México
en llamas . En México existen al menos
siete grupos guerrilleros, algunos de los cuales tienen más de 40 años de
existir y nada han conseguido, pues son parte del gobierno o son su forma de negociar ,estos grupos no
quieren el triunfo de la revolución sino seguir medrando del poder o del narcotráfico
.
La estrategia del imperialismo será defenestrar a Peña Nieto y poner en su
lugar al eterno candidato López Obrador que se dice izquierdista que en realidad es más
de lo mismo y su gobierno sera peor que el de Peña Nieto. López Obrador
llevara al matadero a los elementos más combativos, con las elecciones , así
como Mursi (el líder de los hermanos musulmanes) lo hizo en Egipto. Por JOAQUÍN VILLALOBOS ex
guerrillero revisionista de El Salvador.
http://elpais.com/elpais/2017/01/18/opinion/1484740885_714303.html
19 ENE 2017
Con el
gasolinazo la violencia ha estallado de forma artificial; no se trata de protesta espontánea, sino organizada. El país fue
sorprendido por una densidad criminal que durante décadas ha crecido, ha
penetrado en el Estado y se ha fortalecido
JOAQUÍN
VILLALOBOS
19
ENE 2017 - 00:00 CET
México en
llamas
EDUARDO
ESTRADA
En el año 2006, la capital del estado de Oaxaca, en México,
estuvo bajo control de organizaciones de extrema izquierda que mantuvieron una
rebelión callejera durante casi seis meses. El gobierno estatal abandonó
posiciones y se estableció en el exilio.
En ese
momento, si Oaxaca hubiese sido un país, podría haberse proclamado el triunfo
de una revolución.
Finalmente,
en noviembre de ese año, miles de policías federales,
sin utilizar armas de fuego, pudieron recuperar la ciudad luego de
varios días de enfrentamientos en las calles.
La ruta más
fácil para explicar un hecho es buscar un culpable y olvidar procesos que han
dado origen a fenómenos que fueron largamente encubados. El llamado gasolinazo,
por el aumento de precio a la gasolina, ilustra nítidamente esto: se han producido grandes protestas e
incontables saqueos en muchos estados y nadie sabe si fueron espontáneos,
organizados o coyunturales.
El objetivo
de este artículo no es abordar la legitimidad o no de las protestas, sino
señalar que en México existe una violencia política
creciente. A diferencia de Venezuela, donde los saqueos ocurrieron
resultado de la desesperación de la gente por la escasez y el hambre, en México no hay relación directa entre
saqueos y aumento al precio de la gasolina.
El fenómeno guerrillero frentista de extrema izquierda tiene más de
cuarenta años de vida
En el
desarrollo de una protesta, la violencia puede aparecer luego de una fase
expansiva o como reacción a una represión desproporcionada que la estimula. Por mucha rabia o redes sociales que existan, el salto de lo
demostrativo a lo violento no ocurre de la noche a la mañana. Con el
gasolinazo la violencia ha estallado de forma artificial e incluso con rechazo
de la mayoría de quienes protestan. No se trata por lo tanto de violencia
espontánea, sino de violencia organizada.
En
México existen al menos siete grupos guerrilleros, algunos de los cuales tienen
más de 40 años de existir. Por las condiciones del país, estos grupos tienen sus propias
particularidades; no se trata de ejércitos guerrilleros en las selvas como en Colombia, sino que su expresión principal son frentes
populares de composición social diversa,
comunidades organizadas, control territorial y capacidad de movilización
callejera.
Esta extrema izquierda ¿¿¿¿¿¿?????? subyace y
despierta de manera brusca cada vez que encuentra una oportunidad para actuar.
El 1 de diciembre de 2012, el presidente Peña Nieto tomó posesión en medio de
protestas con una violencia similar a la actual. En agosto de 2013, más de diez
mil personas, con una organización casi militar, cercaron de forma sorpresiva
el edificio del Senado y luego hicieron lo mismo con el aeropuerto
internacional. En el año 2014 fueron incendiadas las sedes de los partidos PRI
y PRD en el Estado de Guerrero, un tiempo después el edificio de gobierno del
Estado corrió la misma suerte y también intentaron quemar las puertas del
Palacio Nacional en Ciudad de México.
