La
crisis económica azota las universidades de Venezuela . Aumentaron los alumnos en
75 % pero el presupuesto disminuyo en 80 %
La
crisis económica azota las universidades de Venezuela
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William
Saavedra, un estudiante de ortodoncia, ofrece una consulta gratuita a un
residente de bajos recursos del barrio 23 de Enero, en Caracas. PHOTO: MIGUEL
GUTIÉRREZ PARA THE WALL STREET JOURNAL
Por SARA SCHAEFER MUÑOZ
martes,
2 de febrero de 2016
17:57 EDT
CARACAS—Hasta el mes pasado, cuando la
universidad pudo reabrir sus puertas en medio de serios problemas
presupuestarios, William Saavedra, un estudiante de ortodoncia de 22 años, y
algunos de sus compañeros ofrecían exámenes dentales gratuitos a la población
en una silla de dentista ubicada en la ajetreada Plaza Brión de esta capital.
Su
motivación no era puramente altruista: esta era la única forma en que podían
acumular horas de experiencia clínica. A Saavedra le faltaba sólo un año para
graduarse cuando su facultad, que pertenece a la mayor universidad pública del
país, suspendió las clases el pasado septiembre en
medio de un recorte de 70% en el presupuesto, una huelga de profesores y
la falta de suministros, desde guantes de látex a bombillos eléctricos.
Estudiantes
de odontología improvisan una clínica en una azotea para dar exámenes dentales
gratuitos a residentes de bajos ingresos de un barrio pobre. La facultad de
odontología de la UCV suspendió las clases en septiembre ante un recorte del
70% del presupuesto, una huelga de los profesores y la falta de suministros, de
guantes de látex a bombillos. Las clases se reanudaron en enero, pero la crisis
está lejos de terminar. PHOTO: MIGUEL GUTIÉRREZ PARA THE WALL STREET JOURNAL.
“La idea no
es quedarse en la casa o tomarse unas vacaciones”, dice Saavedra, un muchacho
delgado y con cara de niño, hijo de un ortodoncista. “Buscamos actividades
aunque no tenemos clase”.
La
Universidad Central de Venezuela, donde estudia, ha vuelto a dar clases, pero
las condiciones muestran que la profundización del colapso económico del país
está también causando otra crisis, que
se desarrolla en cámara lenta: la desintegración
del sistema de educación pública, alguna vez considerado uno de los mejores de
América Latina.
Fundada en
Caracas en 1721, esta casa de altos estudios es el buque insignia del sistema
universitario público de Venezuela. En los últimos
cuatro años, dicen los administradores, ha perdido casi una cuarta parte de sus
4.000 profesores después de que la inflación dejó a muchos de ellos
ganando jornales equivalentes al precio de una lata de atún. El presupuesto
mensual para suministros y administración de su facultad más grande, que enseña
ciencias sociales, economía y administración de empresas a cerca de 7.000
estudiantes, ronda el equivalente de US$186 en el mercado negro.
Los
estudiantes deben completar horas de laboratorio en esta deteriorada
instalación de la UCV en Caracas. La universidad ha sido duramente golpeada por
los déficits presupuestarios. Los críticos dicen que la consiguiente escasez de
profesionales cualificados, exacerbados por una continua fuga de cerebros,
obstaculizará la capacidad del país para salir de su crisis económica. PHOTO:
MIGUEL GUTIÉRREZ PARA THE WALL STREET JOURNAL.
Tratar de
revertir el daño es una prioridad para la oposición venezolana, que en las
elecciones de diciembre obtuvo la mayoría de escaños en la Asamblea Nacional.
Un comité de nueve miembros se ha reunido con estudiantes, profesores y
decanos, y planea recomendar que parte del considerable
presupuesto militar de Venezuela sea canalizado a las universidades,
dice Juan Andrés Mejía, un legislador de oposición y miembro del comité. Sin
embargo, no está claro si se llevará a cabo, dado el enfrentamiento del
gobierno del presidente Nicolás Maduro con la oposición sobre nuevas
iniciativas.
“Ahora tenemos crisis
petrolera, entonces el país debe aumentar su productividad en otras áreas”, dice Mejía. “¿De dónde va a venir
este talento cuando las universidades cierren sus puertas?”.
Más
de un millón de ciudadanos con educación superior ha abandonado Venezuela, según Tomás Páez, sociólogo de la
Universidad Central, que ha estudiado el fenómeno. Como resultado de la fuga de
cerebros y la continua crisis universitaria, dicen economistas y expertos en
educación, el país enfrenta un grave déficit de
trabajadores calificados, incluyendo emprendedores y cirujanos.
“Necesitamos
gente educada para sacarnos de la situación en que estamos”, asevera Ulises
Rojas, vicerrector académico de la Universidad de Carabobo.
Estudiantes
de odontología de la UCV tomaron la iniciativa de establecer clínicas
improvisadas para residentes de bajos ingresos de Caracas porque era la única
forma en que podían conseguir la experiencia clínica que necesitan para
graduarse después de que las clases fueran suspendidas el año pasado. PHOTO:
MIGUEL GUTIÉRREZ PARA THE WALL STREET JOURNAL.
Las
universidades públicas son responsables de ocho de cada 10 diplomas
universitarios que se otorgan en Venezuela. El resto corresponde a instituciones privadas y a la red de
las llamadas universidades bolivarianas, creadas
por el gobierno izquierdista del presidente Hugo Chávez con el objetivo
declarado de educar a los estudiantes para que apoyen la revolución del pueblo.
Las
universidades públicas sufrieron bajo Chávez, que fue presidente entre 1999 y
2013, y su sucesor Maduro. Los recortes presupuestarios, la creciente escasez y
una tasa de inflación que el año pasado llegó a 275% han
agotado las becas de alojamiento para estudiantes y postergado obras de
mantenimiento básico. Muchos profesores han huido al exterior.
6.Una
estudiante de odontología toma una placa de rayos X a un paciente el viernes
con un equipo antiguo durante una clase de laboratorio de la UCV en Caracas. La
universidad interrumpió las clases el año pasado frente a un recorte
presupuestario del 70% y otros problemas. PHOTO: MIGUEL GUTIÉRREZ PARA THE WALL
STREET JOURNAL.
Los
detractores dicen que el gobierno no escatima fondos para las fuerzas armadas o
las ideologizadas universidades bolivarianas.
“La única
importancia de la educación para el gobierno socialista ha sido la utilización
de un mecanismo para convertir a los jóvenes a la ideología socialista y marxista”,
afirma Páez.
En 2014, el
entonces ministro de Educación, Héctor Rodríguez, causó un escándalo cuando
dijo: “No es que vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarlas a la
clase media y que pretendan ser escuálidos”, un término ampliamente usado por
los chavistas para referirse a la oposición. Un documento oficial de
planificación educativa de 2013 fija como meta “impulsar la transformación
universitaria (…) en torno a los objetivos estratégicos del proyecto nacional”.
Estudiantes
de odontología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la mayor
universidad pública del país, llegan al barrio 23 de enero, Caracas, para dar
exámenes bucales gratuitos a residentes pobres. Los estudiantes de odontología
UCV están luchando para completar sus estudios en medio de recortes
presupuestarios y están decididos a mantener su registro de experiencia clínica
por su propia cuenta. PHOTO: MIGUEL GUTIÉRREZ PARA THE WALL STREET JOURNAL.
Funcionarios
de educación del gobierno no devolvieron las llamadas en busca de comentarios.
Después de
años de recortes presupuestarios y de tensión entre las universidades y el
gobierno, en agosto Maduro apretó aún más los tornillos, exigiendo que las universidades acepten
entre 50% y 75% más de nuevos alumnos, muchos de familias pobres.
Sostuvo que
la actual competencia para ingresar a las mejores universidades públicas,
basada en méritos, favorecía a los ricos.
Sin embargo,
al tiempo que obligaba a ampliar la inscripción de alumnos, el estado recortó los presupuestos universitarios para 2016
entre 70% y 80%.
Las universidades públicas consideran
que el objetivo de esos recortes es hacerlas desaparecer. “No hay suficiente para nada, ni siquiera para los bombillos”
de luz, dice Adelaida Struck, decana de la Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales de la Universidad Central.
Un hombre
espera para ser atendido el sábado pasado por estudiantes de odontología que
dan los exámenes sin costo. La pancarta habla de los estudiantes de la UCV “hoy
y siempre”. PHOTO: MIGUEL GUTIÉRREZ PARA THE WALL STREET JOURNAL.
Furiosos,
los profesores se declararon en huelga. Algunos se reintegraron a sus puestos a
finales de noviembre y la universidad reabrió sus puertas en enero, pero
profesores y estudiantes creen que la institución se paralizará nuevamente a
menos que haya una gran inyección de fondos.
Mientras
tanto, la delincuencia se ha disparado en los campus.
La Universidad de Carabobo ha solicitado la presencia policial en
respuesta a un promedio semanal de cinco robos a mano armada a estudiantes.
Bandas de ladrones les roban teléfonos celulares, tornos dentales, libros y
cualquier cosa que pueda ser vendida en el mercado negro.
Daniella
Liendo, estudiante de medicina de la UCV, toma la presión arterial a una
residente del barrio marginal 23 de Enero, en el oeste de Caracas. PHOTO:
MIGUEL GUTIÉRREZ PARA THE WALL STREET JOURNAL.
En
septiembre, un estudiante de administración de empresas y contabilidad de 23
años quedó parcialmente paralizado luego de recibir un disparo durante un robo
cuando salía de un edificio de la Universidad Central a las 6:45 de la tarde
Bandas en motocicletas patrullan regularmente el campus, robando e intimidando
a los estudiantes, cuenta Carlos Benucci, un estudiante de sociología.
“Delincuencia, huelgas,
falta de materiales; sencillamente no tenemos las condiciones normales que los
ciudadanos deben tener para la educación”, dice.
Saavedra
contactó recientemente a la filial local de la multinacional estadounidense
Colgate-Palmolive Co., que donó algunos suministros y dio presentaciones sobre
lo último en salud bucal. Para mantener la moral, el joven organizó luego una
fiesta para los estudiantes, que aparecían disfrazados de molares y caries.
“Estoy
frustrado por toda la pérdida”, dice Saavedra.
—Anatoly Kurmanaev y Juan Forero contribuyeron a este
artículo.
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