Por
qué por primera vez desde la II Guerra Mundial cae el comercio global sin que
haya recesión
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BBC Mundo
31
octubre 2016
Buque
llegando a puertoImage copyrightAFP
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El
libre comercio mundial ha dejado de crecer.
El comercio
mundial está cambiando en formas que preocupan a incluso los más optimistas
analistas de la economía global.
Una cifra en
particular aterra a mas de uno.
Como
indicaba el analista Binyamin Appelbaum del
diario estadounidense The New York Times
este lunes, en el primer trimestre de 2016 el volumen del comercio mundial se
mantuvo casi estático y cayó por 0,8% en el segundo
trimestre del año.
El Tratado
de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ¿el otro bloque comercial en
peligro?
Applebaum
subraya que sólo en Estados Unidos el comercio total de
la nación con el mundo se redujo en US$200.000 millones en 2015 y en otros
US$470.000 millones en los primeros meses de este año.
Lo que
realmente les preocupa es que es la primera vez desde
la Segunda Guerra Mundial que el comercio cae en momentos en que la economía
crece.
Lo que
apunta a un realineamiento más profundo en la economía mundial, en el que, por
primera vez en mucho tiempo, el libre comercio ya no
juega un papel tan central.
De
la Gran Depresión a la Gran Recesión
En los
países desarrollados, la creencia en los beneficios de la libertad de comercio
ha sido un dogma de fe casi incuestionado.
Carga en un
muelleImage copyrightGETTY IMAGES
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Estados
Unidos está exportando e importando menos.
En su
defensa siempre se ha invocado la memoria de un tiempo traumático: el que
siguió a la Gran Depresión de la década de 1930.
En ese
momento, como ahora, los grandes centros mundiales de la economía en América
del Norte y Europa habían sufrido una profunda crisis financiera que resultó en
desempleo, inestabilidad política y zozobra.
Qué hay
detrás de la nueva ola de ataques contra la globalización y el libre comercio
La reacción
de las grandes potencias entonces fue retraerse del libre comercio en un
intento desesperado por proteger sus economías.
En Estados
Unidos la tristemente célebre ley Smoot-Hawley impuso en la década de 1930
fuertes aranceles a las importaciones, situación que se replicó del otro lado
del Atlántico por las naciones europeas.
Al
fascismo
El consenso
es que esa serie de medidas proteccionistas empeoró la crisis económica e hizo
que la Gran Depresión se profundizara y alargara, con las consecuencias
políticas catastróficas a las que contribuyó, incluyendo por supuesto el
fascismo y la Segunda Guerra Mundial.
Agente
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Muchos países ponen más trabas al
comercio, por distintas razones.
Por eso, al
terminar el conflicto en 1945, Estados Unidos y las otras potencias victoriosas
insistieron en un sistema económico internacional que debería proteger el libre
comercio, pues asociaban el proteccionismo comercial
con esos desastres pasados.
Hoy el mundo
está nuevamente recuperándose de una profunda crisis económica, en este caso la
Gran Recesión de 2008.
Los temores
por el futuro del acuerdo que vale US$1 millón cada
minuto entre México y Estados Unidos
Después de
dos décadas en las que el libre comercio se expandió al tiempo que se derrumbaba el comunismo en Europa y China, y se
ampliaban las reformas neoliberales en buena parte del mundo en desarrollo, hoy
ese mismo libre comercio se está deteniendo en el
corazón industrializado de la economía mundial.
Y como en
los años 30 del siglo pasado, empiezan a surgir movimientos
políticos poderosos que aseguran que la solución al desempleo en las
naciones industriales está precisamente, en retraerse
de los mercados comerciales internacionales.
Desigualdad
La Gran
Recesión de 2008 no ha sido tan grave como lo fue la Gran Depresión en la
década de 1930, pero expertos piden no olvidar las lecciones que dejó la una, a
la hora de atender las consecuencias de la otra.
"Es
fácil echarle la culpa al comercio de todos los males que aquejan a un país.
Pero limitar el libre comercio detendría un motor que ha generado ganancias de
bienestar sin precedente alrededor del mundo por varias décadas", aseguró
la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, en
un comunicado el pasado 1 de septiembre.
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Desde la Segunda Guerra Mundial, el comercio había estado
generalmente en ascenso.
Uno de los
problemas con este razonamiento, es que esas ganancias de bienestar que
supuestamente produce el libre comercio están eludiendo a muchos grupos
sociales en todos los países.
En los
países desarrollados, en particular, las clases obreras
han visto la pérdida de millones de empleos que han cruzado la frontera
en busca de salarios más bajos, alentados por los tratados de libre comercio.
Canadá y la UE firman
un demorado tratado de libre comercio
"El libre
comercio, aseguran, obligó a los industriales estadounidenses a irse a países
con mano de obra más barata para evitar que los competidores internacionales
les ganaran la competencia. Pero al partir han dejado atrás
trabajadores y comunidades que sufren", reporta la corresponsal de
negocios de la BBC, Zoe Thomas.
"La ira
que esas pérdidas dejan ha sido una de las fuerzas detrás de la campaña
presidencial de Donald Trump. En discurso tras discurso ha criticado a las
empresas que reubican sus fábricas a sitios como México. Trump incluso ha prometido renegociar (el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte, conocido por sus siglas en inglés como)
NAFTA", asegura nuestra corresponsal.
Y en el
entretanto, al amparo de la prosperidad de la globalización, ciertos grupos privilegiados han aumentado de manera
dramática su riqueza, creando en esas naciones industriales niveles de
desigualdad que antes eran considerados un problema exclusivo de las naciones
en desarrollo.
En
las políticas
Por lo que
el consenso en torno a la conveniencia absoluta del libre comercio se ha
deteriorado.
Protesta
contra TPPImage copyrightGETTY IMAGES
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Las
protestas contra el comercio global se han multiplicado.
A tal punto
que hasta el mismo Fondo Monetario Internacional, en un reciente informe de un
grupo de sus investigadores, empezó a discutir la conveniencia de haber seguido
sin atenuantes esa fórmula por tantos años en tantos países.
La discusión
en torno a la conveniencia o no del libre comercio está muy lejos de verse
zanjada en el terreno intelectual.
Pero en el
campo de las políticas, los números evidencian que los dirigentes de los países
más poderosos del mundo ya no se comprometen incondicionalmente con ello.
Y, por eso, no hay garantía que las cifras del libre
comercio global, anémicas desde 2015, vayan a cambiar de tendencia pronto.
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