The
Economist predice que la economía mundial , durante 2015-2020 crecerá en
promedio solo 2,47% anual , si China creciera solo 6,5 % entonces casi todos los
demás estarían en recesión incluyendo la eurozona, Japón y tal vez EEUU : la
nueva normalidad es el Estancamiento Secular como lo definió Larry Summers que
consiste cuando la economía crece pero
no lo suficientemente rápido para hacer uso del incremento de su capacidad, de
tal manera que cada vez un mayor número de sus máquinas y trabajadores están
paradas: The Conference Board estima que
chile crecerá solo 1 % este 2016 . La recuperación de los emergentes
es
un falso optimismo porque 2016-2017
traerá nuevos desafíos ,“recesión de crecimiento”. “el repunte en los precios de los
commodities será lento”. El crédito moroso de los bancos italianos es del orden
del 22 % del PBI . Deutsche Bank, alcanzó su capitalización bursátil más
baja desde el año 1989.
La
recesión de crecimiento global
http://www.elciudadano.cl/2016/08/09/314496/la-recesion-de-crecimiento-global1/
La economía
mundial vivió desde la Gran Recesión una década
atípica, que en estos años se está caracterizando por el predominio en países
de situaciones en que el incremento de su producto
efectivo es sostenidamente inferior al de los factores productivos,
dándose la situación que analizando la evolución de Japón Paul Krugman llamó “recesión de crecimiento”.
EL CIUDADANO
3 DÍAS ATRÁS
23:08
El ciclo de la economía chilena,
pequeña y extraordinariamente abierta, está necesariamente muy influida por lo
que acontezca a nivel mundial.
Las más
variadas estimaciones reducen sus tasas de crecimiento.
Economist
Intelligence Unit la
disminuyó en su última proyección a apenas 2,3%. Con el agravante que un curso similar, en
medio de algunos zig-zags, lo proyecta hasta el año 2020.
Su nivel más
bajo de expansión la ubica en el año 2019, cuando prevé
Estados Unidos experimente una “recesión moderada”.
Es
decir, la economía mundial vivió desde la Gran Recesión una década atípica, que
en estos años se está caracterizando por el predominio en países de situaciones
en que el incremento de su producto efectivo es
sostenidamente inferior al de los factores productivos, dándose la
situación que analizando la evolución de Japón Paul Krugman llamó “recesión de
crecimiento”.
A este
fenómeno se le ha dado otras denominaciones.
El exsecretario del Tesoro de EEUU Larry Summers lo llamó
“estancamiento secular”, mientras el Fondo
Monetario Internacional lo calificó de “nueva mediocridad”. En este contexto, políticas preconizadas,
como las de austeridad fiscal, han agravado el curso cíclico, cuando lo que se
requiere es aplicar y coordinar políticas anticíclicas.
Grandes
componentes de la economía global viven una fase de su ciclo muy debilitada,
existiendo otros incluyendo países importantes como Brasil
y Rusia que registran ya por un período largo caída en sus niveles de
actividad. La expansión global del producto es baja.
Economist
Intelligence Unit (EIU),
la unidad de estudios de la revista
Economist, proyecta la continuidad de este estado de casos. “El
crecimiento del PIB mundial –cifró al proyectar las perspectivas globales en
2016- caería a 2,3% desde 2,4% en 2015, pero se acelerará a 2,7% en 2017-2018 (…). Luego –prevé- la
economía global volverá a frenarse a 2,2% en 2019,
cuando el fin del ciclo de negocios en EEUU termine en una recesión moderada antes de
recuperarse a 2,5% en 2020” (04/07/016).
De
ser así, durante 2015-2020 el promedio del crecimiento mundial sería de solo
2,47%.
Predomina en
el escenario mundial una situación denominada por Paul
Krugman, analizando la situación de Japón a fines de los años noventa,
como recesión de crecimiento, que “sucede –explicó- cuando una economía crece pero no lo suficientemente rápido para
hacer uso del incremento de su capacidad, de tal manera que cada vez un mayor
número de sus máquinas y trabajadores están paradas”.
