EEUU , Europa y Japón violan los
acuerdos de la Organización Mundial del
Comercio (OMC) y le siguen poniendo a China aranceles de 23 % que habían caducado
el 11 de diciembre pasado e incluso el presidente electo Trump ha dicho más
bien que le aumentara otro 45 % de aranceles. Al día siguiente China amenazo con represalias
que amenazan con profundizar la recesión disfrazada en Europa .
China recrudece la guerra comercial con Estados Unidos y Europa
http://economia.elpais.com/economia/2016/12/16/actualidad/1481895360_647393.html
Pekín
amenaza con represalias tras la negativa de
varias potencias a otorgar al gigante asiático el estatus de economía de
mercado ante la OMC
XAVIER FONTDEGLÒRIA
Pekín 18 DIC 2016 - 16:09 CET
El
decimoquinto aniversario de China como miembro de la Organización
Mundial del Comercio (OMC) ocurre en medio de un nuevo episodio de
tensión entre el gigante asiático y sus principales socios comerciales: la Unión Europea, Estados Unidos y Japón.
La decisión de estas tres potencias de no
reconocer oficialmente a la República Popular como una economía de mercado,
algo que reduciría significativamente los aranceles de los productos importados
de este país, ha enfurecido a Pekín, que amaga con represalias que podrían
empeorar la ya de por sí complicada relación comercial entre China y el mundo.
Dos
obreros trabajan en una fábrica de acero en Shenyang, noreste de China. EFE
Cuando China entró en la OMC en 2001, lo hizo bajo unas
condiciones especiales para que el resto de miembros pudieran defenderse mejor
de posibles casos de dumping, es decir, cuando el país exportador vende sus
productos en otros mercados a un precio inferior al doméstico. Al protocolo de
acceso se le añadió una cláusula que, en la práctica, ha permitido durante los
últimos quince años imponer aranceles más altos a los productos chinos de lo
que se correspondería.
Esta provisión caducó el pasado día 11 de diciembre
coincidiendo con el decimoquinto aniversario de la entrada de China en la OMC.
Y,
aunque los protocoles de adhesión no dicen que tras este momento China deberá
seguir siendo una "no economía de mercado", tampoco obligan al resto
de miembros a considerar al país lo contrario. Y ahí está el roce: Pekín
presiona para que sus productos sean más accesibles a los mercados mundiales,
mientras que Estados Unidos, Europa y Japón se resisten a aceptar el cambio por
la amenaza que los competidores chinos plantean a sus fabricantes.
"Lo que era una
cuestión simplemente técnica que podría haberse resuelto por los canales
diplomáticos se ha politizado enormemente", asegura Stephanie
Noël, abogada especializada en comercio internacional.
Mientras
China considera que se la está tratando injustamente, el resto de potencias
alegan que el país no ha cumplido sus compromisos y no se ha transformado en
una economía de mercado de pleno derecho.
Las
protestas del sector del acero en Occidente contra lo que consideran
competencia desleal de los productores chinos y el enorme exceso de capacidad
de esta industria en el gigante asiático -que empieza a materializarse con
cierres de empresas y despidos- no han hecho sino que endurecer aún más las
posturas de cada parte. Hasta el primer semestre del
año, 17 países han lanzado 65 investigaciones contra productos chinos, un
incremento del 66% interanual, según datos del Ministerio de Comercio.
"El problema no es que China sea o no una economía de mercado, es
que (Estados Unidos, la UE y Japón) están utilizando una obligación legal como
excusa para imponer barreras proteccionistas y no asumir que muchos de sus sectores están perdiendo
competitividad frente a los de China", asegura Xue Rongjiu,
vicepresidente del Instituto sobre la OMC del Ministerio de Comercio. Pekín ha
dicho que "llegará hasta donde haga falta" para que se le
reconozca este estatus una vez quedó claro que ninguno de sus principales
socios comerciales dará el paso.
