La
catástrofe de Alepo es un ejemplo de cuando los habitantes eligen ser los
peones del ajedrez de los diferentes imperialismos EEUU, Rusia , Irán, Turquía ,
la liga árabe etc. (te doy armas, te doy dinero , expulsa a mis enemigos , tu
eres de otra religión, gana la guerra civil y tendrás todo, uds gobernaran, etc. y los tontonazos se las creen )
Cartas
desde Alepo
http://www.abc.es/internacional/abci-cartas-desde-alepo-201612160738_noticia.html
El
periodista de ABC Mikel Ayestaran escribe desde la ciudad siria tras su caída
en manos del ejército de Al Assad
MIKEL
AYESTARAN
17/12/2016 04:56h.
16/12/2016
Alepo quiere vivir
El momento
que más me gusta cubrir en una guerra es el momento del alto el fuego. Son
instantes mágicos en los que se pasa del negro al blanco, sin matices. De la
muerte a la esperanza de vida. Con 24 horas de retraso según lo pactado y tras
un día y una noche de terribles bombardeos, el silencio se hizo en el cielo de
Alepo y ya está en marcha la evacuación de civiles y combatientes de los
barrios del este de la capital. A un lado claman victoria, en el otro hay
silencio y reproches a Occidente, el Golfo y Turquía por el abandono sufrido en
el campo de batalla.
En medio de supuestos vencedores y vencidos, a miles de
kilómetros de los despachos de Moscú, Teherán, Riad,
Ankara o Washington, donde se toman las grandes decisiones de la guerra siria, miles
de alepinos quieren vivir. Regresar a sus casas, ponerse manos a la obra en la
reconstrucción, llevar a sus hijos a la escuela, casarse, salir a pasear los
viernes por los parques, ir a un restaurante… recuperar la vida que la guerra
les ha robado en los últimos cuatro años en los que la ciudad ha estado partida
en dos y que ha sembrado de muerte y destrucción sus calles. El primer paso
para la vuelta de la vida es que las armas callen y en Alepo, después de mucho
tiempo, callaron durante la primera jornada de evacuación. Ojalá callen para
siempre. Inshalá (Si Dios quiere)
15/12/2016
El lenguaje de la batalla
Acaba de
caer un proyectil de mortero a pocos metros de la entrada del hotel. Soy el
único que se encoge de hombros, y miro a todos lados para saber dónde ha caído.
Los alepinos que me rodean ni se inmutan, siguen a lo suyo. Una segunda granada
impacta algo más lejos poco después; esta vez no me muevo. Después de cuatro
años de guerra los ciudadanos se han acostumbrado a los distintos sonidos de la
batalla. Aunque el idioma de la guerra es internacional, se habla de diferente
manera en Irak, Afganistán, el Líbano, Libia, Gaza o
Siria, algunos de los conflictos que he tenido el privilegio de cubrir.
Los "reporteros de guerra" vamos de un país a otro y, en general,
somos capaces de interpretar ese lenguaje macabro de bombardeos, tiroteos,
puestos de control y demás malas hierbas, pero no hay dos conflictos iguales y
cada vez que cambias tienes que adaptarte.
El mes
pasado estuve en la ofensiva de Mosul, ahora en
Alepo. Registros diferentes:
el
primero, una operación en zonas rurales hacia la capital yihadista;
el
segundo es puro combate urbano. Alepo impone, uno se empequeñece cuando recorre los barrios orientales
convertidos en pasaje del horror por efecto de los bombardeos. Esqueletos y más
esqueletos de edificios en los que hasta hace nada había vida.
Luego, cruzas al lado gubernamental y todo parece normal en
comparación con lo que dejas detrás, pero la gente también sufre su dosis de
guerra en forma de lluvia de cohetes y granadas, falta de electricidad y agua…
Hay para todos y para tiempo porque cuando callen las armas será hora de curar
las heridas abiertas por la guerra. Cuanto antes callen, antes se sanarán.
14/12/2016
Acaba la batalla, sigue la guerra
Alepo es una
ciudad rota, partida en dos tras sufrir en sus calles toda la intensidad del
conflicto de Siria durante los últimos cuatro años. El anuncio del acuerdo
entre los opositores y Rusia para la salida de civiles y combatientes significa
que el Gobierno del presidente Bashar al Assad retoma
el control de toda la ciudad, pero la herida es demasiado profunda. Es
momento para la cautela, pero en las primeras horas tras hacerse público el
acuerdo se silenciaron las armas.
Después de
una jornada de duros combates, como las últimas cuatro semanas, y que discurrió
bajo las explosiones constantes de la artillería, solo el ronroneo de los
grupos electrógenos rompía la noche en Alepo después de que rusos, turcos y sirios, del Gobierno y la oposición, anunciaran
el pacto. Es el momento único que separa la muerte de la vida, ese
instante en el que la población toma aire y cruza los dedos para que esta vez
sea la definitiva y la guerra se aleje de las calles.
En Alepo,
como en el resto del país, se han cruzado todas las líneas rojas, y los civiles
son las grandes víctimas. Con el alto el fuego, tras invertir mucho tiempo y
dinero, las zonas arrasadas por los combates podrán volver a ser habitables
algún día. Lo que será más complicado es volver a tejer la confianza entre las
etnias y sectas que durante siglos convivieron en este lugar histórico. En Alepo, las
potencias mundiales y regionales han dirimido sus diferencias a bombazos y
han reventado esta convivencia. Acaba la batalla, pero la guerra sigue.
17/12/2016
La batalla por sobrevivir
La evacuación
de Alepo no tiene marcha atrás. Tardará más o menos, pero hay un bando que ha
ganado militarmente y otro que ha arrojado la toalla por aplastamiento. Final
de la batalla a tiros y bombas, inicio de la batalla por sobrevivir.
Más de la
mitad de la ciudad es puro escombro. En zonas como Ashaar
ves a familias enteras que caminan sin rumbo. Se acercan al periodista
pensando que es un extranjero que pertenece a alguna agencia de ayuda
humanitaria y se sinceran. «Estamos helados», «tenemos hambre», «necesitamos un
techo»… lo han perdido todo. Todo.
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mikel ayestaran ✔
@mikelayestaran
#Assad
recupera el control de todo #Alepo
15:35 - 16
dic 2016
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Yo siempre
les miro a los ojos, pero no puedo aguantar esa mirada mucho tiempo. Después
miro los zapatos. El calzado habla, te revela detalles de tu interlocutor en
estas situaciones. Muchas veces son sandalias de cuero medio rotas con las que
caminan por los escombros con el termómetro por debajo de los cero grados. Te
ven tomar notas de sus palabras, te permiten hacerles fotos o entrevistas ante
la cámara, pero pronto se dan cuenta de que esa información no les va a aportar
unas mantas, ayuda alimentaria o un lugar donde cobijarse. «¿Me va a servir de
algo esta entrevista?», es una de las preguntas que más temo, porque conozco la
respuesta. Vamos, vemos y contamos, pero luego es usted quien tiene la última
palabra en tragedias como la de Alepo, donde los protagonistas de las historias
que lee, los supervivientes de cuatro años de guerra, mueren de frío y hambre.
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