El
carismático , bondadoso y predestinado Sr Donald Trump es ungido 45 presidente de EEUU y da cátedra de populismo,
nacionalismo , agresividad, aislacionismo, unilateralismo y proteccionismo.
Triste
confirmación
http://elpais.com/elpais/2017/01/20/opinion/1484937598_409796.html
La toma de posesión de Trump ratifica
el pesimismo sobre su presidencia
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ENE 2017 - 00:00 CET
DonaldTrump
jura como presidente de EEUU. DREW ANGERER AFP
Cumpliendo
las peores previsiones, las primeras palabras de Donald Trump como presidente
de Estados Unidos han estado impregnadas de populismo,
nacionalismo y agresividad. Si un discurso inaugural sirve para avanzar
cómo pueden ser los próximos cuatro años, del de Trump se desprende que el mundo debe prepararse para atravesar tiempos difíciles
llenos de turbulencias y actitudes tan hostiles como imprevisibles.
Siguiendo el
guion básico del discurso populista,
Trump ha subrayado repetidamente la división entre la gente y quienes considera
sus enemigos, ya sean estos la clase política de
Washington, la economía internacional o las naciones amigas en cuya defensa EE
UU ha colaborado.
Una vez más
se ha prodigado en sus ataques al establishment de
Washington y apelado a la solidaridad entre los ciudadanos más patriotas
y humildes, obviando el hecho de que su trayectoria empresarial y declaraciones
de impuestos revelarían, si accediera a publicarlas, cuán cínicas y falsas son
sus promesas.
Resulta
revelador del narcisismo de Trump que en su intervención no haya citado
absolutamente a nadie relevante en la historia del país al que tanto ama. No ha
encontrado a ningún presidente, pensador, político o filósofo del que tomar
prestada una cita o una idea. Del principio al fin ha
sido solo Trump. Y ha dibujado un país devastado y empobrecido que se
contradice en la realidad con el legado de su predecesor, Barack Obama, a quien
sí que le tocó asumir la presidencia en medio de la crisis económica más grave
desde los tiempos de la Gran Depresión y ayer se despidió de su cargo con 12 millones de puestos de trabajo creados.
Igualmente
distorsionada resulta la visión del mundo que ayer ofreció el nuevo presidente.
Una comunidad internacional hostil que empobrece a los
estadounidenses y a la que acusó de arrancar la riqueza de los hogares de la
clase media para repartirla por el mundo. En medio de la nebulosa de
amenazas no podía faltar la bravuconada habitual contra el terrorismo islámico, que prometió erradicar militarmente, en solitario
y sin ayuda de nadie. En definitiva, una abdicación completa por parte
de EE UU de su trayectoria y responsabilidades para pasarse al aislacionismo, unilateralismo y proteccionismo.
Tras
protagonizar una de las transiciones más tumultuosas que se recuerdan, el ya
presidente de EE UU demostró ayer no estar a la altura de la magistratura que
aceptó desempeñar ni de la Constitución que prometió defender. Su discurso fue,
otra vez, de campaña electoral, lleno de frases fáciles y vacías, clichés y
tópicos que en lugar de disipar los peores temores, los confirman.
Ya sabemos
que Trump es incapaz de hablar como un presidente. Y dudamos de que vaya a
actuar como tal. Toca ahora, dentro y fuera de EE UU, estar vigilante. Igual
que Obama anunció en su despedida que intervendría si Trump se extralimitaba y
dañaba derechos o libertades básicos de los estadounidenses, los demás países
también deberán fijar con toda claridad cuáles son las líneas rojas que no
piensan dejar sobrepasar a Trump.
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