El premio
Nobel agregó en ese entonces:
“Japón (…) esencialmente ha
experimentado una recesión de crecimiento de ocho años (…) ello se aproxima a
un nuevo fenómeno: depresión de crecimiento”[1].
Esta
situación en la economía asiática en lo fundamental ha continuado hasta la
fecha. A este estado de cosas se le ha dado otras denominaciones, por ejemplo “estancamiento secular” o “nueva mediocridad”[2].
A este
estado de cosas se le ha dado otras denominaciones, por ejemplo “estancamiento secular” o “nueva mediocridad”
EIU explica
el ligero incremento de 2017-2018 como consecuencia de “que el panorama para los
emergentes mejora gradualmente”.
Estima que
“en la mayoría de los emergentes, el primer semestre de 2016 fue mejor que la
segunda mitad de 2015”, explicándolo a partir de que “las expectativas de un endurecimiento
monetario en EEUU se han moderado”, teniendo presente que la Reserva
Federal ha desistido de nuevas alzas en su tasa de interés, lo cual contribuyó
a que los “flujos de capital que se volvieron negativos en 2015 volvieron a
terreno positivo en marzo y las monedas han recuperado parte del terreno que
perdieron ante el dólar”.
En Chile,
efectivamente la paridad cambiaria del peso con la divisa estadounidense pasó
de estar en el semestre sobre los $700, a descender
incluso por debajo de los $650, lo
cual debería conducir –junto con el bajo nivel de la demanda y el creciente
porcentaje de factores productivos sin utilizar- a que la inflación, por fin,
después de más de dos años, se coloque dentro del rango que busca el Banco
Central entre 2% y 4%.
En el primer
semestre no se dio en el país esta evolución.
El
Indicador Mensual de Actividad Económica del Banco Central (Imacec) de mayo creció en doce meses solo un 1,8%, a pesar de contar con tres días hábiles
más, los cuales si se eliminan significan que efectivamente no se produjo
incremento alguno.
El promedio
enero-mayo se ubicó en 1,7%, incrementándose marcadamente por debajo del que
experimentan los factores productivos, que el Banco Central
hasta ahora lo estimó entre 3% y 3,5%, aunque lo más probable es que en
su informe de política monetaria de septiembre, cuando anunció lo revisará, lo
fije en una cifra inferior. De todos modos, la característica central es de
estancamiento en la actividad con sesgo a la baja y de incremento en los
factores productivos no utilizados. El Imacec minero de
mayo sigue anotando cifras negativas (-2,2%), mientras el no minero fue
de 2,3%.
El
vicepresidente del Banco Central, Sebastián Claro,
en un seminario titulado ”2016. ¿Cómo seguimos?”, constató que “es posible que cueste retomar tasas de inversión mayores y
mantener tasas de crecimiento más altas en el corto plazo (…) en un contexto de
muy bajas tasas de interés” (08/07/16).
Llamando la
atención al hecho que es “especialmente crítico que la productividad no esté
incrementándose porque es el motor del crecimiento económico” (08/07/16). The Conference Board estimó el crecimiento de la
productividad en el país en 1% durante 2015.
A nivel
mundial es determinante, al igual como acontece en Chile, estimular la demanda
interna, lo cual permitiría aprovechar el exceso de factores productivos no
utilizados que implica la “recesión de crecimiento”.
Sin embargo,
esta mejoría de los emergentes la publicación la prevé como un hecho
transitorio. “Se trata –dice- de un falso optimismo porque
2016-2017 traerá nuevos desafíos para los emergentes”.
Entre ellos
señala que “el
repunte en los precios de los commodities será lento”, que en
definitiva la tasa de interés de la Fed subirá “apoyando la fortaleza del dólar arrastrando el
flujo de capital, lo que elevará los costos de endeudamiento” y “los
términos de intercambio se mantendrán débiles”. Todos fenómenos que tienen
mucha incidencia en la economía nacional.
A
nivel mundial es determinante, al igual como acontece en Chile, estimular la
demanda interna, lo cual
permitiría aprovechar el exceso de
factores productivos no utilizados que implica la “recesión de crecimiento”.
Sin embargo,
constata, “el
mundo desarrollado tendrá dificultades para impulsar la demanda interna”.
