La
nueva revolución industrial dejara pasmada a la humanidad por la inusitada
velocidad en la que cambia (en los próximos 3 años habrá mas cambios que en los
últimos 50) y millones perderán sus anticuados y prescindibles
empleos ante la robotización, el internet de las cosas y la inteligencia artificial.
En el futuro desaparecerán los grandes bancos, y los oficinistas (una maquina computarizada
lo hará mejor y más rápido y no cobrara coimas por agilizar los trámites) en
segundos un software sabrá toda tu vida y sabrá si eres un buen cliente o un
estafador y la banca será conducida por entes cibernéticos , los procesos judiciales
duraran segundos y no décadas como
ocurre en Perú .
La tecnología zarandea el ‘statu quo’
económico
http://economia.elpais.com/economia/2016/08/12/actualidad/1470992992_354684.html
La
concentración de innovaciones científicas y técnicas han dado lugar a una nueva
revolución industrial
DAVID
FERNÁNDEZ
Madrid
14 AGO 2016 - 00:00 CEST
Un lineal de robots montan un coche
en la planta de Tesla en Fremont (EE UU) WINNI WINTERMEYER
Asistimos
a una nueva revolución industrial.
Los
avances tecnológicos y científicos se suceden a una velocidad de vértigo.
Su impacto
no se limita a mejorar los productos y servicios existentes; el proceso
innovador actual tiene un calado disruptivo, es
decir, se están cambiando las reglas de
juego en múltiples ámbitos.
La
robotización a gran escala,
el
big data,
los
teléfonos inteligentes,
las fintech,
el
Internet de las cosas,
la
secuenciación del genoma humano,
el
bitcoin,
las energías verdes,
las plataformas digitales de intercambio entre
particulares... En menos
de una década el mundo ha asistido a una cascada de novedades tal que el resultado
es una transformación radical de muchas industrias con la entrada de nuevos
competidores.
“A lo largo de la historia ha habido muchos momentos
disruptivos por los avances técnicos.
La diferencia del
momento actual es la velocidad a la que se suceden los cambios, una velocidad
jamás vista”, sostiene Joao
Saint-Aubyn, experto de Roland Berger, quien participó recientemente en
unas jornadas organizadas por Cre100do.
La primera revolución industria trajo innovaciones mecánicas como la máquina de
vapor o el ferrocarril;
la segunda supuso la producción
en masa a través de la electrificación;
la tercera popularizo
los ordenadores e Internet.
“Ahora estamos a las puertas de la cuarta revolución
industrial, que estaría caracterizada por la conectividad
de los dispositivos, las comunicaciones móviles, las redes sociales y la
inteligencia artificial.
Se trata de
una época en la que las barreras entre el mundo físico y el digital son más
confusas y el consumidor está siempre conectado”, describe Guillermo Padilla,
socio responsable de Management Consulting en KPMG.
La tecnología zarandea el ‘statu quo’
económicopulsa en la foto
Uno de los
rasgos característicos del momento disruptivo actual es que se trata de una revolución principalmente en el ámbito de la información.
Los datos son el ingrediente esencial de las
empresas y de la economía.
“Esa es la diferencia: no es un proyecto, proceso o innovación
tecnológica simple. De hecho, se está gestando desde hace años, con la informatización de procesos primero, y con Internet,
después.
Ahora lo que
ocurre es que todos esos avances tecnológicos se están
democratizado y eso lo hace global, poderoso y, en muchos aspectos aún
incierto sobre quién ganará en cada sector, con qué tecnologías y con qué
avances”, indica Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Bangor
University (Reino Unido) e investigador de Funcas.
Una de las
consecuencias económicas de tanta
innovación disruptiva es que el eje del sistema se
desplaza desde la oferta a la demanda. Los consumidores han tomado el
mando en las relaciones comerciales.
Además, hay
un cambio sociológico, casi cultural, por el cual se está abandonando aquella idea burguesa según la cual la mejor forma
de mostrar un determinado estatus es con la posesión de objetos materiales.
