Italia es acusada de ser demasiado eficiente, pero, curiosamente, la respuesta de Lombardía ha sido criticada por su ímpetu en un momento en que a la mayoría de los gobiernos les preocupa que los acusen de estar haciendo muy poco.
Gran parte de esas críticas ha venido de los funcionarios opositores italianos a nivel nacional, preocupados sin duda por la imagen arruinada de Italia —y la de ellos— debido a que el número de casos en el país se ha disparado a 650 y diecisiete personas han muerto.
En Austria, Suiza y las Islas Canarias han aparecido casos que tal vez estén vinculados con Lombardía, lo cual contribuye a la impresión de que esta región es el origen en Europa de una nueva fase de propagación a nivel global.
“Italia es un lugar seguro, quizás más seguro que otros”, aseveró a la defensiva esta semana el primer ministro Giuseppe Conte, opositor de los políticos de Lombardía que ha enfrentado muchas críticas por la forma en que el gobierno ha manejado la epidemia.
No hay duda de que Italia está enfrentando un brote importante. Pero detrás de las rencillas políticas hay una controversia más profunda sobre si la respuesta de Lombardía ha hecho que el problema parezca peor de lo que es.
El gobierno central sostiene que otras regiones dentro de Italia y otros países han respetado los lineamientos globales al concentrar las pruebas en las personas que muestran señales de portar el virus.
Pero de acuerdo con el Ministerio de Salud, Lombardía también ha realizado pruebas a las personas que más probablemente hayan tenido contacto con personas infectadas, incluso si no presentan síntomas.
Expertos de la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud de Italia dijeron en entrevistas que era posible que Lombardía hubiera generado una percepción exagerada de la amenaza al incluir en la cifra total de casos a personas cuyas pruebas resultaron positivas al virus, pero que no se habían enfermado. Sin embargo, muchos científicos afirman que es fundamental intentar rastrear incluso casos leves del virus para evitar su propagación.
El jueves, tras insistir que su estrategia exhaustiva de pruebas era la adecuada, Lombardía dijo que ahora se apegaría a los lineamientos nacionales e internacionales y que solo realizaría pruebas a las personas que tuvieran síntomas.
Pero las cifras que arrojaron las pruebas de Lombardía ya han hecho que los ojos del mundo estén puestos con interés en Italia.
No todos los que entran en contacto con el virus se enferman, hecho que está planteando un dilema para los científicos y los funcionarios que intentan formular una respuesta mesurada.
Walter Ricciardi, miembro italiano del consejo ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud que en fechas recientes fue nombrado consejero del Ministerio de Salud de Italia, señaló que solo un pequeño porcentaje de las personas que contrajeron el virus fueron infectadas por personas que no presentaban síntomas y que no sabían que eran portadoras del virus.
Richard Pebody, otro experto de la Organización Mundial de la Salud, afirmó que la organización no consideraba que la transmisión por personas asintomáticas fuera un factor importante en el brote.
No obstante, la incertidumbre crece conforme se propaga la epidemia. Otros expertos han manifestado su inquietud de que los portadores asintomáticos pudieran estar propagando el virus, y de que la OMS tenía que corregir sus lineamientos, lo cual se esperaba que hiciera el jueves.
El Ministerio de Salud de Italia señaló que tomar en consideración los casos asintomáticos solo provocaba inquietud.
Según los funcionarios regionales, de los 650 casos diagnosticados en Italia, 403 fueron en Lombardía. Los funcionarios de Lombardía afirmaron el jueves que, de esos casos, 216 habían sido atendidos en el hospital y 41 necesitaron cuidados intensivos.
Eso significa que 187 de las personas cuyas pruebas resultaron positivas para el virus no presentaban síntoma alguno o, si acaso, solo algunos síntomas leves. Además, al menos 37 de las personas que los tuvieron ahora están sanas y han sido dadas de alta.
Pero otros altos funcionarios médicos italianos advirtieron que aunque era posible que fuera menor el contagio por parte de las personas asintomáticas debido a que estas tosen menos, se sabe muy poco del nuevo virus y de cómo se comporta.
“Faltan pruebas”, señaló Giovanni Rezza, director de epidemiología en la importante organización científica del Servicio Nacional de Salud de Italia.
Los funcionarios de Lombardía dijeron que preferían saber quién tenía el virus.
O guardas los problemas debajo de la alfombra o la levantas y limpias el piso”, señaló Attilio Fontana, el presidente de la región, en una entrevista en su oficina con vista a un Milán brumoso e inquietantemente tranquilo 29 pisos arriba de los cazadores de virus.
Fontana es un miembro importante del partido de la Liga, encabezado por el nacionalista Matteo Salvini, quien no ha dudado en aprovechar la crisis para llevar a cabo su objetivo de derrocar al gobierno de Conte. En estos últimos días, Salvini ha sostenido que Conte había equivocado su respuesta a la crisis y que tenían que remplazarlo.
Fontana señaló que no estaba de acuerdo con “la forma que tiene Conte de enfrentar la crisis”. Las pruebas eran necesarias en la región, sostuvo, insinuando que si otros lugares hicieran esas pruebas tan rigurosas, también encontrarían más casos.
“No es difícil que incluso en su país, si hicieran un análisis epidemiológico serio y cuidadoso, encontrarían más de los que en realidad están infectados”, dijo, refiriéndose a Estados Unidos. Las cifras resultaron altas en Italia, añadió, “porque hacemos muchas pruebas”.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ahora están limitando las pruebas a quienes tienen síntomas y a quienes han viajado recientemente a China o tuvieron contacto con alguien que dio positivo para el virus.
Esta semana, en la estación central ferroviaria de Milán, las personas estaban ansiosas por salir de la ciudad.
Donatella Monti y sus hijos esperaban un tren que los llevara de regreso a Roma y todos usaban unos cubrebocas que compraron en una ferretería.
Monti comentó que muchas personas en Lombardía no parecían preocupadas por el brote, pero que su pediatra en el sur del país le aconsejó que no mandara a su hija a la escuela durante diez días. “¡Iré a la escuela con cubrebocas!”, protestó la niña.
En la oficina de Fontana, sus asistentes hacían chistes de que los cubrebocas “no servían de nada” para detener el virus y de que los milaneses solo usaban máscaras durante el carnaval.
Pero el miércoles en la noche, Fontana publicó un video en Facebook en el que decía que la prueba de uno de sus asistentes había resultado positiva.
El gobernador comentó que él mismo había dado negativo en las pruebas, pero que de todas formas “viviría en una especie de aislamiento” durante las próximas dos semanas, evitaría los eventos públicos y las conferencias de prensa y usaría cubrebocas en la oficina.
“Así que cuando me vean en los próximos días, estaré así”, dijo, colocándose un cubrebocas en el rostro. “No se asusten. Soy yo”.
Italia anunció la aparición de casi 150 casos de coronavirus, muchos de ellos en la región densamente poblada de Milán, por lo que los funcionarios cerraron las escuelas y cancelaron la celebración del carnaval de Venecia.
c.2020 The New York Times Company