A pesar que “los tipos (las tasas de interés) se han
mantenido por años en el suelo, persisten los excesos de capacidad en EEUU,
Europa y Japón”.
Es evidente
que las políticas monetarias utilizadas, de fuerte crecimiento en la cantidad
de dinero y bajas tasas de interés, estas últimas experimentan en algunos
países incluso signos negativos, buscando frenar un debilitamiento de la
economía aún mayor, no han impulsado el crecimiento como se esperaba, dando la
razón a las formulaciones keynesianas del carácter asimétrico de estas
políticas, que dan resultado en momentos de alto crecimiento, cuando se trata
de frenar la demanda interna para evitar desequilibrios que se expresan en la
inflación, pero frecuentemente no ocurre lo mismo en
los períodos de bajo crecimiento, como se evidencia en la generalidad de los
países y regiones donde se han aplicado y desde luego en Chile.
En julio el sistema bancario europeo experimentó un pronunciado
curso crítico. El índice de quinientos bancos y
sistemas financieros de Bloomberg registró su nivel más bajo desde noviembre de
2011.
Una
situación especialmente difícil experimentó la banca italiana y particularmente
su tercer mayor prestamista, el Banco Monte dei Paschi di Siena.
Los préstamos bancarios incobrables crecieron desde un 6% de los
otorgados en el año 2008 a 18% en 2015, alcanzando a casi US$400.000 millones,
un 22% del producto italiano.
Ello, tiene una relación directa con la crisis
económica vivida en todos estos años. Por su parte, el mayor banco germano, Deutsche Bank, alcanzó su capitalización bursátil más baja
desde el año 1989.
Alcanzando
al comenzar julio, subrayó The Wall
Street Journal, “un valor de mercado en dólares inferior al de SunTrust Banks Inc., un banco regional estadounidense
centrado en el sudeste del país” (08/07/16).
Ello en el
contexto de un deterioro generalizado de los grandes bancos globales. “Desde
comienzos de 2016. –señaló el mismo reportaje-, veinte
de los mayores bancos mundiales han perdido una cuarta parte de su valor de
mercado combinado, lo que en conjunto equivale a unos US$465.000 millones
(…). (…) entre los veinte grandes bancos, solo uno Walls Fargo –añadió- cotiza
con una prima respecto a su valor contable (…)” (08/07/16).
Claramente
aparece la carencia de políticas fiscales anticíclicas y en casos como el de la
Eurozona exigencias de austeridad, que actúan en sentido contrario y se insiste
en mantenerlas.
El comisario europeo Günther Oettinger, el
personero germano de más alto rango en Bruselas, en formulaciones al periódico
Bild efectuó esta demanda debido al no cumplimiento por España y Portugal de
“sus obligaciones presupuestarias. Si la Comisión (Europea) –dijo- quiere
mantener su credibilidad, tenemos que adoptar sanciones ahora.
Todo lo
demás sería inexplicable” (05/07/16).
Alemania ya
había expresado antes su crítica a la determinación del Ejecutivo comunitario
de congelar cualquier castigo a España hasta después de sus elecciones parlamentarias.
Es la misma Alemania, que al igual de lo acontecido con Francia,
en 2003 impidió que se le aplicase sanciones por su elevado déficit fiscal.
Las sanciones a España
y Portugal, a pesar que la Comisión Europea determinó a comienzos de
julio que ambos países no adoptaron “medidas efectivas para reducir el
déficit”, no tiene una clara
implementación.
“Alemania –sintetizó El País– capitanea un grupo de países que
quieren el máximo rigor con las reglas fiscales; al otro lado, Francia e Italia rechazan de plano las multas. Además
–añadió-, la situación política de España es una incógnita fundamental en esta
ecuación: el Ejecutivo en funciones estima que retrasar la decisión podría
favorecer la formación de Gobierno” (06/07/16).
Mientras
tanto, el gobierno luso tripartito de izquierda,
encabezado por el socialista Antonio Costa, espera un crecimiento en el año de 1,8% superior al estimado por Bruselas y el FMI,
mientras da paso a algunos de los compromisos adoptados al asumir como reducir
las horas de trabajo para los funcionarios públicos, aumentar el salario mínimo
y la rebaja del IVA.