China no tardó ni un día en solicitar ante la OMC un
proceso de consultas con la UE y EEUU por sus métodos de cálculo de los
aranceles antidumping, pero una
resolución vinculante sobre el caso podría tardar hasta tres años, según
Noël. En este plazo, la UE y EEUU podrían seguir utilizando el mismo método que
hasta ahora o bien cambiar su postura. Pero esto último se antoja casi
imposible a corto plazo: Donald Trump dijo en campaña electoral que impondría
aranceles de hasta el 45% sobre los productos chinos, mientras que
en la UE el gran partidario de conceder este estatus a China era el Reino
Unido, que ya ha iniciado su salida del grupo.
Un
estudio reciente de Economic Policy Institute
sugiere que designar a China como economía de mercado incrementaría entre un 25% y un 50% las exportaciones del país hacia la UE en
comparación con los niveles del año 2011. También que se pondrían en riesgo entre 1,7 y 3,5 millones de puestos de
trabajo principalmente en Italia, Alemania, España,
Francia, Portugal y Polonia. Y el impacto podría ser incluso mayor:
"si la UE otorga este estatus sin que Estados Unidos haga lo mismo, existe
el riesgo de que todos los productos chinos sean desviados hacia allí y abrumen
el mercado", dice Noël.
Entretanto,
China amenaza con tensar aún más las relaciones
comerciales: "Si
insisten en romper las reglas, podemos tomar posturas más agresivas e incluso
represalias. Si nos imponen aranceles antidumping, podemos hacer lo mismo con
ellos",
dice
Xue. Y algunos expertos temen que esta particular venganza pueda expandirse
hacia las negociaciones en curso del Tratado Bilateral de Inversiones, en el
que la UE aspira a que se abran nuevos
sectores para sus empresas, o en los tímidos avances alcanzados en China en materia
de protección de la propiedad intelectual. "En esta situación será
difícil pedirles que hagan concesiones. Ya no tendrán ningún complejo",
asegura Noël.
Desde
la Cámara de Comercio de la UE en China, que
denuncia continuamente un trato injusto por parte de Pekín en comparación con
las empresas locales, piden que el bloque comunitario "se esmere en
alcanzar una relación económica sólida, justa y equilibrada con China".
También confían en que ambas partes "resuelvan pronto esta cuestión"
en parte gracias al nuevo mecanismo que prepara la UE, una nueva base legal que
eliminaría formalmente a China como una "no economía de mercado" pero
que conduciría a los mismos resultados, es decir, un nivel de aranceles a los
productos chinos similar al actual.
Esta solución
difícilmente contentará a Pekín. "El desarrollo de las relaciones
comerciales en el futuro va a estar ensombrecido por esta decisión política. A
nadie le beneficia una guerra comercial, pero en China estamos preparados para
una larga lucha", concluye Xue.
¿POR QUÉ EL MÉTODO ACTUAL ENCARECE LOS PRODUCTOS CHINOS?
Según
las reglas de la OMC, el dumping se determina mediante la comparación entre el
precio de exportación del producto en cuestión y el precio de venta del mismo
en el interior del país. Si este último es menor que el primero, entonces se
considera que existe dumping y, por lo tanto, competencia desleal. La
diferencia entre estos dos precios es clave para calcular el impuesto que el
país receptor impondrá para neutralizar esta ventaja ilegal.
En el
caso de China, en 2001 se determinó que el país no era una economía de mercado,
por lo que el precio doméstico no servía para reflejar el valor real del
producto. Entonces se habilitó una provisión que permitía a los miembros de la
OMC hacer la comparación con los datos de un tercer país "sustituto"
que sí era considerado una economía de mercado. En el
caso de China se han utilizado como referencia los precios de, por ejemplo, México o India. En general estos países
tienen unos costes de producción más elevados que China, con lo que esta
práctica ha facilitado las denuncias antidumping, ha permitido ampliar los
márgenes entre ambos precios y, por ende, imponer aranceles más altos que si se
utilizara la metodología ordinaria.
De
acuerdo con un estudio del año 2006 de la Oficina Gubernamental de Rendición de
Cuentas de los Estados Unidos (GAO), la tasa media aplicada a las empresas
chinas fue 23 puntos porcentuales más alta que la impuesta a compañías
similares procedentes de países catalogados como economías de mercado.
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