En los
últimos quince años han ocurrido numerosos hechos que incluyen bombas, sabotaje a oleoductos, secuestros, enfrentamientos
armados, pero sobre todo protestas muy violentas en muchos estados. La capital de México es la ciudad con mayor número de
demostraciones callejeras del mundo, ocurren 20
protestas diarias. Hay espacios públicos de la ciudad que han
permanecido tomados más de un año. Nada de esto puede hacerse sin jerarquías,
recursos y activistas a tiempo completo. En el año 2010 fue secuestrado Diego
Fernández de Ceballos, líder político del PAN, por cuya liberación se pagaron
varias decenas de millones de dólares. En otras ocasiones han ocurrido
secuestros similares de importantes empresarios con pagos igualmente
millonarios.
En la nueva
realidad no hay problema que se resuelva solo; cuando no se resuelven, crecen
Si uno
observa la violencia reciente en las calles de México —lo que se puede
fácilmente ver en videos de YouTube— puede darse cuenta que esa violencia ni es
nueva ni de origen desconocido. Se trata de grupos
dispersos, sin articulación y seguramente con conflictos entre ellos que
se montaron en las protestas por el gasolinazo con mucha rapidez. Luego,
seguramente, por efecto de imitación y competencia
entre ellos mismos, sus acciones alcanzaron dimensión nacional. El
resultado de esto será la radicalización de más jóvenes y el crecimiento de
estas organizaciones. En algunas comunidades estos grupos organizan policías
comunitarias que suplen la ausencia de Estado. La
desaparición o matanza de estudiantes de Ayotzinapa en el año 2014, fue
en realidad el resultado de la lucha
entre gobiernos locales cooptados por el crimen organizado y organizaciones
populares controladas por grupos de extrema izquierda.
No hay
estudios sobre las guerrillas mexicanas que ayuden a dimensionar el problema;
no hay políticas para que abandonen la violencia, participen en opciones
partidistas y se reinsertan a la legalidad; tampoco hay
planes para combatirlos y ni siquiera un reconocimiento serio de la existencia
del problema. Sus frentes han aprendido a movilizar de forma
sincronizada a miles de personas sin ser detectadas y es común que frente a sus
acciones violentas no haya respuesta. Todo esto ha derivado en una impunidad
callejera que ya se volvió sistemática, creciente y de alto impacto político.
En los últimos 15 años México ha enfrentado una violencia delictiva
que ha dejado más 100.000 muertos. Muchos han culpado a los últimos dos
gobiernos por esto y han definido a las drogas como la causa del problema. Por
sentido común, es obvio que las organizaciones criminales que han generado una
violencia tan persistente, extensa y prolongada no nacieron en un día. México
fue sorprendido por una densidad criminal de grandes proporciones que durante
décadas se mantuvo creciendo, penetrando al Estado, fortaleciéndose y buscando
oportunidades. Fue hasta que esa densidad criminal rebalsó, estalló y se volvió
inocultable cuando se comenzó buscar la causa y al culpable. Con el fenómeno
guerrillero frentista de extrema izquierda viene ocurriendo exactamente lo mismo, tiene más de cuarenta años de existir,
asustó con Chiapas en el año 94 y ahora sorprende con saqueos en 25 Estados.
Un artículo
de Luis Rubio cuenta que el presidente Adolfo Ruíz Cortines, quien gobernó
México en los años 50, tenía dos carpetas en su escritorio: una decía
“problemas que se resuelven solos” y la otra “problemas que se resuelven con el
tiempo”. México tiene suficientes capacidades políticas, materiales e
intelectuales para enfrentar las amenazas que padece, pero el primer gran paso
que debe dar es superar la vieja cultura política. En la nueva realidad no hay
problema que se resuelva solo y cuando no se lo resuelve, crece.
Joaquín
Villalobos fue
guerrillero salvadoreño y asesor del Gobierno
colombiano en el proceso de paz con las FARC.
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