Estos dos
factores, junto al desarrollo tecnológico de
plataformas digitales que ponen en contacto a los consumidores, están
detrás del fenómeno de la economía colaborativa.
Los expertos
de PwC prevén que los ingresos de la denominada como sharing economy pasen de
la cifra actual que apenas supera los 15.000 millones
de dólares a 335.000 millones en 2025.
EL
PRÓXIMO TRIENIO SERÁ MÁS DECISIVO QUE LOS 50 AÑOS ANTERIORES
Ya no hay
verdades absolutas. Todo está sujeto a
revisión. Las grietas en el ‘statu quo’ hace que los directivos estén muy
preocupados.
Esta
sensibilidad a la transformación disruptiva que viene de la mano de la
tecnología queda patente en la última encuesta realizada por KPMG el pasado mes de junio. Este trabajo, bajo el
título Global CEO Outlook señala que los próximos tres años traerán consigo una
transformación sin precedentes y serán mucho más decisivos para la evolución de
la economía que los 50 anteriores.
Así lo cree el 78% de
los consejeros delegados españoles (el 72% a nivel global).
Con la
creencia que se debe actuar “ahora o nunca”,
casi siete de cada diez ejecutivos de
todo el mundo admiten su preocupación por tener que abordar asuntos ante los
que tienen poca experiencia, como la transformación digital de la compañía o la
adecuación de sus negocios a los nuevos gustos y exigencias de los
consumidores.
Un tercio de los ejecutivos españoles admite
que su empresa “se transformará en otra significativamente diferente” en los próximos tres años.
Un mayor
foco en el cliente, el uso de sistemas de análisis de
datos y tecnología cognitiva en sus organizaciones, así como la lealtad de los consumidores y la ciberseguridad son
algunos de los temas que más les preocupan.
El intercambio entre particulares de bienes y servicios están
poniendo contra las cuerdas a las empresas tradicionales en sectores como el
turismo, el transporte, el ocio, las finanzas o la música.
Airbnb, por ejemplo, oferta tres veces más
camas que el mayor de los grupos hoteleros, mientras que Uber se ha convertido en solo cinco años de vida en la
mayor red transporte del mundo.
Un
apoyo millonario
Los expertos
creen que la potencia de tiro de la economía
colaborativa acabará entrando en otros negocios como el material deportivo, la joyería, el sector textil o el
calzado.
“Los
negocios de la sharing economy reciben más financiación por parte del venture
capital [capital riesgo para empresas en su fase
inicial] que cualquier otra actividad, superando a las redes sociales en
los últimos años.
Desde 2009
han captado financiación por valor de 23.000 millones.
Este
respaldo económico crea una fuerza disruptiva en
numerosos sectores”, advierte Solange Le Jeune, analista de la gestora
de fondos Schroders.
Las empresas tradicionales se ven desbordadas
porque los gustos de sus clientes han cambiado y porque los nuevos competidores
no son sus pares, sino recién llegados cuyo ADN es
100% digital.
Un caso
evidente de agitación transformadora tiene como campo batalla el sector
financiero. El auge del crowdfunding
—el Banco Mundial estima que moverá 90.000 millones en
2020— y el desarrollo de las fintech (empresas tecnológicas que ofrecen
servicios financieros) meten presión a los bancos de toda la vida.
“La disrupción es algo
traumático porque conlleva una transformación profunda. En el sector financiero
la combinación de diferentes factores están generando una ruptura en la cadena
de valor”,
reconocía Álvaro Martín, jefe de regulación digital en BBVA Research, durante
su intervención en el evento de Cre100do.
“Hay que
escuchar a los millennials, incluso copiar lo que han hecho con éxito otras
empresas. Se requiere un cambio de cultura y un punto de humildad porque un cambio tan profundo no lo vas a poder hacer tu solo”,
reconoce Martín.
