El
Presidente electo Trump en su guerra futura contra el Islam tiene estas principales alternativas: 1 ) lucha
contra el Estado islámico sunita y
beneficia a Irán (su enemigo ) además de Siria y Rusia ; 2) lucha contra Irán chií y se beneficia el Estado Islámico, 3) Lucha
contra los dos, (lo cual debe ser medio complicado) y se pueden unir estos 2 grupos.
Mire en Yemen como tanto el régimen Hutie chií lucha contra el régimen de Hadi
al igual que el Estado Islámico lucha contra Hadi ( es la aplicación del pensamiento
lateral en la guerra.)
Donald
Trump rompe con la cautela de Barack Obama ante el terrorismo
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/12/20/estados_unidos/1482262115_689750.html
La reacción
del presidente electo a los ataques en Berlín y Ankara anticipa el giro en la
política de EE UU
MARC
BASSETS
Washington
20 DIC 2016 - 23:20 CET
Los ataques
en Berlín y Ankara han expuesto las diferencias profundas que separan al
todavía presidente estadounidense, Barack Obama, de su sucesor, Donald Trump.
El demócrata Obama ve el terrorismo como un fenómeno que afecta tanto a
sociedades de mayoría cristiana y musulmana, pero que no supone una amenaza
existencial para Estados Unidos. El republicano Trump
habla en términos de lucha de civilizaciones entre islamistas radicales y sus
víctimas cristianas y aboga, sin concretar cómo, por “erradicarlos de la
faz de la tierra”.
El
presidente electo, Donald Trump, con Barack Obama, en la reunión que
mantuvieron el 10 de noviembre KEVIN LAMARQUE REUTERS
Parece,
leyendo los comunicados de ambos sobre los atentados del lunes, que hablen de
realidades paralelas, y en nombre de países y valores distintos. El periodista Peter Beinart realizó en The Atlantic un análisis
textual de la reacción de los dos presidentes, y concluyó que las palabras y el
tono revelaban el contraste entre ambas visiones.
“El equipo de Obama
define la lucha contra el terrorismo como un conflicto que enfrenta a países de
todo tipo ideológico y religioso contra un enemigo sin estado, mientras que el
equipo de Trump lo define como un conflicto entre la cristiandad y el islam”, escribe Beinart.
“La implicación natural de la visión del
mundo de Obama es que prevenir el terrorismo requiere la cooperación entre
naciones muy distintas. La implicación natural de la de Trump es que prevenir
el terrorismo requiere mantener a los musulmanes fuera [de EE UU]”.
La
transición entre Obama y Trump es un momento excepcional. Conviven dos
presidentes, dos mensajes, dos voces para un solo país.
El primero,
de retirada.
El segundo,
en pleno aterrizaje. Los nuevos presidentes siempre prometen cambiar las cosas
al llegar al poder. Ocurrió con Obama en 2009, tras los años de George W. Bush.
Siempre hay diferencias. Pero es menos habitual que la discrepancia entre ambos
sea tan nítida y que se exponga a la luz pública con tal claridad.
Obama,
cauto, habló el lunes, cuando se conocían pocos detalles, de un aparente ataque
terrorista para referirse a la matanza con un camión en un mercado navideño de
Berlín. Trump habló del “horrible ataque terrorista”, sin condicional. Obama,
como señala Beinart, no caracteriza a las víctimas por su religión, y dirige el
mensaje al “pueblo y al Gobierno de Alemania”, país al que describe como uno de
los aliados más próximos de EE UU.
No hay
mención de Alemania en el comunicado de Trump y sí de los “terroristas
islámicos que continuamente masacran a cristianos en sus comunidades y lugares
de culto como parte de la yihad global”. Los alemanes, en su diccionario, se
definen como cristianos. “¡El mundo civilizado debe cambiar su manera de pensar!”,
añadió en un mensaje en la red social
Twitter, su medio favorito para comunicar sus posiciones de política
internacional.
Hasta el 20 de enero, cuando jure el
cargo, no se sabrá con seguridad si las palabras de Trump se traducen en un
giro efectivo de la política antiterrorista, y tampoco está claro cómo quiere ejecutar sus vagas
propuestas, que no sólo rompen con la política de Obama sino también con la de
Administraciones republicanas como la de Bush hijo. Pero los indicios están a
la vista.
Trump
agitó en la campaña la islamofobia al identificar al islam con el terrorismo y anunciar el cierre de las
fronteras estadounidenses a las personas de esta confesión, una medida que
después enmendó y matizó de manera confusa. En su equipo de asesores más
cercanos figuran personalidades que han hecho carrera teorizando sobre estas
cuestiones, como el general retirado Michael Flynn,
su consejero de seguridad nacional, un
cargo que en el pasado han ostentado eminencias de la geopolítica como Brent Scowcroft, Zbigniew Brzezinski y Henry Kissinger.
“Estamos en una guerra
mundial, pero muy pocos americanos lo reconocen, y , menos aún, tienen una idea
de cómo ganarla”,
escriben Flynn y el coautor Michael Ledeen en el libro
The field of fight (El campo de lucha), publicado en julio de 2016.
“Este tipo de guerra no es del todo nueva. Creó nuestro mundo. Me atrevo a
decir que la mayoría de americanos no se da cuenta de que la transformación
política y religiosa en Europa que llamamos la Reforma supuso siglos de lucha
muy sangrienta. Las personas religiosas que colonizaron América en los siglos
XVII y XVIII escapaban de esta sangría terrible. El mundo necesita
desesperadamente una Reforma Islámica, y no nos deberíamos sorprender si
implica violencia. Es normal”
Así es el
mundo según este asesor de Trump, un eco en negativo de las palabras que Obama
pronunció hace unos días en su último discurso sobre la seguridad nacional: “Los
terroristas pueden matar a personas inocentes, pero no son una amenaza
existencial a nuestra nación, y no podemos cometer el error de elevarlos como
si lo fuesen”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario