Boko
Haram (filial del Estado Islamico) arrasa y quema una localidad del noreste de
Nigeria y además ataca a tropas de otros países limítrofes.
Boko
Haram arrasa y quema una localidad del noreste de Nigeria
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La secta
islamista mata a 85 personas en medio de una ofensiva militar en su contra
JOSÉ
NARANJO
Dakar
2
FEB 2016 - 00:02 CET
Vecinos de
Dalori caminan junto a una vaca carbonizada.
AFP
El grupo
terrorista Boko Haram, rebautizado como Estado Islámico
de África occidental, llevó a cabo este fin de semana una nueva masacre
en el norte de Nigeria en la que fallecieron al menos 85
personas, según las autoridades de este país. Los terroristas atacaron
la localidad de Dalori, que se encuentra a unos cinco kilómetros de Maiduguri, capital del estado de Borno,
y quemaron todos los inmuebles, en muchos casos con los vecinos en su interior,
incluido mujeres y niños, según relataron varios testigos. Un superviviente, Alamin Bakura, relató a AP por teléfono que el ataque
duró unas cuatro horas y que pudo escuchar los gritos de los niños. Asimismo,
periodistas locales visitaron Dalori al día siguiente y vieron decenas de cadáveres quemados. Un campo
de desplazados situado en las proximidades del pueblo también fue atacado. El
domingo, apenas unas horas después, otros dos terroristas del mismo grupo
radical provocaron tres muertos y 56 heridos en dos atentados suicidas en la
región del Lago, en el país vecino de Chad.
Boko
Haram, el grupo radical
más sanguinario de África que desde 2009 mantiene una guerra abierta con el
Gobierno nigeriano, mantiene
prácticamente intacta su capacidad de sembrar el terror. La contraofensiva
militar que desde comienzos del año pasado está llevando a cabo el Ejército
nigeriano, que ha permitido la liberación de cientos de mujeres y niños y la destrucción de múltiples bases del grupo
terrorista, ha conseguido arrinconar a los radicales en las localidades
próximas al Lago Chad y en la zona fronteriza con Camerún
y Níger, pero no ha desactivado la amenaza. Prácticamente no hay semana sin que se produzca un
ataque, atentado o incidente armado en el norte de Nigeria o en los países
vecinos, de hecho la masacre de este fin de semana en Dalori recuerda a las
que el grupo llevaba a cabo hace un año en el momento más álgido de su
insurrección.
Según las
autoridades locales, el pasado sábado un número indeterminado de terroristas
penetraron en coches y motos en dicha localidad
disparando a diestro y siniestro. Posteriormente prendieron fuego a casas y
establecimientos con personas que se habían refugiado en su interior, según
explicó Mustapha Anka, portavoz del Ejército,
que ha sido criticado, una vez más, por llegar tarde al lugar de la matanza. El
presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, que en
los últimos meses no cesa de insistir en que Boko Haram está siendo derrotado,
aseguró que “hemos bombardeado con insistencia sus bases y los terroristas recurren
a acciones desesperadas como esta para atraer la atención de los medios”.
Lo cierto es
que la violencia de la secta terrorista, lejos de disminuir, parece haberse
intensificado en los últimos días. Hace sólo dos semanas las fuerzas de
seguridad de la región de Diffa, en Níger,
fueron atacadas en dos ocasiones por Boko Haram con el resultado de al menos siete militares muertos. En la zona
fronteriza hay incidentes constantes a medida que, desde el sur, el Ejército nigeriano empuja a los insurgentes
hacia el norte. Asimismo, el sábado, las localidades de Guié y Miterine, en Chad, sufrían la acción de dos terroristas que
dejaron un balance de tres muertos y 56 heridos.
Otra muestra
de esta constante violencia es el flujo de refugiados y desplazados que, lejos
de atenuarse, se ha reactivado en los últimos meses. En
Diffa, unas 50.000 personas procedentes de la ribera del río Komadougou,
la frontera natural que separa a Níger de Nigeria,
se están instalando en los márgenes de la única carretera asfaltada que
atraviesa la región en emplazamientos improvisados, en los que viven en
refugios construidos con paja y ramas.
Para
combatir a Boko Haram, Nigeria, Camerún, Chad, Níger y Benín constituyeron el
pasado año una fuerza militar conjunta con 8.700
efectivos que, sin embargo, no ha llevado a cabo acciones conjuntas de
envergadura. Por ahora, Nigeria prosigue su ofensiva y los países vecinos
tratan de contener las permanentes infiltraciones de los yihadistas en su
territorio.
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