La inversión
en nuevas tecnologías relacionadas con el sector
financiero ha crecido de manera exponencial en los últimos años, pasando
de 1.800
millones de dólares en 2010 a 19.000 millones en 2015.
La mayor parte de este dinero se ha
concentrado de momento en el área de pagos. A pesar de toda esta inversión y la
continua especulación sobre la extinción de los bancos, de momento solo un 1% de los ingresos en banca de consumo ha migrado
hacia modelos digitales.
“Aunque las compañías fintech tienen ventaja en todo lo
relacionado con la innovación, los bancos tradicionales todavía tienen a su
favor su escala. No hemos llegado al punto de inflexión de la disrupción
digital. Sin embargo, dado el crecimiento de la inversión en fintech, esta
situación no va a continuar por mucho tiempo”, reconoce Kathleen Boyle,
analista de Citi, en un informe.
El automovilístico es otro sector abocado a una
profunda transformación por los avances tecnológicos. Barclays calcula que la demanda de coches podría caer hasta en un 40% a medio
plazo.
“Muchos
jóvenes no necesitan coche. Un vehículo compartido
puede sustituir a ocho coches individuales. El concepto de movilidad a
demanda, el uso del vehículo entre varias personas y la conducción automática
ya están poniendo a prueba a la industria al romper la cadena de valor”,
subraya Saint-Aubyn.
Mortalidad
empresarial
La
disrupción tecnológica ha tenido un primer impacto visible y es que la longevidad media de las empresas se ha dividido por tres en los
últimos 50 años. Además, cada vez es más breve el liderazgo de una
compañía en la clasificación global de beneficios o de ventas como consecuencia
del acortamiento en los ciclos de innovación.
“Una empresa
que no asuma su transformación profunda y permanente como la herramienta
fundamental para asegurar su competitividad ante la globalización de los
mercados, no podrá mantener su posición de liderazgo”, advierten desde la
Universidad Politécnica de Madrid en el estudio Sectores de la nueva economía.
Las compañías tradicionales suelen tener dos
tipos de reacciones ante la amenaza de los nuevos competidores digitales.
La primera de ellas es presionar a
los Gobiernos para que impongan barreras de entrada. Los expertos consultados, sin
embargo, creen que es imposible poner puertas al campo. “Se equivocan aquellos
que quieren reaccionar ante la innovación con más regulación. Las normas nunca
han solucionado nada en momentos de cambio salvo aquellas que han servido para
garantizar la salud y las condiciones de vida de los trabajadores”, recuerda
Josep Valor, profesor de Sistemas de la Información en IESE.
La
otra reacción de las compañías de la vieja economía está siendo aplicar aquel axioma que
recomienda unirse al enemigo sino se puede con él, es decir, sacar el talonario
y comprar (a precio de oro) aquellas startups que en un futuro pueden hacerles
sombra. “Habrá fusiones, adquisiciones, joint ventures ... Pero ojo, comprar
una empresa en sí mismo no vale de nada, lo que trae la disrupción es todo lo
que viene después. La clave es cambiar la cultura y
generar un entorno donde el talento pueda emerger”, avisa Carlos Emilio Gómez, directivo de Waze Europe, compañía de
Google.
Además de en
las empresas, la innovación disruptiva a la que asistimos también tienen un
impacto importante en numerosas variables económicas, desde la productividad, pasando por el empleo, el
déficit o las tasas de crecimiento.
“La transformación
digital que vivimos podría ser comparada con la transición que hubo desde una
sociedad agraria a una sociedad industrial”, subrayan los expertos de Piooner en
un informe titulado Invertir en un mundo disruptivo.
Desde esta gestora de fondos recuerdan que la economía
mundial atraviesa un momento donde la mayor parte de los países sufren un
exceso de endeudamiento.
Una posible
solución para reducir esa pesada carta sería aumentar el ritmo de crecimiento y
así reducir el monto de la deuda en relación con el PIB. La otra solución pasaría por generar inflación.
