Alianza
estratégica entre el Primer Comando de la Capital (PCC) el partido del crimen de
Brasil y las FARC para exportar cocaína a través de México, aprovechando la alta
rentabilidad producto de la devaluación del Peso mexicano . Recuerden que Al
Qaeda lleva cocaína a Europa a través
del África Sub sahariana
Las
pandillas brasileñas importan ex guerrilleros colombianos
El PCC busca
reclutar a ex combatientes de las FARC con experiencia en armas pesadas y
explosivos. En la foto, un guerrillero en un campamento en Antioquia. PHOTO:
RAUL ARBOLEDA/AGENCE FRANCE-PRESSE/GETTY IMAGE
Por
Rogerio Jelmayer,
Kejal Vyas y
Samantha
Pearson
martes,
31 de enero de 2017
17:10 EDT
SÃO
PAULO—La mayor
organización delictiva de Brasil está reclutando miembros de las otrora
poderosas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), conforme busca personal experto en armas pesadas y otros asuntos
que le ayude a expandir su dominio del tráfico de drogas en América Latina,
dicen investigadores de los dos países.
Funcionarios
de los ministerios de Defensa y Relaciones Exteriores de Brasil y Colombia se
reunieron el martes en la ciudad de Manaus, en
la región amazónica, para intercambiar información sobre cómo el autodenominado
Primer Comando de la Capital (PCC), trata de
contratar guerrilleros en Colombia, algunos de los cuales optaron por no
participar en las conversaciones de paz. El gobierno de Juan Manuel Santos
firmó el año pasado un acuerdo que puso fin al conflicto armado con el grupo marxista y la mayoría de sus 6.000 combatientes se
preparan para desarmarse.
“El PCC ha estado
ofreciendo empleos a las FARC”, dice el ministro de Defensa de Colombia, Luis Carlos
Villegas, añadiendo que el caso está bajo investigación. Se espera que entre 5% y 10% de los miembros de las FARC no
acepten el acuerdo de paz, según han dicho funcionarios colombianos.
Los intentos
del PCC de cortejar a los rebeldes subrayan los desafíos del gobierno
colombiano para desmovilizar a combatientes envueltos en el tráfico de drogas.
Los esfuerzos del grupo delictivo brasileño de expandir su influencia a
Colombia se producen en medio de un aumento de la producción de coca en el país
andino. La producción potencial estimada de cocaína se
incrementó 46% entre 2014 y 2015, el año más reciente del que Naciones
Unidas tiene datos disponibles.
El
PCC trata de quitarles a rivales el control de rutas de contrabando en Brasil, eliminar a los intermediarios y
trabajar directamente con los proveedores colombianos para llevar la cocaína a
Brasil, dice Lincoln Gakiya, fiscal de São Paulo
que ha investigado las actividades del PCC por 10 años. Autoridades
antinarcóticos estadounidenses dicen que Brasil
es el segundo mayor mercado para la droga después de Estados Unidos.
Fundado en
una prisión de São Paulo en 1993, el PCC ha
evolucionado para convertirse en un grupo disciplinado y altamente organizado con 21.000 miembros a lo largo de Brasil,
además de tener presencia en Paraguay, dicen fiscales brasileños. Los capos del
grupo están en la cárcel pero controlan subalternos en tugurios urbanos que
manejan lo que se ha convertido en la
organización más poderosa del bajo mundo en Brasil.
Los
principales adversarios del PCC, además de pandillas rivales, son las fuerzas armadas y la policía federal de Brasil,
dotados de helicópteros, vehículos de
combate y armas modernas.
Un
prisionero lleva un escudo con las iniciales de la banda delictiva PCC durante
un motín en una cárcel de Natal, Brasil. PHOTO: JOSEMAR GONCALVES/REUTERS
“El PCC está
obsesionado con obtener entrenamiento militar”, dice Gakiya. El
grupo busca ametralladoras calibre .50, que son capaces
de derribar helicópteros y perforar vehículos blindados, así como
enlistar parte de la red de las FARC de combatientes veteranos
y expertos en la fabricación de explosivos, añade el fiscal.
Correspondencia entre miembros del PCC en 2015 también mostró que la banda
brasileña ha hecho esfuerzos por comprar drogas de los miembros de las FARC,
agrega el funcionario.
Las FARC
niegan lazos con grupos delictivos de Brasil y dicen que ahora están dedicadas
a la paz.
En los
últimos meses, mientras el PCC ponía su mira en
Colombia, el grupo se ha enfrentado por rutas de narcotráfico con
rivales como Comando Rojo, con escenario
principal en las atestadas cárceles del norte de Brasil. Las peleas dejaron un
saldo de unos 120 muertos en una serie de motines sangrientos en los que varios
reos fueron desmembrados y decapitados.
Jorge
Restrepo, director del Centro de Recursos para el
Análisis de Conflictos en Bogotá, dice que cualquier vínculo demostrado
entre las FARC y el PCC debería ser motivo de
preocupación en Colombia, donde el gobierno está en el proceso de
desarmar a los rebeldes. “Sería la primera vez en muchos años que grupos
criminales externos tratan de reclutar a las FARC”, añade Restrepo.
El grupo
guerrillero está ahora congregando a sus fuerzas en decenas de caseríos donde
la ONU supervisa el proceso de desarme, que debería terminar a mediados de año.
Se supone que los ex combatientes se reintegren a la sociedad civil mientras el
liderazgo del grupo se organiza como un partido político de izquierda.
“El acuerdo
de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC es fantástico”, señala Vladimir
Aras, fiscal que encabeza la unidad de cooperación internacional de la Fiscalía
General de Brasil. “Pero genera un efecto secundario, que será la desocupación de muchos
miembros de las FARC”.
Algunos
combatientes han optado por salir del proceso por completo. Frentes guerrilleros en la selva del sureste de Colombia,
cerca de la frontera con Brasil, han roto filas con las FARC debido al
acuerdo de paz. El secretariado del grupo guerrillero expulsó recientemente a
cinco comandantes disidentes, todos de esa región.
Prisioneros
durante un motín en la cárcel de Alcaçuz en Natal, Brasil. PHOTO: JOSEMAR
GONCALVES/REUTERS
Villegas, el
ministro de Defensa de Colombia, dice que espera una tasa de disidencia de alrededor de 5%, pero InSight Crime, una
organización que hace seguimiento de los niveles de delincuencia, estima que
podría ser mucho más alta si se incluye a los partidarios
urbanos de las FARC, que estaban activos en operaciones de inteligencia y
consiguiendo provisiones para los rebeldes.
Las
conexiones de las FARC con Brasil salieron por primera vez a la luz en 2001,
cuando las fuerzas armadas colombianas detuvieron a Luiz
Fernando da Costa, líder de la pandilla Comando Rojo, en el sureste de
Colombia. El delincuente admitió luego haber comprado cocaína de las FARC y
haber ayudado al grupo a obtener armas. Condenado por asesinato y narcotráfico,
Da Costa se encuentra en la cárcel.
“Hay
antecedentes demostrados entre las dos partes”, señala Jeremy McDermott, quien
sigue el tráfico de drogas en Colombia para InSight Crime.
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http://economiaytecnologiaentrujillo.blogspot.pe/2016/02/al-qaeda-y-boko-haram-sin-tener-un-mba.html
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