Hay
17 millones de minas antitanque de la 2da guerra mundial enterradas en el
desierto del Sahara y todavía sirven y las usa el Estado islámico están en una extensa zona que abarca el 22 %
del territorios de Egipto ; pero abajo en el subsuelo (depresión de Qattara )
también hay 4,8 billones de barriles de
petróleo, 13,4 trillones de litros de gas natural y más de 650 millones de
metros cúbicos de otras reservas minerales que duplican la actual riqueza de
recursos naturales del país (fabrique detectores de metales con corrientes
de Foucault para ubicarlos )
Cuando
Rommel ayudó a la yihad: el ISIS hace bombas con las minas olvidadas en el
Sáhara
http://www.elconfidencial.com/mundo/2016-08-11/cuando-rommel-ayudo-al-isis-los-yihadistas-recuperan-las-minas-de-la-iia-guerra-mundial_1245926/
Cerca
de 17 millones de explosivos siguen enterrados en el desierto egipcio, casi
todas reliquias de la batalla de El Alamein. Un potencial mortífero que no ha pasado desapercibido para
los yihadistas
Proyectiles
encontrados durante el proceso de desminado en El Alamein, en octubre de 2014
(EFE)
NURIA
TESÓN
11.08.2016 – 19:55 H.
Las víctimas
de la IIª Guerra Mundial aún no han terminado de contarse. No es que de repente
pueda descubrirse una fosa común o que se haya encontrado algún registro caído
en el olvido, es que las minas que en su día sembraron los contendientes a lo
largo del desierto aún se llevan vidas por delante.
Y no sólo
las de los beduinos, que llevan casi 70 años sufriendo bajas entre los suyos en
el desierto del noroeste de Egipto: ahora, el autodenominado Estado Islámico ha
encontrado una nueva utilidad para los desechos de la guerra.
O la que
siempre tuvieron, en realidad: seguir causando muertes.
El
ISIS recicla los componentes y explosivos de minas antitanque y antipersona
para convertirlos en artilugios que sirvan para su propia contienda
internacional.
Ya en 2004
se detectó que varias bombas usadas por extremistas para acabar con la vida de
34 personas en un 'resort' de Taba, en el Sinaí (otro desierto en la Península
del mismo nombre pero a orillas del Mar Rojo, al este del país) habían sido
fabricadas con chatarra bélica de la IIª Guerra Mundial. Desde entonces, ha
sido una práctica común que se ha acrecentado con la afiliación al Estado
Islámico del grupo terrorista egipcio, Ansar Beit Al
Maqdis, arraigado en la Península, y t
ambién
al otro lado de la porosa frontera de Egipto con Libia.
Allí donde
las arenas movedizas sembradas de minas, hacen de la depresión de Qattara una barrera prácticamente infranqueable, salvo para
los hombres del desierto, que, tras sentirse olvidados durante generaciones por
el Gobierno central, no dudan en volver sus ojos al lucrativo y peligroso
negocio de extraer ellos mismos los residuos y venderlos al mejor postor.
Y no se
puede decir que el abastecimiento vaya a terminar pronto.
Hay
16,7 millones de bombas en una extensión de 2.480 kilómetros cuadrados.
El
22% del territorio de Egipto.
El Gobierno,
con el apoyo de Naciones Unidas y una inversión de 1,8 millones de euros,
pretendía limpiar la zona e implementar un plan que incluía la construcción de
una nueva El Alamein, la emblemática población en la que se vieron las caras la
espontaneidad del alemán Erwin Rommel, el Zorro del
Desierto, y la eficacia disciplinada del británico
Bernard Montgomery. En este rincón de África los aliados consiguieron su
primera gran victoria sobre el eje italo-alemán. El
Alamein marcaría el rumbo de la contienda al acabar con las aspiraciones
nazis de hacerse con el norte de África. Hubo más de 80.000 bajas entre muertos
y heridos.
El beduino
Sultan Halebba ciego por el estallido de una mina de la Segunda Guerra Mundial
en El Alamein, junto a una de sus nietos en 2010 (M. A. Sánchez)
El proyecto
de limpieza en las últimas décadas era ambicioso, pero de esos casi 17 millones
de minas, en tres años, entre 2007 y 2010, apenas se limpiaron 130 kilómetros
cuadrados y 300.000 artefactos.
El 5% del total. El
Ejército asegura que desde 1981 se han eliminado casi 3 millones.
Promete que en tres años se habrá limpiado el desierto, pero ya en 2010 se
hablaba de un plazo de 4 años, hasta 2014 para terminar la limpieza, así que el
plazo parece cuanto menos, poco realista.
La nueva
vida de las temibles minas antitanque
Ahora, donde
Rommel fracasó, el ISIS va poco a poco conquistando terreno. Se han producido
al menos 10 denuncias del Ejército egipcio de que los terroristas
estarían usando las viejas minas para fabricar sus propios artefactos
explosivos, según ha declarado en un artículo reciente de Newsweek Fathy El-Shazly, responsable del
proyecto de desarrollo y descontaminación de la costa noroeste desde su inicio.
En 2010, El
Shazly explicaba a esta corresponsal que el 2,5% de las minas del desierto
egipcio son antipersona. Las antitanques, mucho más
mortíferas, son casi 10 veces esa cantidad. Y las preferidas por el
Estado Islámico para componer sus nuevos artefactos, según ha relatado ahora a
Newsweek. Lo demás son restos de mortero, balas y
munición aérea de gran calibre.
Captura de
pantalla de un video de un atentado contra un convoy militar egipcio, en
febrero de 2015
A pesar de
ello, no fue hasta 2007 que empezaron a tomarse medidas al respecto. ¿A qué se
debió ese abandono? ¿A nadie le importaban los 150 muertos que dejaba entre los
beduinos la basura bélica de la Segunda Guerra Mundial en los últimos 10 años?
El Shazly ponía negro sobre blanco ya hace
años: bajo ese desierto mortal yacen también “4,8
billones de barriles de petróleo, 13,4 trillones de litros de gas natural y más
de 650 millones de metros cúbicos de otras reservas minerales que duplican la
actual riqueza de recursos naturales del país”. El terreno se
desminaba para que las petroleras (entre las que se encontraba la española
Cepsa) pudieran acceder a las zonas de prospección.
Una medida
que poco o nada beneficiaba a la
población local, herederos sin título de tierras que acababan expropiadas y
cedidas a grandes empresas que también tenían y tiene puestos sus ojos en las
aguas turquesas que bañan el lugar donde el mortal desierto de El Alamein acaba.
La empresa
promotora del turismo del Gobierno vendió los terrenos a la emiratí Emaar (que levantó el edificio más alto del
mundo, Burj Dubai, en el emirato del mismo nombre). Así, sólo esas zonas de
ocio o negocio han quedado libres de minas en los últimos años. Salvo por
aquellas de las que el Estado Islámico está dando una segunda vida.
La
revolución de 2011, cuyo quinto aniversario celebraron los egipcios en enero de
este año, abrió un paréntesis en el que casi todo quedó interrumpido, salvo las
víctimas, que siguieron perdiendo piernas, ojos, vida. Ahora, muchos se llevarán las manos a la cabezo al ver el
supermercado pirotécnico a merced de quien lo quiera usar y que se
extiende por casi un cuarto del territorio de Egipto. Las
minas del Ejército de Hitler aún no han causado sus últimos muertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario