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viernes, 9 de noviembre de 2018

Italia impugna el “ajuste alemán” y el Euro

PROFUNDA CRISIS EN LA UNIÓN EUROPEA

Italia impugna el “ajuste alemán” y el Euro

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9 noviembre del 2018
La hegemonía alemana en la eurozona, que ha significado recesión y desempleo masivo para la periferia, es desafiada por el programa económico del gobierno italiano, cuya propuesta de desarrollo con inclusión despierta el temor de que sea ejemplo para otras naciones “castigadas”, como Grecia, Portugal, España e incluso Francia. Los hegemonistas alemanes también saben que el euro está severamente cuestionado (no así la Unión Europea, como pretenden hacer creer) y que su fin y el retorno de las monedas nacionales serían solución para problemas económicos del grupo y evitarían la repetición de tragedias como el “genocidio” económico en Grecia. Las encuestas muestran que la popularidad del gobierno aumenta, lo cual podría poner en jaque a la Unión Europea en un eventual referéndum.
La República Italiana, ubicada en la península donde nació el primer gran imperio civilizador de Europa, y que luego del Imperio Romano alumbró el Renacimiento, y con él el germen de las grandes revoluciones libertarias y de la Revolución Industrial, hoy convertida en la tercera mayor economía de la eurozona y segunda potencia industrial de Europa, centro mundial del diseño, sigue mostrando soluciones revolucionarias al mundo.
La coalición gobernante desde el 31 de mayo pasado, integrada por la ultraderechista Lega o Liga (ex Lega Nord) y el heterodoxo Movimiento 5 Estrellas (M5E), anatemizados como “populistas” por “ortodoxos” como Angela Merkel y Wolfgang Schäuble (cuyas políticas contractivas condenaron a la recesión y a tasas de desempleo de 27% -52% entre los menores de 25 años- a la periferia no alemana, y que son tachados de “nazis” y “Cuarto Reich” en su país y otros), elaboró un presupuesto para 2019 que contempla instrumentos expansivos para estimular la economía.
Los mismos consisten en una “Renta Ciudadana” para atemperar la pobreza y estimular el empleo; bajar la presión fiscal a empresas que contraten trabajadores, y “el mayor plan de inversiones en infraestructura de la historia italiana”; rebajar la edad de jubilación e implantar una tarifa plana de IRPF para autónomos. Asimismo prevé ofrecer tierras agrícolas en concesión por 20 años a parejas que lo soliciten y cumplan determinados requisitos, como tener un tercer hijo en los próximos tres años, en un obvio esfuerzo por estimular la natalidad y rejuvenecer el país. La tasa de natalidad italiana es la más baja de Europa y la Lega prometió en su campaña reactivar la economía “para que los italianos vuelvan a querer tener hijos”.
El presupuesto tiene un déficit fiscal de 2,4% del PIB (que está por debajo del fijado en el Tratado de Maastrich, de 3%), pero fue rechazado por voceros y autoridades de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE), presidido aún por Mario Draghi, ateniéndose a pactos que rigen en el marco de la eurozona y a las directivas alemanas de “ajuste permanente”.
La Comisión Europea, presidida por Jean-Claude Juncker, reconocido aliado de las políticas de Merkel y Schäuble, rechazó formalmente el martes 23 el presupuesto de Italia y le dio un plazo de tres semanas para cambiar sus cuentas.
La medida fue respondida por el líder de la Lega, el viceprimer ministro y ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, al decir que “el gobierno no recortará ni un euro” de sus cuentas; y señaló que la decisión es un “ataque al pueblo”. “No están atacando a un gobierno, sino a un pueblo. Estas son cosas que irritan a los italianos, y luego se quejan de que la Unión Europea está en su mínimo de popularidad”, agregó Salvini.
“Vamos a responder con amabilidad a todas las cartas. Estoy dispuesto a reunirme incluso mañana con el presidente de la Comisión Europea para explicarle cómo Italia va a aumentar el presupuesto, pero nadie recortará ni un euro de los italianos”, enfatizó, añadiendo que “la Unión Europea no puede intervenir con votos y amenazas para bloquear las elecciones de los parlamentos y los gobiernos”. También afirmó que “no intentaremos salir ni de la eurozona ni de la Unión Europea [sino que] tenemos la intención de cambiar las reglas de gobierno de Bruselas”.
No es la primera vez que ocurre y no será la última.
Pero podría desatar un torrente de imitación en la castigada Europa que enfrentara a la “troika del ajuste”: el FMI, la Comisión Europea y el BCE.
El gobierno italiano instalado el 31 de mayo pasado, conducido por el líder de la Lega, el ministro del Interior, Matteo Salvini, y el ministro de Desarrollo Económico, Trabajo y Políticas Sociales, Luigi di Maio (líder del M5E), junto con el primer ministro, el profesor Giusseppe Conte, anunciaron en su programa que implementarían políticas expansivas para estimular la alicaída economía italiana, que heredaron con alto desempleo y una deuda del 132% del PIB, y parecen estar dispuestos a dar batalla a los burócratas de Bruselas al servicio de la hegemonía alemana en Europa.
Podemos estar ante el comienzo de una rebelión europea contra el hegemonismo alemán ejercido desde los organismos comunitarios con sede en Bruselas, responsable de genocidios económicos como los practicados en Grecia, Portugal, España y la crisis que castiga a la periferia europea desde 2008.
