Las
bacteria patógenas están ganado la guerra , justo los microbios que atacan a los
pulmones y riñones ya son resistentes a la meticilina y colistina , por lo que
el campo de investigaciones se dirige a virus que matan bacterias llamadas bacteriófagos
descubiertos entre 1915 y 1917 (haciendo
una analogía en un comienzo había dirigibles y aviones compitiendo hasta que se incendio un dirigible y se abandono una rama d e investigaciones )
esta
señorita es Shirley Meléndez tenia cálculos en la vejiga le introdujeron un catéter
y se le metió un microbio que le necrotizo las extremidades y tuvieron que
amputarle las manos y pies, la noticia incendio las redes sociales de Perú
Este
virus podría curarte
http://elpais.com/elpais/2015/12/09/ciencia/1449684423_617874.html
La industria
biotecnológica empieza a probar terapias basadas en fagos, los virus que atacan
a las bacterias
JAVIER
SAMPEDRO
10
DIC 2015 - 11:30 CET
Recreacíón
de un bacteriófago. SCIEPRO GETTY IMAGES / SCIENCE PHOTO LIBRARY RF
Con la
importante excepción del jabón de manos, las grandes herramientas de la
medicina contra las infecciones bacterianas son obra de la madre naturaleza.
Los
antibióticos son una invención de los hongos para protegerse de las bacterias, y de ahí que Fleming los descubriera
en el moho del pan.
Pero fue
precisamente el gran empuje de los antibióticos a mediados del siglo XX el que condenó al olvido un descubrimiento anterior, igualmente
natural y al menos igual de prometedor: los virus
bacteriófagos (o fagos, para abreviar) que se ganan la vida atacando a
las bacterias. Las crecientes resistencias a los antibióticos los han traído
ahora de vuelta.
Se están
abriendo camino otros enfoques que no se basan en los fagos completos, sino en
algunos de sus componentes aislados, como las lisinas y
las tailocinas
Este año se
ha celebrado en Washington la primera gran conferencia sobre terapias antibacterianas basadas no en antibióticos,
sino en los fagos, los virus naturales que atacan a las bacterias, organizada
por el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades
Infecciosas (NIAID en sus siglas inglesas), uno de los poderosos
Institutos Nacionales de Investigación (NIH) de Estados Unidos.
Las
biotecnológicas ya han empezado a desarrollar estas terapias comercialmente,
con unos cuantos ensayos clínicos en fase I o II. El mayor
es contra las infecciones de las quemaduras, pero ya hay en el mercado
otros fagos contra las bacterias que contaminan la
comida.
Investigadores
del Instituto Eliava, en Georgia, especializado en fagos. VANO SHLAMOV AFP
Los
fagos fueron descubiertos de forma independiente por el británico Frederick
Twort, en 1915, y el francés Félix d'Herelle, en 1917, aunque fue este último quien acuñó
el nombre bacteriófago (literalmente, que come bacterias).
Son las entidades
biológicas más abundantes y diversas del planeta: hay diez de ellos por cada bacteria que puebla los océanos.
Los más típicos consta de una cabeza, que contiene el ADN del virus, y una cola que
utilizan para reconocer a la bacteria, adosarse a ella e inyectarle el
material genético. Ry Young y Jason Gill, de la
Universidad de Texas A&M, han resumido en Science
el estado de la cuestión.
La
estrategia industrial convencional sigue siendo la misma que utilizó D'Herelle originalmente: aislar fagos naturales de diversos entornos, examinar su actividad
contra las principales bacterias patógenas y ponerlos a prueba como agentes
antibacterianos en animales de experimentación. Pero se están abriendo camino
otros enfoques que no se basan en los fagos completos, sino en algunos de sus
componentes aislados, como las lisinas y las tailocinas.
La mayor
parte de los nuevos agentes se están desarrollando contra las infecciones en
las que las resistencias a los antibióticos suponen un problema grave desde
hace años, como las de pulmón o riñón
Estas dos
proteínas (enzimas) están implicadas en el mecanismo de ataque del fago a su
huésped bacteriano. Las tailocinas (de tail, cola en
inglés) forman la cola del fago, la estructura con la que se posan sobre
su víctima.
Las
lisinas rompen la pared de la bacteria para permitir que el virus le inyecte el
ADN en su interior.
Ambas tienen efectos letales sobre el huésped, y pueden manipularse por medios
genéticos para redirigirse contra una variedad de bacterias distintas.
La mayor
parte de los nuevos agentes antibacterianos se están desarrollando contra las
infecciones en las que las resistencias a los antibióticos suponen un problema
grave desde hace años.
Un buen
ejemplo es Pseudomonas aeruginosa, responsable
de algunas infecciones muy graves de pulmón y riñón
extraordinariamente resistentes a los antibióticos.
Otros ejemplos son Staphylococcus
aureus, causa común de infecciones de piel y respiratorias y responsable
de algunas intoxicaciones; y Clostridium difficile,
causante de un tipo de colitis a menudo muy resistente a los antibióticos.
Algunos productos basados en fagos están ya en el mercado para ayudar
a la industria alimentaria a evitar contaminaciones
Aunque hay
varios candidatos a fármacos basados en fagos que han llegado a ensayos
clínicos de fase I (para determinar si el cuerpo los
tolera) o fase II (para establecer su eficacia a pequeña escala), el más
avanzado es el estudio Phagoburn para el tratamiento
de las infecciones que acompañan a las quemaduras.
Está financiado por la Comisión Europea, arrancó en 2013, implica a la
biotecnológica francesa Pherecydes Pharma y a
una decena de hospitales franceses, belgas y suizos. Su conclusión está
prevista para junio del año que viene.
De hecho,
algunos productos basados en fagos están ya en el mercado, aunque no para
tratar pacientes, sino para ayudar a la industria alimentaria a evitar
contaminaciones por las cepas bacterianas Escherichia
coli O157:H7 y Listeria monocytogenes. Los procedimientos regulatorios
son menos exigentes y prolongados en estos casos, ya que no se precisan ensayos
clínicos
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