Sin embargo, muchas de las innovaciones que se están implantando son
altamente desinflacionistas. “Los objetivos de precios se popularizaron
en los años 70 después de la crisis petrolera para dar a los agentes económicos
alguna certidumbre. Muchos bancos centrales tienen como mandato situar la inflación
por debajo del 2%, pero debemos plantearnos si estos objetivos siguen siendo
relevantes”, dicen en Piooner.
Aquellos que
sostienen la tesis de que, tras la crisis financiera, la economía mundial ha entrado en
una fase de estancamiento secular —caracterizada
por bajo crecimiento y débil incremento de los precios— sostienen que las innovaciones que se están desarrollando no tienen el
mismo poder de generar crecimiento que anteriores avances tecnológicos
como la máquina de vapor o la automoción.
”La paradoja de esta
gran transformación es que no parece que de momento se hayan producido cambios
suficientes como para hablar de una revolución económica clásica, con aumento
del empleo y grandes expansiones.
Es más un
enorme cambio cualitativo que irá produciendo efectos en cada industria
conforme la tecnología se imponga y se adopte.
Esto está
ocurriendo al mismo tiempo que en las economías avanzadas muchos ciudadanos se enfrentan a una pérdida de calidad en su empleo y
a más desigualdades. El ajuste no va a ser sencillo ni cómodo”, admite
Santiago Carbó.
El empleo
es, sin duda, una de las variables que más se está poniendo a prueba con la
concatenación de avances tecnológicos.
Es cierto
que la innovación generará una demanda de profesionales
en nuevos campos, pero desarrollos como la robotización o la inteligencia artificial tienen un impacto evidente
en aquellas industrias más intensivas en mano de obra.
“La tecnología debe entenderse como un motor
de crecimiento. En términos de empleo, por ejemplo, la innovación no puede
concebirse como una amenaza. Es cierto que en algunas áreas determinadas las
nuevas herramientas digitales pueden suplantar a los trabajos más mecánicos,
pero esta
transformación hará necesarios nuevos perfiles profesionales con otras
cualificaciones”, concluye Guillermo Padilla, de KPMG.
EL
RETO DE FORMARSE PARA TRABAJOS QUE AÚN NO EXISTEN
El
Foro Económico Mundial
publicó el pasado mes de enero un estudio sobre el impacto que las tecnologías
disruptivas tendrán en el mercado laboral. Los cambios introducidos por los
avances científicos y técnicos provocan que hoy en día las especialidades más
demandas en la mayoría de mercados no existiesen hace una década. Y es una tendencia que, lejos de pararse,
va a coger velocidad:
“Alrededor
del 65% de los niños que está hoy en la escuela primaria terminarán dedicándose
a disciplinas que hoy todavía ni se imaginan”.
Los expertos
del Foro avisan de que las transformaciones científicas y técnicas que se están
encadenando tendrán un impacto neto cifrado en la
desaparición de 5,1 millones de puestos de trabajo a nivel mundial entre 2015 y
2020.
Por un lado,
se esfumarán 7,1 millones de puestos en lo que ellos
denominan “white collar funcions”, es decir trabajos de oficina y actividades
administrativas. De otra parte, la fuerza
laboral se incrementará en dos millones de empleos en áreas vinculadas a la
informática, las matemáticas, la arquitectura y la ingeniería.
“Hay dos actividades que serán críticas
en el mercado dentro de cinco años.
La primera tiene que ver con el análisis de datos. Es
una actividad donde las compañías tienen puestas muchas esperanzas para ayudarlas
a interpretar el torrente de información que generan las tecnologías
disruptivas.
La otra actividad que tendrá
una gran demanda los comerciales especializados ya que tendrán que vender a sus
clientes productos y servicios con los que aún no están familiarizados”.
Chiquita esta cancion fue la mas escuchada en Perú el año de 1978
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