Un poco de historia
En las últimas elecciones italianas, del 4 de marzo de 2018, ningún partido político obtuvo mayoría absoluta, pero la coalición de centroderecha (conceptos que habrá que redefinir a la luz de realidades como esta) formada por la Lega de Matteo Salvini (que surgió como principal fuerza política) obtuvo un gran número de bancas en el Senado y en la Cámara de Diputados, en tanto que el Movimiento 5 Estrellas (M5E), liderado por Luigi Di Maio, fue el partido con mayor número de votos. La coalición de centroizquierda, liderada por Matteo Renzi, quedó en tercer lugar.
El 31 de mayo de 2018, luego de prolongadas negociaciones, el profesor Giuseppe Conte fue designado primer ministro con el apoyo de la Lega y del M5E. Matteo Salvini y Luigi Di Maio fueron nombrados viceprimeros ministros, formando el 66º gobierno desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El resultado fue señalado como un nuevo avance de la extrema derecha en Europa y aun como un voto “antisistema”.
El 21 de mayo, el M5E y la Lega, que habían suscrito una alianza programática, propusieron al profesor de Derecho Giuseppe Conte como primer ministro. Conte fue invitado por el presidente Sergio Mattarella al Palacio del Quirinal para recibir la tarea de formar un nuevo gobierno.
Sin embargo, la designación del destacado economista euroescéptico y antieuro Paolo Savona como ministro de Economía hizo que Mattarella vetara al nuevo gobierno, y el 27 de mayo Conte renunció a formar gobierno.
El presidente Mattarella convocó entonces a Carlo Cottarelli al Quirinale para encargarle formar un nuevo gobierno.
Tras un corto introito, Salvini y Di Maio aceptaron designar a Savona en otro cargo menos sensible, y el 31 de mayo Conte entró nuevamente en funciones como primer ministro, designando a Giovanni Tria como ministro de Economía y a Paolo Savonacomo ministro de Asuntos Europeos.
Con “la batalla por el presupuesto 2019”, el gobierno de Italia inicia una nueva etapa de su trayectoria. Enfrenta a la hegemonía alemana, pero tendrá de su lado a todos quienes la han sufrido y la sufren.
Emisarios de su gobierno estarían comenzando discretas gestiones ante los gobiernos de Estados Unidos, China y la Federación Rusa en busca de apoyo para sus políticas económicas expansivas, que alejen a Italia definitivamente de los ajustes fiscales merkelianos disfrazados de “austeridad”.
Conclusiones y perspectivas
Si el gobierno italiano persiste en su presupuesto 2019, toda la “Europa no alemana” verá que es mejor seguir el camino de Italia en defensa propia. Y la primera nación en hacerlo debería ser Francia, cuando el Frente Nacional u otro partido con programa antieuro (no como Podemos o Syriza, que, como Occupy Wall Street, son sólo movimientos de protesta inorgánica, sin programa de cambios concretos) sustituya a Emmanuel Macron en el gobierno de la segunda economía de Europa.
La Lega es acusada de ultraderechista y rechaza en forma políticamente incorrecta a los inmigrantes, tema en el que no tiene conducta diferente del resto del continente y de Estados Unidos. Europa debió encarar en el siglo XX su avance sobre África, llevando capitalismo, desarrollo y cultura. Eso hubiera evitado que hoy masas de hambrientos africanos inunden el Viejo Continente, forzando situaciones terribles. En particular, la tarea de llevar desarrollo y cultura a África debió hacerla Italia, heredera del Imperio Romano y del Renacimiento, y que ha tenido hombres como Carlo Azeglio Ciampi, que planteó tempranamente el tema.
Se critica el origen fascista de la Liga. España estuvo gobernada los últimos seis años por el Partido Popular, de clara matriz franquista, y Alemania está empapada en el espíritu nazi, como bien afirmó Paolo Savona, pero no fueron ni son criticadas por los organismos multilaterales ni por los medios de prensa. Vamos a esperar las críticas que la Unión Europea, si es coherente, formulará a Jair Bolsonaro. Hasta ahora no ha dicho nada.
La coalición entre la Lega y el M5E es una fuerza política que ha planteado, en su momento, con firmeza dos soluciones económicas muy claras y necesarias para Europa: la salida del euro (o la creación de un “euro nacional”, que permita devaluaciones selectivas por país, solución apoyada por el Premio Nobel 2001 Joseph Stiglitz en su libro El euro/Cómo la moneda común amenaza el futuro de Europa, oportunamente comentado en Caras y Caretas) y reacceder a la independencia monetaria, o sea, poder volver a tener políticas expansivas y abandonar los ajustes dispuestos desde Berlín y Baviera por Merkel y Schäuble.
Sabido es que la sobrevaluación de la moneda nacional (o “atraso cambiario”) fue la causante de las grandes crisis uruguayas de 1982 y 2002. Un dólar alto aumenta exportaciones, restringe importaciones suntuarias, favorece el ingreso de turistas, desestimula el gasto en el exterior, etc., aumentando el ingreso nacional. Por su parte, la expansión monetaria keynesiana derrotó a la Gran Depresión de 1929 y, desde entonces, a todas las grandes crisis como la reciente Gran Recesión.
Los dos aciertos de la Lega y el M5E (un tipo de cambio no sobrevaluado ni decidido en el exterior, y una política monetaria independiente y expansiva, a lo que debe agregarse la Renta Ciudadana y las otras medidas de fomento) hacen que Italia sea el país con pensamiento económico dominante más avanzado de la Europa no alemana.

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