Análisis sobre la situación presente y futura en Mosul , Raqqa, Alepo protagonizada por Rusia , EEUU , Europa, Irán , Siria, Iraq,
los Kurdos, Turquía, Hezbollah ,explicada por el corresponsal de la BBC Jonathan Marcus.
Por qué el fin de las batallas de Alepo y
Mosul no traerá la paz en Siria e Irak
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-38244602
Jonathan Marcus Corresponsal sobre asuntos diplomáticos de la
BBC
8 diciembre 2016
Las fuerzas leales al gobierno de Asad han logrado
importantes avances en el control de Alepo en las últimas semanas.
Ha sido un símbolo de la guerra en Siria.
Ahora, la batalla por el control
de Alepo luce encaminada a su final. Puede que aún falten algunos días,
pero las fuerzas leales al presidente Bashar al Asad parecen contar con el
impulso necesario y con una ventaja inexpugnable.
Al mismo tiempo, también en Siria, milicias árabes y kurdas respaldadas por el poder aéreo de
Occidente han comenzado a aislar Raqa, la
capital de facto del autodenominado Estado Islámico (EI).
Y en la batalla para despojar a EI de Mosul, su bastión en territorio iraquí, las
tropas del gobierno de ese país han comenzado el lento y letal proceso de
despejar la ciudad calle por calle.
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están en su peor momento desde la Guerra Fría
Estas tres
batallas prometen alterar significativamente el curso que llevan las guerras en Irak y Siria.
Su conclusión marcará un punto de inflexión en lo
que se ha convertido en un conflicto regional.
Pero, ¿será posible que la derrota de EI en Mosul y Raqa así como recaptura de Alepo por parte del gobierno sirio logren acercar
realmente la paz a estos países?
Las fuerzas iraquíes ya ejecutan el despeje de
Mosul en combates calle por calle contra EI.
La triste verdad es que estos sucesos pueden
simplemente anunciar el inicio de la próxima, e
igualmente amarga, etapa en el conflicto.
Los límites de Asad
La dura situación que se vive en Alepo ha puesto en
evidencia la brutalidad del conflicto sirio, así como la incapacidad de los
actores externos occidentales y árabes para influir en la situación sobre el
terreno.
Cuando las fuerzas leales al gobierno retomen el
control absoluto de la parte oriental de la ciudad
-si acaso lo logran-, enviarán un mensaje muy poderoso que indicará que el
presidente Asad no se marchará del poder.
Gobernará sobre la porción
occidental de Siria que aún está bajo su poder, mientras que diversas
milicias rebeldes que se le oponen seguirán controlando otras zonas del país.
Es posible que grupos vinculados a EI o Al Qaeda sigan contando con las milicias más fuertes, mientras que los llamados moderados no saben con certeza qué apoyo recibirán del
próximo gobierno estadounidense, liderado por Donald Trump.
Asad debe decidir si insistirá en tratar de
recuperar el control de todo el país.
Esto es una receta para el caos y la anarquía.
Ciertamente, mucho depende del próximo paso del
presidente Asad.
¿Quiere él realmente -como ha dicho- retomar el
control de todo el territorio que ha perdido?
Si es así, resulta que él sencillamente no cuenta con
suficiente personal para lograrlo y esto se un problema con ramificaciones más
profundas que abordaremos en un momento.
Esto, además, puede llevarle a enfrentarse con sus
aliados en Moscú.
Los objetivos de Rusia
Rusia ha tenido éxito en alcanzar su objetivo
estratégico: mantener al presidente Asad en el poder y así consolidar y
expandir su punto de apoyo en Medio Oriente.
Moscú usó la campaña en Siria para dar muestras de
su poder militar y exhibirlo ante potenciales compradores de su armamento.
Hasta ahora los intereses
estratégicos de Rusia coincidían con la permanencia de Asad en el poder,
pero eso puede cambiar.
Pero, ¿es
posible que Rusia quiera capitalizar su éxito actual, por ejemplo, buscando
algún tipo de acuerdo con el nuevo gobierno de Donald Trump?
Hasta ahora, la permanencia del régimen de Al Asad
y los intereses estratégicos de Moscú han ido de la mano, pero esto no será
siempre así.
El poder aéreo ruso ha sido decisivo para asegurar
el futuro de Al Asad. Pero el mandatario sirio también tiene otros apoyos
externos, principalmente Irán y una variedad de
milicias proiraníes, entre las cuales destaca el grupo libanés Hezbolá.
¿Cómo
se ha fortalecido Putin con los bombardeos de Rusia en Siria?
De hecho, a lo largo del conflicto la maquinaria
militar del gobierno sirio se rompió y sus pérdidas han llevado a la
fragmentación.
Muchas de sus
"unidades" se han convertido en poco más que milicias leales.
No tienen la capacidad para retomar y mantener todo
el territorio arrebatado por los rebeldes
Inevitablemente, la voz de
Irán en Siria se ha vuelto mucho más fuerte (lo que también ha ocurrido hasta
cierto punto en Irak, gracias a la lucha contra EI).
