Los
cálculos computacionales y las modernas tecnologías de trazabilidad predicen una cosecha record de maíz y soya en
EEUU pero el inversionista al tomar datos por su cuenta duda de las cifras .
Los
inversionistas prefieren ver para creer al estimar las cosechas de EE.UU.
http://lat.wsj.com/articles/SB12537609621557413642904582280144247458550?tesla=y
Participantes
de la gira agrícola de este año, organizada por la consultora Pro Farmer,
visitan un cultivo de soya en el estado de Ohio. PHOTO: PATRICK MCGROARTY
Por
Patrick
Mcgroarty y
Jesse Newman
domingo,
28 de agosto de 2016
19:33 EDT
MONROEVILLE,
Indiana—Natakorn Sereeyotin sacó un grano de soya de su vaina
y movió el orbe aceitado entre sus dedos.
“Son grandes
y muy saludables” dijo el corredor tailandés de
commodities mientras lanzaba el grano de vuelta al campo, ubicado a
13.840 kilómetros de su escritorio en Bangkok. “He aprendido muchas cosas”.
Aunque la tecnología se ha incrustado en los campos estadounidenses,
con drones que monitorean el daño a los cultivos
y satélites que guían a los tractores para que
planten semillas en filas perfectas, muchos corredores y banqueros dicen que
nada sustituye las visitas en persona a los cultivos para determinar el tamaño
y la calidad de las cosechas de maíz y soya.
El año
pasado, su valor en EE.UU. fue de US$49.000 millones y
US$35.000 millones, respectivamente.
El interés
en la gira por los cultivos, operado por la consultora agrícola
Pro Farmer, fue alto, ya que el Departamento de
Agricultura de EE.UU. (USDA, por sus siglas en inglés) predijo este mes una cosecha récord de maíz y soya que podría extender
la caída de varios años que ya llevan precios agrícolas.
A mediados
de la semana pasada, las estimaciones del tour de cultivos situaban las
producciones de Ohio, Indiana e Illinois, tres de los siete estados que forman el llamado “cinturón del
maíz”, por debajo de los cálculos del USDA. Eso animó a los críticos de
la sorprendente predicción del gobierno estadounidense.
“Se tiene una mejor
idea de lo que sucede que leyendo reportes”, dijo Steve Mathews, un veterano
investigador de commodities del fondo de cobertura Tudor Investment Corp., para
quien este era el segundo tour de cultivos de este año.
Los agricultores se preparan para un
tercer año consecutivo de ingresos en declive por sus cosechas y su ganado.
El USDA proyecta un mínimo de 14 años a US$54.800 millones en
2016. Un clima favorable y la expansión de la producción global en los
últimos años contribuyeron a una acumulación de inventarios en todo el mundo. La fortaleza del dólar y una mayor
competencia de exportaciones de lugares como el Mar Negro y América del Sur han
ayudado a reducir los precios.
Algunos
analistas creen que las giras de Pro Farmer tienen un sesgo favorable hacia los
cultivadores, al publicar cálculos conservadores de la cosecha que pueden mover
los precios al alza. Pero la consultora dijo esta semana que sus cálculos finales han quedado por encima de los del USDA en la
mayoría de los últimos 15 años.
Para
desarrollar la predicción, 60 agricultores y corredores
hacen un recorrido de 1.207 kilómetros desde Ohio a Minnesota. Un
segundo grupo de 60 cruza desde Dakota del Sur hacia Nebraska e Iowa antes de
encontrarse con el primer grupo en Rochester, Minnesota.
Los
participantes pagan unos pocos cientos de dólares para unirse a la caravana.
Sus hallazgos alimentan un cálculo de cosecha nacional que
ProFarmer publicó el viernes. Según sus sondeos, EE.UU. producirá 14.728 millones de bushels de maíz y 4.093 millones de
bushels de soya en esta cosecha.
Durante el
tour, los participantes sacaron maíz y granos de soya de prueba de cerca de
1.400 campos en las planicies estadounidenses, llenas de granjas pintadas de
rojo, nuevas turbinas de viento y al menos dos resorts nudistas. Trabajando a
través de hileras de maíz bañadas en rocío y con el sol a su espalda, compilaron los cálculos de producción a lo
largo de estados que generan 70% de la producción de maíz y soya del país.
La mayor
tecnología que usaron fueron rollos de cuerda de nylon de nueve metros, para
medir secciones de los tallos del maíz. Esta es una rutina diferente para
participantes de un sector que se inclina activamente hacia la tecnología.
El gigante
de semillas Monsanto Co. ha gastado más de
US$1.000 millones en la adquisición de una división de servicios de datos que
ofrece asesoría en clima y cultivos a los granjeros estadounidenses.
El corredor
de granos Archer Daniels Midland Co. comenzó a
usar este año drones para medir el daño a los cultivos que reportan los
agricultores a los que asegura. Y Planet Labs Inc. ha lanzado una constelación
de satélites del tamaño de una caja de zapatos que
envían imágenes a diario de los campos a startups de procesamiento de datos y a
fondos de cobertura que toman sus decisiones de inversión según el
tamaño y vigor de la cosecha estadounidense.
“Usted no necesita ir a
los campos a medir los cultivos”, dice Mark Johnson, cofundador y presidente ejecutivo de
Descartes Labs Inc., uno de los clientes de Planet Labs. “Llegará el momento en que la
computadora siempre será exacta y será más barato, rápido y sencillo”.
Pat Buell,
izquierda, y Stanley Shi revisan un campo de maíz en Illinois en una gira
organizada por la consultora Pro Farmer. PHOTO: PATRICK MCGROARTY/THE WALL
STREET JOURNAL
Algunos
participantes ven la gira de los cultivos como algo anacrónico. “Es
como si tuviera que enviarle una carta a Chicago y llamara un caballo para que
la lleve”, dijo Chad Henderson, presidente de la firma de corretaje de
commodities Primer-Ag Consultants Inc. Henderson no tomó el tour.
Su
opinión no es compartida por los participantes de la gira de este año,
provenientes de 14 países en cuatro continentes.
“Ir a los cultivos es ver
algo que nunca se puede apreciar exactamente en un modelo”, dijo Gautier Maupu de la consultora
Agritel, con sede en París, que organiza tours similares para los clientes de
los campos de trigo europeos.
Este era el
primer tour de Maupu en EE.UU., al igual que
para Sereeyotin, el comprador de commodities de 26 años de Charoen Pokphand
Group, el gigante agrícola controlado por el hombre más rico de Tailandia.
Sereeyotin
usó su celular para tomar fotos del maíz y los granos de soya, las cuales envió
a su jefe. Llenó una hoja de cálculo en su laptop, donde incluyó notas como
“bichos + puntos”, que le recordarían que debía ser
escéptico respecto a los precios de los granos del norte de Indiana.
“Es
exactamente el tipo de fuentes alternas que estamos buscando”, dijo. “Tenemos
que revisar”.
— Jacob Bunge contribuyó a este artículo.
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