China
protesta por el diálogo entre Trump y la presidenta de Taiwán
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/12/03/actualidad/1480758941_554216.html
"Es un
truquito de Taiwán", asegura el ministro de Exteriores, Wang Yi, en la
primera reacción de Pekín
MACARENA
VIDAL LIY
Pekín
3 DIC 2016 - 21:08 CET
La
presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, habla por teléfono con el presidente electo
norteamericano, Donald Trump, desde su oficina de Taipei. REUTERS / EFE
China
está furiosa por la conversación telefónica entre el presidente electo de EEUU,
Donald Trump, y la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen. Menos de 24 horas después de
celebrarse, el Ministerio de Asuntos Exteriores en Pekín ha presentado una
protesta ante “la parte relevante” estadounidense, según anunció en un
comunicado. Que se sepa, la conversación de 10 minutos entre ambos el viernes,
y acordada previamente entre ambas partes, es la primera de un presidente
estadounidense, electo o en ejercicio, con la jefatura de Taiwán desde que
Washington rompió oficialmente relaciones diplomáticas con la isla en 1979,
tras establecerlas con Pekín.
La política
exterior hacia Asia que ha mantenido desde entonces EE UU observa el principio
de “una sola China”, que le permite reconocer a
Pekín como representante de China y mantener al mismo tiempo relaciones
informales con Taipei. Es un principio fundamental para Pekín, que considera a
Taiwán parte inalienable de su territorio.
El
comunicado del Ministerio chino lo deja claro. “El principio de una sola China es la base de la
relación entre Pekín y Washington” y “la parte relevante”
estadounidense debe respetarlo y gestionar cuidadosamente su trato con Taiwán
para no perjudicar los lazos entre las dos potencias, subraya. El Ministerio no
precisa a quién se refiere exactamente con la expresión “parte relevante”.
Previamente,
en declaraciones a la cadena de televisión de Hong Kong
Phoenix TV, el ministro de Exteriores, Wang Yi, había responsabilizado a Taipei
de una llamada que rompe con el protocolo observado por EE UU en la región
durante cuatro décadas y que tiene el potencial de desestabilizar la relación
entre Washington y Pekín.
“Es un
truquito de Taiwán”, dijo el ministro sobre la conversación entre Tsai y Trump,
iniciada por Taiwán y en la que, según el equipo de la transición
estadounidense, se habló de “las estrechas relaciones económicas, políticas y
de seguridad”.
No está
claro aún si la
llamada representa un giro en la política exterior de EE UU para aproximarse a
Taiwán en detrimento de Pekín. Tampoco es descartable que se trate
de un acto aislado: el futuro presidente se ha demostrado un hombre
imprevisible. En cualquier caso, la Casa Blanca se ha apresurado a subrayar su
apoyo a la política de “una sola China”.
Desde
Taipei, Ross Feingold, de la consultoría DC International Advisory, no descarta
una reacción más dura de Pekín en los próximos días. “Normalmente,
China emitirá una serie de declaraciones airadas vía los portavoces
gubernamentales y los medios de comunicación del Estado. China ha tomado represalias contra el mundo corporativo en el
pasado, y puede usar esa herramienta para conceder licitaciones a
empresas que no sean estadounidenses, aumentar la supervisión reguladora sobre
las empresas estadounidenses, etcétera”, informa Daniel García González.
Feingold
también advierte de posibles consecuencias en las relaciones entre ambos lados
del estrecho taiwanés, ya deterioradas desde la llegada al poder hace once meses de
Tsai, defensora de una política más distante hacia Pekín.
“Podrían incluir más maniobras militares… Las compañías taiwanesas también
pueden encarar acciones negativas en China. Lo más importante de todo, se
plantea la cuestión de si China seguirá rechazando hablar con el gobierno
taiwanés”.
De momento,
la reacción en los medios oficiales
chinos ha sido relativamente moderada. El diario “Global Times” opta por achacar
a la inexperiencia la participación de Trump en la llamada: “Si
quiere pasar por encima del principio de una sola China, destruirá los lazos
chino-estadounidenses. El patrón de comportamiento actual entre Pekín y
Washington, y el orden internacional, quedarían alterados. No creemos que sea
lo que Trump quiere”.
Xinhua, la agencia oficial china, insiste en
que Trump debe ser consciente de que Pekín puede ser “un socio que colabora”.
Hasta ahora,
la futura administración de Trump ha dado pocas pistas sobre qué tipo de
relación quiere mantener en China y cuál será su política exterior en Asia
Pacífico, la región que Barack Obama convirtió en una prioridad geopolítica de
su gobierno. Sí ha declarado que abandonará el TPP, el ambicioso tratado de
libre comercio con once países de la región que negoció la administración
saliente, creando un hueco que Pekín ya
intenta cubrir con sus propias alternativas de alianzas económicas.
Otros
indicios son menos halagüeños para Pekín. Trump amenazó
con gravar con aranceles del 45% las importaciones chinas. En un
artículo publicado en la revista Foreign Policy, Peter Navarro y Alexander
Grey, asesores de Trump para Asia durante la campaña electoral, plantean
recuperar el lema de “paz mediante el poderío” que ya aplicara Ronald
Reagan en los 80. Entre otras cosas prevén un aumento de la presencia naval
estadounidense en la región y se lamentan de lo que consideran el maltrato que
la Administración Obama ha dirigido a Taiwán.
En una serie
de tuits, Trump ha defendido su conversación con Tsai
ante el aluvión de críticas. “La presidenta de Taiwán me llamó hoy para
desearme felicitaciones por ganar la Presidencia. Gracias!”, apunta en uno.
“Interesante cómo EE UU vende billones de dólares en equipos militares a Taiwán
pero yo no debería aceptar una llamada de felicitación”, comenta en otro.
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