¿Qué
pasa con la tripulación de los barcos ‘fantasma’ de navieras quebradas? El dinero esta botado en alta mar solo tienes que ponerle una manta con camuflaje color agua de mar y esperar 3 años y
es tuyo legalmente, mientras tanto lo puedes utilizar como puerto para
mercancías ilegales.
¿Qué pasa con la tripulación de los barcos ‘fantasma’ de navieras quebradas?
http://economia.elpais.com/economia/2016/09/19/actualidad/1474273607_243615.html
En el mundo
hay 187 casos documentados de buques abandonados.
Algunos quedan durante meses con marinería atrapada sin suministros hasta que
son repatriados
JESÚS
A. CAÑAS
Cádiz
19 SEP 2016 - 13:50 CEST
Un barco de
Hanjin la semana pasada frente a las costas de California, EE UU. LUCY
NICHOLSON (REUTERS) / VÍDEO: REUTERS-QUALITY
El Ocean Sparkle tendría que haber llegado desde Argelia al puerto de Málaga a finales de marzo de 2015. Pero
nunca lo hizo. El día 23 de ese mes el buque cementero arribó al dique
exento del Puerto de Algeciras. Se suponía que la escala en el Estrecho era
temporal.
Duraría el
tiempo que el armador se pusiera al corriente del pago de las nóminas a la
tripulación.
Sin embargo,
ese día no llegó y los 34 marineros se quedaron atrapados en un infierno que
duró más de cuatro meses, con pocos suministros, sin cobrar y a la espera de
ser repatriados a sus países de origen.
Hoy, el oxidado y ya deshabitado Ocean Sparkle sigue en el
mismo dique, a la espera de una solución. Es el buque más reciente entre los
abandonados en Algeciras, pero no será el último, ni en ese puerto, ni en el
mundo.
Cada
año, decenas de ellos caen en un aparente limbo que deja a su tripulación atrapada entre la escasez y
los farragosos trámites burocráticos. Oficialmente, en la actualidad hay 187
barcos abandonados en el mundo, aunque se cree que son muchos más.
De momento,
los marineros de los barcos 'en suspenso' de Hanjin tienen provisiones y no se
han registrado problemas
Desde hace
días, la quiebra de la naviera surcoreana Hanjin
Shipping ha despertado el peor de
los temores.
La mitad de
sus 140 barcos de mercancías no han llegado a puerto, y están fondeados cerca
de puertos o en medio del mar.
En ellos,
parte de los 1.500 trabajadores que tiene la empresa matan las horas a la
espera de que se desbloqueen los permisos para poder llegar a los puertos.
Temerosos de no poder cobrar, algunos operadores
portuarios ni siquiera quieren ofrecerles combustible. Mientras que la
empresa negocia por conseguir fondear los buques en puerto y descargar la
mercancía, las alarmas se han encendido en la Federación
Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF). La organización
lanzaba un mensaje a la red de inspectores que tiene en el mundo: estad atentos
ante cualquier llamada de auxilio de la marinería de Hanjin.
A ellos les
corresponde auxiliar a las tripulaciones de los barcos que se ven atrapadas en
ellos. De momento, los marineros tienen provisiones y su situación dista de la
de otros buques que quedan abandonados, pero desde la ITF no bajan la guardia.
De hecho, gracias a las denuncias de la organización se sabe que existen 187 barcos
abandonados en el mundo. En los últimos 15 años, la ITF ha
denunciado 237 casos de abandonos, 40 de ellos ya resueltos. Sin embargo, José
Manuel Ortega, coordinador de la organización en España, sabe que son muchos
más: "En 2009 organizamos un congreso de
inspectores en Estambul y descubrimos que, solo en el Bósforo,
había 400 barcos abandonados".
Inspectores
en los puertos
A Ortega le
tocaría organizar el auxilio de la marinería de los buques de Hanjin que, en
estos momentos, están fondeados cerca de España. Había llegadas programadas a
los puertos de Barcelona, Valencia y Algeciras. Así
lo hizo en multitud de casos anteriores, como el del cementero que aún sigue
amarrado en el puerto gaditano. Después de ser marino mercante desde 1979 hasta
2000, se convirtió en inspector de la ITF en el sur español. Dirige un equipo
de cinco inspectores en España en puertos como el de
Las Palmas, donde existen multitud de abandonos. Se ha encargado de
casos en Huelva, Cádiz, Algeciras, Málaga o Ceuta
y sabe que, detrás de cada uno, hay un drama humanitario.
