EL
G 20 se fue de turismo a Hangzhou - China con las buenas intenciones de
revitalizar el comercio mundial, flexibilizar la política monetaria, combatir el proteccionismo comercial, y
propiciar reformas estructurales en China (digamos menos exportaciones y mas
consumo interno) y finalmente impedir que gane Donald Trump
Los
líderes mundiales buscan revitalizar la economía global
http://economia.elpais.com/economia/2016/09/02/actualidad/1472826684_425459.html
El G20 que se celebra este fin de
semana en la ciudad china de Hangzhou aspira a poner remedio al débil
crecimiento del comercio y la inversión
XAVIER
FONTDEGLÒRIA
Hangzhou
3 SEP 2016 - 20:22 CEST
La reunión
de las veinte mayores potencias desarrolladas y emergentes del planeta tiene como principal objetivo, al menos sobre el papel,
encontrar una solución al débil crecimiento global y cambiar un
horizonte que se antoja sombrío.
Los miembros
del G20 comparten el diagnóstico, pero no han sido capaces de consensuar un
tratamiento para paliar a los males de los que adolece la economía mundial.
La cumbre en
la ciudad china de Hangzhou pondrá a prueba la
capacidad del club de hallar nuevas recetas para abordar el problema, pero
sobre todo su voluntad de afrontarlo en solitario o de forma conjunta.
Varios
policías en el famoso Lago del Oeste de Hangzhou. NICOLAS ASFOURI AFP
La economía
mundial sigue lejos de recuperar los niveles de crecimiento pre-crisis. El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó en julio
por enésima vez sus previsiones para este año y el próximo
hasta el 3,1% y el 3,4%, respectivamente, y ha sugerido que habrá otro
recorte en la revisión que dará a conocer este octubre.
El comercio internacional aumenta en
torno al 3% anual desde 2012, menos de la mitad de la tasa que se registraba en
los años previos a la quiebra de Lehman Brothers.
En un
momento en que tratados de libre comercio como la Alianza
Transpacífica o el TTIP están en cuestión, el G20 enarbolará la bandera de la
globalización y se comprometerá, como ha hecho en otras reuniones, en no adoptar medidas proteccionistas.
Pero las promesas distan de la realidad: según
la Organización Mundial del Comercio (OMC), desde la última
cumbre en Turquía los integrantes del grupo han aplicado 145 nuevas medidas de
restricción del comercio, el nivel más alto desde que el organismo
empezó a elaborar esta informe, en 2009.
Estas
contradicciones son habituales entre los miembros del G20, concebido como el
principal foro de discusión de política económica del planeta. De los compromisos adquiridos en la reunión de
Brisbane de 2014, que buscaban añadir un 2% adicional al crecimiento global
hasta 2018, apenas se han cumplido poco más de la mitad.
El FMI ya ha
vaticinado que este objetivo está prácticamente "fuera del alcance"
del grupo por la falta de acción política.
Además, las
diferencias entre los miembros sobre cuál es la mejor receta para relanzar la
economía global son conocidas y prueba de ello es el asincronismo de las
políticas fiscales o monetarias en varias partes del planeta, hasta el punto
que unas contradicen otras.
"Los integrantes
del G20 tienen que coordinarse más, pero la situación económica y política de
cada miembro es diferente y eso provoca conflictos a corto plazo. Cada país
decide cómo y cuándo aplicar ciertos acuerdos. Cuando hay un problema que no es
urgente para ciertos miembros, estos no son tan activos a cooperar", explica Huang Wei, director del
Instituto de Economía y Política Mundial de la Academia China de Ciencias
Sociales.
China misma
se encuentra en la difícil tesitura de defender el libre comercio -el milagro chino se ha forjado gracias a su
competitividad exterior- al mismo tiempo que está en el centro de las
críticas por inundar los mercados mundiales de productos baratos y no afrontar
con la rapidez que debería el enorme problema de exceso de capacidad.
El gigante
asiático aspira que el encuentro en Hangzhou, que se celebrará el domingo y lunes, termine con un gran pacto que abra paso a un nuevo sistema de gobernanza
económica mundial a largo plazo, en el que Pekín desempeñaría un papel
clave.
Huang admite las dificultades de alcanzar un
acuerdo de calado en las circunstancias actuales: "primero, las propuestas del
anfitrión tienen que responder al interés común de todos los países y, segundo,
deben tener suficiente influencia como para que los miembros dejen de lado sus
diferencias y avancen en el pacto". "El entorno idílico de
este año debería ser propicio para la cooperación. Sin embargo, esperamos un
resultado tibio, bueno sobre el papel pero que no se traducirá en políticas
viables", aseguran en una nota los economistas de BBVA Research.
Se prevé que
en Hangzhou los líderes ratifiquen el compromiso que los ministros de Finanzas
del bloque expresaron en las reuniones preparatorias: utilizar "todas las herramientas
posibles" en política monetaria, fiscal y estructural para relanzar el
crecimiento. Se espera, sin embargo, un especial énfasis en las
reformas, para cuya implementación la voluntad política es esencial, algo que
hasta el momento ha escaseado en el G20.
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