La Eurozona ha vivido, desde la Gran Recesión un largo periodo
de virtual estancamiento. “Entre los primeros trimestres de 2008 y 2016
–escribió Martin Wolf en Financial Times– el
Producto Interno Bruto real agregado de la zona euro subió solo 0,5%, mientras que la demanda real
agregada bajó 2,4%. Esto es
-recalcó- suficientemente desalentador. Estos nefastos resultados no son
accidentes. Son productos de un mal diagnóstico de la crisis principalmente fiscal, incluso en momentos de
tasas de interés reales negativas en los préstamos a largo plazo. A Alemania le ha ido bien con el euro. A sus socios
principales no. Esta divergencia representa una gran amenaza”
(06/07/16).
La
agenda neoliberal de las últimas cuatro décadas puede haber sido buena para el
1% de la cúspide de la pirámide, pero no lo fue para el resto.
En general,
constató EIU, “los gobiernos se han volcado a la
austeridad, retrasando la recuperación. En muchas
economías –añadió- el desapalancamiento sigue en curso. Esto –concluyó-
ha alienado a los gobiernos de sus electorados, creando espacio para figuras anti establishment que prometen soluciones rápidas
como Donal Trump”. La concepción de “ajuste fiscal” en Chile preconizada por el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, y hecha suya
por el gobierno afecta incluso a medidas de reformas centrales prometidas, como quedó en evidencia con el proyecto de ley
enviado al Congreso sobre educación superior[3].
“La agenda
neoliberal de las últimas cuatro décadas –escribió Joseph Stiglitz– puede haber
sido buena para el 1% de la cúspide de la pirámide, pero no lo fue para el
resto. Predije tiempo atrás –añadió-
que, con el pasar del tiempo, llegaría el día en que
este estancamiento tendría consecuencias políticas. Ese día ya ha
llegado. A ambos lados del
Atlántico, los ciudadanos culpan a los acuerdos comerciales, señalándolos como
una de las fuentes de su malestar. Si
bien esa es una simplificación excesiva, es comprensible.
Los tratados
comerciales de hoy en día se negocian en secreto, en estos tratados los
intereses corporativos están muy bien representados, pero los trabajadores o
ciudadanos de a pie están completamente excluidos” (18/07/16).
Un informe
del FMI sobre la zona euro, entregado después del Brexit,
advierte que sus perspectivas de crecimiento son mediocres.
“No hay lugar para la complacencia
por una recuperación cíclica”. Más aún cuando crece el peligro, constató, de una
desaceleración global. Para la zona euro
percibe ante todo “riesgos políticos”
En primer
lugar porque “la incertidumbre persistirá en tanto el nuevo estatus del Reino
Unido con la UE no es claro” (09/07/16). Estima que los efectos negativos del
Brexit incidirán en un menor crecimiento del PIB europeo en medio punto durante
tres años, impacto que será superior en el Reino Unido al alcanzar un punto y
medio del producto.
A los problemas políticos originados en el Brexit
se suma, agregó, la crisis de los refugiados y los temas de seguridad.
La revisión
en julio de las Perspectivas Económicas Mundiales del FMI, poniendo en primer
lugar las consecuencias del Brexit, estimándola “relativamente benignas” debido
a la actuación de los bancos centrales, redujo en una décima la baja estimación
de crecimiento global para 2016-2017.
Advirtiendo que de confirmarse esta tendencia de crecimiento reducido la
demanda y la inversión podrían caer en una suerte de
espiral vicioso. Si las
negociaciones del Brexit no dieran resultado positivo considera que el Reino
Unido entraría en recesión y la actividad global se reduciría aún más.
Por
Hugo Fazio
NOTAS
[1] Paul
Krugman, De vuelta a la economía de la Gran Depresión. Grupo Editorial Norma
1999, pág. 119.
[2] Véase,
Recesión global o estancamiento secular en Los mecanismos fraudulentos de hacer
fortuna. Mapa de la extrema riqueza 2015. Lom 2016, págs.57-61.
[3] Véase,
Carta Económica 24/07/16.
Carta
Económica 31 de julio de 2016
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