Siniestros,
averías o problemas económicos son algunas de las causas que llevan a los
armadores a abandonar un buque, como explica la abogada especializada en
Derecho Marítimo Laura Maniega. En los últimos años, la experta ha visto crecer
los casos empujados por la crisis, "aunque ahora se han
estabilizado". En todos se repite una constante: "Son procesos largos
en los que el que más pierde, siempre, es el trabajador".
Que se lo
digan a Ortega, que en estos años de servicio ha visto "de todo".
"Recuerdo lo que me dijo el anterior inspector que me formó: 'Debes
tener 50% de cerebro y 50% de corazón'. Cada caso te influye, pero
tienes que ser pragmático y no dar falsas esperanzas", reconoce el también
sindicalista de UGT. Porque cuando un barco queda a su suerte, su tripulación
tarda de media dos o tres años en ver solventado su caso, si es que llegan a
cobrar la totalidad de lo que les adeudaba su armador.
La ITF
considera que un barco está abandonado cuando se cumplen una serie de premisas
que resume Ortega: "Que no haya conexión alguna con el armador, que se
acumulen más de dos meses de impago y que el buque no sea suministrado de agua,
víveres y combustible". Entre tanto, el marinero se ve obligado
a sobrevivir durante meses en el barco a la espera, al menos, de la
repatriación.
El Ocean
Sparkle cumplía todos los requisitos de la ITF y su tripulación pasó a vivir en
un barco fantasma. Subsistieron de marzo a julio de 2015 como pudieron, hasta
que fueron repatriados a sus países de origen: Indonesia, Filipinas, Georgia,
Grecia, Polonia y Paquistán.
El
marinero pierde
En ese
tiempo, entre la tripulación, "la tensión iba en aumento". "Fue
duro. Tenía que ir a calmar los ánimos, estaban sin poder enviar dinero a sus
familias, ni siquiera podían comunicarse con ellos", rememora Ortega. Una
vez que el coordinador consiguió que las embajadas de los países de los
marineros y la propia ITF costearan la repatriación, desde la organización
optaron por recurrir a la Justicia. Interpusieron una demanda de embargo el
pasado mes de junio de 2016 ante el Juzgado Mercantil de Cádiz. El armador ya
tiene más de 13 acreedores con una deuda total de
600.000 dólares.
Según la Ley
de Navegación Marítima se puede sacar a subasta un barco
abandonado, siempre que se cumplan una serie de requisitos, entre ellos
un informe de Capitanía Marítima, como explica
Maniega. Otra opción es que la Autoridad Portuaria en
la que quedó el buque pase a ser la propietaria del mismo por usucapión si, después
de tres años, no ha tenido movimiento.
Las subastas
(que, a veces, ni cubren todas las deudas contraídas) contemplan que el primer
acreedor que cobrará es el trabajador. Sin embargo, la abogada no niega que se
trata de "procesos farragosos y largos". Ortega recuerda otro caso
que lo confirma, el del buque MV Katerina, abandonado en Cádiz. La tripulación
se marchó del barco en 2012, el Juzgado lo inmovilizó en 2013 y a finales de
2015 salió a subasta. "Todavía los 16 tripulantes están esperando a que les
abonen la deuda", ataja Ortega.
Un
procedimiento dilatado
Pese a que
la Ley de Navegación de 2014 ha aclarado algo el camino, Maniega cree que aún
quedan avances por introducir para agilizar los trámites. "No estoy satisfecha con el
proceso, no es ágil para las circunstancias personales de los implicados en
él", apunta la letrada. Y añade: "El problema está en el
procedimiento, no en la finalidad. Se dilata a sabiendas que el propietario no
va a aparecer". Ortega coincide en su percepción: "Es un sistema
demasiado garantista, en Reino Unido es mucho más eficaz".
Con todo,
Ortega espera que las enmiendas que se piensan introducir en el Convenio sobre
el Trabajo Marítimo (aplicado también en España desde 2013), en enero de 2017,
sirvan para ayudar a la tripulación de estos barcos. Obligarán a los armadores a poner en marcha un sistema de garantía
financiera que asegure una indemnización a los marineros y a sus familias en
caso de abandono, muerte o discapacidad. Entre tanto, sigue vigilante ante
cualquier nuevo caso que pueda presentarse en España, entre ellos, los posibles
de Hanjin. Tanto Maniega como él, creen que el hecho de que sus barcos estén
repletos de mercancías facilita el proceso. "Un barco cargado, es un barco ganado",
sentencia Ortega. Pero añade: "Otra cosa es lo que ocurra con las
tripulaciones una vez se desembarque la mercancía".
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