Esto es algo que deberá tener en cuenta el próximo
gobierno de Estados Unidos si decide buscar algún tipo de acuerdo con Rusia, ya
que significará esencialmente aceptar la posición cada vez más fuerte de Irán.
Un legado en ruinas
Hasta ahora, todas las señales indican que la
principal preocupación del gobierno de Trump es combatir el terrorismo.
Muchas de las ciudades sirias están en la ruina.
Entonces, ¿buscará lograr un entendimiento
antiterrorista con Moscú y mantendrá el apoyo a los llamados grupos moderados
sobre el terreno (los mismos a los que el gobierno de Obama ha estado
respaldando)?
Una
vez que Alepo esté bajo control de las fuerzas progubernamentales, ¿qué
ocurrirá en las áreas bajo dominio de Al Asad?
Muchas de las ciudades sirias y gran parte de la
infraestructura del país está destruida.
Se necesitan inmensos recursos para la
reconstrucción. Un dinero que el aislado presidente no será capaz de recaudar.
No se trata solo de un problema financiero, sino
también de capital humano.
Tanta gente se fue, o se convirtieron en
desplazados, que el país no cuenta con los recursos humanos para la
reconstrucción, incluso si hubiera un poco de paz.
Las preocupaciones de Turquía
Hay, por supuesto, otro actor externo en el
conflicto sirio: Turquía.
Sus fuerzas ocupan una zona
significativa en la parte norte de Siria y, de hecho, se está
transformando rápidamente en el embrión del refugio que Ankara esperaba
establecer desde hace tiempo.
Más allá de su preocupación por los kurdos, Erdogan
tiene otros intereses en Siria y Turquía.
Turquía además amenaza con
participar en la batalla por Raqa.
Fuerzas rebeldes apoyadas por Ankara ya se han
enfrentado con las milicias kurdas que respalda Estados Unidos, algo que Washington
ve como una peligrosa distracción de la campaña para liberar Raqa de las manos
de EI.
Las motivaciones turcas son complejas.
Su principal preocupación
es evitar la unidad kurda, así como cualquier aspiración de los
separatistas kurdos de abandonar Turquía.
Pero, más allá, el presidente Recep Tayyip Erdogan
desea recordarle al mundo que lugares como Mosul o Raqa
alguna vez fueron de los otomanos.
Esto no quiere decir que él busque controlar esos
territorios en la actualidad, pero sí subraya el deseo de Ankara de vigilar de
cerca lo que considera como su estratégica área de influencia.
Desde ese punto de vista, más allá de la disputa
entre turcos y kurdos, el escenario se está configurando para una batalla entre
Ankara y Teherán por ejercer influencia en Siria.
El avance sobre Raqa ha permitido el regreso de
algunos pobladores que se habían marchado a algunas localidades cercanas.
El genio kurdo ya está bastante fuera de la
botella, pero las divisiones internas entre ellos pueden frustrar sus mayores
ambiciones.
Aunque tienen algo a su favor: tienden a estar entre los guerreros más capaces que hay sobre el
terreno, razón por la cual -pese a las preocupaciones de Ankara-
Washington les ha dado apoyo.
La prominencia de los kurdos,
sin embargo, trae consigo otros problemas como se aprecia en el avance sobre Mosul, que ya ha derivado en la expulsión de
árabes sunitas por parte de
milicianos kurdos que han destruido sus hogares.
Agravios duraderos
El papel de las
milicias apoyadas por Irán en la ofensiva causa preocupaciones similares entre
la población sunita, así como lo hace entre los actores árabes como Arabia
Saudita.
Algunos milicianos sunitas se unieron a la campaña
contra EI, pero esto lo único que ha hecho es destacar una vez más los
problemas fundamentales de gobernabilidad e inclusión en Irak.
Ellos esperan que su papel en la campaña les
permita tener un mayor reconocimiento una vez que EI sea derrotado.
Aún no está claro qué significará la
"derrota" de Estado Islámico.
Sin
embargo, aunque es probable que Mosul sea capturado y que Raqa finalmente
caiga, eso de ninguna manera significará el fin de EI.
De hecho, ya hay muchas discusiones en Occidente
acerca de la amenaza que representan los yihadistas extranjeros que regresen de
Irak y Siria, así como sobre la probabilidad de que EI busque incrementar sus
ataques en Europa y más allá.
Obviamente, también habrá hombres de EI que
permanecerán en Siria e Irak.
Sigue
resultando poco claro que quiere decir exactamente "derrotar" a EI.
En muchos casos, se trata de una abstracción -una
idea- surgida del fracaso del nuevo estado iraquí dominado por los chiitas para
cumplir con sus compromisos de gobernabilidad e inclusión de la minoría sunita.
En ese sentido, las propias políticas del gobierno
de Irak (los desalojos ejecutados por las fuerzas kurdas y las amenazas de las
milicias proiraníes) solo están recreando las condiciones originales que
ocasionaron el surgimiento de EI inicialmente.
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