Los
extremistas cristianos del Ejército de Resistencia del Señor, en Uganda, o los
fundamentalistas islámicos de Boko Haram en Nigeria matan 96 elefantes diarios
para vender sus colmillos de marfil y financiar su guerrilla
La
humanidad ha matado a 144.000 elefantes en siete años, el 30% de los que
quedaban
http://elpais.com/elpais/2016/09/03/ciencia/1472875631_262427.html
El primer
censo continental retrata los brutales efectos de la demanda de adornos de
marfil en China
MANUEL
ANSEDE
Honolulu 3
SEP 2016 - 14:39 CEST
El cuerpo de
un elefante en Sri Lanka. AFP QUALITY
La
conservación de la naturaleza africana es una guerra a muerte. Y no es una
metáfora. Directores de parques nacionales como el español Luis Arranz, que
dirigió el de Garamba, en República Democrática del
Congo, reconocen que arman a sus guardabosques en el mercado negro.
Los enemigos
de la fauna africana son cazadores furtivos que empuñan fusiles Kaláshnikov,
pero también grupos armados como los extremistas
cristianos del Ejército de Resistencia del Señor, en Uganda, o los fundamentalistas islámicos de Boko Haram, en Nigeria, que se financian con la venta del marfil de
los elefantes.
Solo en el Parque Nacional de Virunga, vecino
de Garamba, han muerto asesinados 150 rangers en
la última década. Los últimos, Fidèle Mulonga Mulegalega, de 25 años, y Venant
Mumbere Muvesevese, de 35, tiroteados en marzo por las
milicias Mai Mai.
Grupos
armados como Boko Haram o el Ejército de Resistencia
del Señor se financian con la venta del marfil
Cada 15
minutos muere un elefante en África. “La vanidad, para lucir collares y pulseras de marfil, está
generando una demanda que dispara la matanza de elefantes”, ha
lamentado hoy Anthony Banbury, un antiguo alto cargo de Naciones Unidas que
ahora dirige los proyectos de filantropía del multimillonario Paul Allen,
cofundador de Microsoft.
Banbury ha
presentado hoy los resultados del esperado primer censo continental de
elefantes, durante el Congreso Mundial de la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN), que se celebra hasta el 10 de septiembre
en Honolulu (EE UU).
Los números
son dramáticos. La población de elefantes africanos de
sabana cayó un 30% entre 2007 y 2014 por la caza furtiva y la
destrucción de su hábitat. El creciente declive ya alcanza el 8% anual,
principalmente debido a las matanzas ilegales. El censo, realizado en 18 países, ha contado exactamente 352.271 supervivientes.
Desde 2007, por lo tanto, la humanidad ha matado a unos 144.000 elefantes. A este ritmo, serían eliminados de la faz de la Tierra en
poco más de 15 años. El elefante de bosque, diferente del de sabana y no
incluido en el censo, también desaparece a una velocidad alarmante.
Un elefante
mutilado para obtener sus colmillos, en Botsuana. GRAN CENSO DE ELEFANTES
Hace un año,
el presidente estadounidense, Barack Obama, y su
homólogo chino, Xi Jinping, anunciaron un acuerdo hacia la prohibición “casi completa” de la importación y la
exportación de marfil, con excepciones como los trofeos de caza
deportiva debidamente documentados. China es el gran mercado negro de marfil,
considerado allí una símbolo de estatus social. “Hay que prohibir también el
comercio de marfil dentro de los países. Si conseguimos que todo el comercio de
marfil sea ilegal, veremos recuperaciones muy importantes de las poblaciones de
elefantes”, ha declarado en Honolulu el ecólogo estadounidense James Deutsch,
vicepresidente de la Wildlife Conservation Society.
“Hay que conseguir
valorizar económicamente a los elefantes vivos, para que las comunidades
locales ganen dinero con ellos y los defiendan. Una forma obvia es el turismo,
pero hay que desarrollar otras”, ha afirmado Deutsch. Se calcula que un elefante que muere de
viejo genera a lo largo de su vida más dinero que 76 congéneres muertos. Los colmillos de cada ejemplar se venden por unos 22.000
euros.
El gran bastión de los elefantes es Botsuana, con una población de 130.000 ejemplares
que se mantiene estable
El ecólogo
reconoce que las soluciones no son sencillas. El rey Juan Carlos de Borbón
encendió un debate internacional cuando se supo que se había roto la cadera en
abril de 2012 mientras participaba en una cacería secreta de elefantes y otros
animales en Botsuana. “Es un tema muy complejo y prefiero no opinar”, sostiene
Deutsch sobre la posibilidad de financiar la conservación con los beneficios de
una caza teóricamente controlada por los gobiernos.
“Hemos
llegado a la decisión de detener la caza comercial de vida salvaje en las zonas
públicas a partir de 2014, porque disparar a los animales puramente por deporte y
trofeos ya no es compatible con nuestro compromiso de preservar la fauna local
como un tesoro nacional”, afirmó sin embargo el comandante general
Ian Khama, presidente de Botsuana, a finales de 2012.
Su país es
hoy, según el censo, el gran bastión de los elefantes
en África, con 130.000 ejemplares que se mantienen estables.
El
segundo país es Zimbabue, con 83.000 individuos y una caída de solo el 10%
desde 2005. Sin embargo,
la amenaza se cierne sobre estos dos reductos de la fauna africana. Las
regiones que más han sufrido los ataques de los cazadores furtivos están al
otro lado de sus fronteras con sus vecinos del norte, Angola
y Zambia.
"Si no
somos capaces de salvar al mayor mamífero terrestre, el pronóstico para la
conservación de la fauna salvaje es deprimente”, ha lamentado el fundador de
Elefantes Sin Fronteras
“Perdemos
96 elefantes al día, entre 25.000 y 30.000 cada año. Si no somos capaces de salvar al
mayor mamífero terrestre, el pronóstico para la conservación de la fauna
salvaje es deprimente”, ha lamentado en un vídeo Mike Chase, autor principal
del censo y fundador de la organización Elefantes Sin Fronteras. Su
investigación, realizada con 81 aviones, ha sido financiada con más de seis
millones de euros por el cofundador de Microsoft.
El
Congreso Mundial de la Naturaleza que se celebra en Honolulu congrega a 9.000 participantes de
más de 190 países, organizados por la UICN, que ha pagado el viaje de EL PAÍS a
la capital hawaiana. La UICN es la principal red medioambiental del mundo y está
formada por 1.300 miembros, desde Estados soberanos a ONG. Durante el evento,
sus miembros votarán una moción para promover el cierre de los mercados
domésticos de marfil de elefante. “Toda oferta de marfil, incluidos los
mercados nacionales legales, crea oportunidades para el blanqueo de marfil
ilegal bajo una apariencia de legalidad”, denuncia la moción.
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